Entre el doctor Jekyll y mister Hyde, y la gran frase de Luis Garisto

Por WALTER EPÍSCOPO
ANÁLISIS

El fútbol tiene estas cosas, por eso encontrar una regularidad, un equilibrio justo, es prácticamente determinante. También cada partido tiene momentos que de resolverlos bien o mal, dependerá el resultado. El último viernes Gimnasia se trajo de San Martín una derrota que duele, sobre todo por que tan solo unos días antes había jugado un magnífico partido ante Vélez. Los momentos, sí, otra vez los momentos ante el Fortín también.

Los dirigidos por Mariano Soso estaban mejor plantados que los de Walter Coyette en la primera parte de la etapa inicial, pero cuando llegaban a la puerta del área local, las ideas se desvanecían. A Mazzola se la sacaron del “buche”, Guanini cabeceó mal y el arquero de Chaca le sacó una pelota tremenda al uruguayo Alemán abajo, bien abajo contra el poste izquierdo. No parecía correr riesgos el arco de Alexis Matín Arias, pero los momentos, los benditos momentos...

En el final del primer tiempo y en el arranque del segundo, Chaca aprovechó errores defensivos Triperos, que fueron dos trompadas de Tyson. El 1-0 de cabeza de Rosso que ni en las prácticas entra tan solo, y de frente al arco (y a su gente) abrió el marcador; y al minuto del complemento tras horrores defensivos por izquierda y hacia el centro, Matos en su debut (en el Lobo meses atrás también había debutado gritando) definió como los que saben para el 2-0.

“Se agrandó Chacarita” habrá dicho alguno invocando la frase popular. Y la verdad que no. Chaca no hizo mucho más que eso, pero aprovechó “esos momentos”, como el Lobo en el Bosque con Vélez, donde primereó con el gol de Dibble en el inicio; y en el arranque del complemento “noqueó” al juvenil elenco velezano con dos goles en pocos minutos, de Mazzola y Faravelli.

Tras el segundo local hubo minutos de desconcierto Tripero. Cuando se reacomodó pudo haber descontado Alemán de cabeza, pero el travesaño salvó al arquero Fernández. Son “momentos” que sufrís o disfrutás según como actúes. Los albiazules son un conjunto de buenas intenciones, pero que todavía no pueden transmitirlo cabalmente como seguramente el entrenador quiere. Las individualidades no siempre ayudan tampoco o pueden hacerse cargo de todo.

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Defensivamente, sigue dando ventajas, y los goles recibidos el viernes fueron totalmente evitables, sin querer tampoco restarle mérito a la manera en que Rosso fue a buscar con determinación el cabezazo o la buena definición de Matos. Gimnasia pierde por errores propios, cosas que deberá seguir ajustando, por que erra o se equivoca en las dos áreas. Chacarita no lo pasó por arriba ni mucho menos, ni Martín Arias fue la figura porque lo pelotearon. Nada de eso, pero perdió un partido que no asomaba como perdible más allá de las urgencias de los de San Martín y a esta altura con 24 puntos en juego, solo sumó 7.

Se habla de irregularidad, pero esto se puede dar más en el rendimiento, por que a pesar de perder, tuvo una atractiva labor ante Lanús, luego una mala tarea con Godoy Cruz, una tarde memorable con Vélez, por ejemplo. Pero desde los números, no. Tener 5 derrotas en 8 presentaciones, no es ser irregular.

¿CUÁL ES LA CARA DE LOBO?

Entonces, volvemos al caso del “doctor Jekyll y mister Hyde”. ¿Cuál es la verdadera cara? ¿Cuál es el verdadero Gimnasia? ¿El que goleó a Vélez 4-0 el domingo o el que cayó el viernes 2-0 ante Chacarita? Enseguida, buscando bajar decibeles para algún atribulado hincha que siente que el equipo no termina de despegar a pesar que le gusta la “idea” de juego y sostiene el “proyecto” que se encaró, la aparente sencilla frase del ex técnico, Luis Garisto, calza justo para graficar lo ocurrido entre la goleada con el Fortín y la derrota ante Chaca.

El DT uruguayo decía: “Ni fenómenos cuando ganamos, ni desastres cuando perdemos”. En el Bosque no era el Barcelona, ni en San Martín fue el peor equipo del mundo. Quedó claro que Gimnasia puede jugar bien, que tiene futbolistas con buen pie y puede desarrollar un buen juego, pero también puede jugar mal y cometer errores que le cuestan caro y termina lamentando. Deberá seguir buscando Soso ese equilibrio justo en las dos áreas, no errar frente al arco rival y tampoco defeccionar en la propia.

Material hay, eso está claro. Nadie puede dudar de la garantía que Martín Arias es en el arco, la permanente salida y oficio de Licht, la categoría de Rinaudo, el buen pie de Alemán y Faravelli, la rapidéz y desfachatez de Dibble para atacar, por citar casos. El tema estará en aprovechar los momentos a favor, que los tiene, y a partir de ahí jugar con más tranquilidad sin tener que ir de atrás con un resultado adverso.

Antes de terminar el año le quedan por delante cuatro partidos (Patronato, Belgrano, River y Racing) para demostrar si de verdad aprendió la lección, pero sobre todo, para saber cuál es la verdadera cara de este Gimnasia.