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Deportes |CRÓNICA PUBLICADA EL 18 DE OCTUBRE DE 1968

Humildad y valor, fórmula de la hazaña

Mercurio, el periodista enviado por EL DIA, dejó esta semblanza de lo ocurrido la noche mágica del 16 de octubre en Old Trafford

Humildad y valor, fórmula de la hazaña

La gloria en un instante. Los jugadores de Estudiantes acaban de consagrarse campeones del Mundo. Y lo festejan dentro del campo / Archivo

OSVALDO TOMATTI, MERCURIOEnviado especial a Manchester

16 de Octubre de 2018 | 04:09
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Estoy en el micro donde concurrí a Old Trafford. Ha terminado el partido, todo me parece un sueño. Voy a serenarme porque la gloria de una ciudad querida ciega un poco con una emoción incontenida como nunca la sentí. Miraba desde el palco esos pequeños racimos argentinos en la inmensa masa humana que cantaba sus plegarias en pos de una consagración inglesa. La tripulación del lanzaminas Formosa y la del barreminas Tierra del Fuego, la barra del Grand Hotel (unas 60), el núcleo del Picadilly, los rezagados que se aflojan en la periferia de la ciudad fabril, los excursionistas llegados sobre el filo del gran match, la caravana venida de Londres; unas 500 almas luminosas plenamente argentinas; esperanzadas estaban allí a miles de millas del lar querido. Cierta timidez, cierto recelo que no era pavura sino precaución los retenía en sus ansias de poder gritar.

***

El gran encuentro va a comenzar. Hago una recapitulación de todo lo acontecido antes de ese episodio inolvidable de ver dar la vuelta olímpica a un equipo argentino en Inglaterra después de clasificarse campeón del mundo. Nadie podía ganar en Manchester United viniendo del extranjero. Una vez el Sporting de Portugal ganó 5 a 0 en Lisboa y aquí perdió 4 a 0 y para mejor lloviendo desde una hora antes del lance. Estudiantes en verdad ganó porque el empate fue un invento del juez yugoslavo y su linesman italiano; un soberano caradura que miró el reloj, advirtió que faltaba un minuto y no quiso levantar la bandera cobrando posición adelantada a dos players locales. Todos los argentinos, todos los periodistas cantamos el offside. Bilardo reclamó pero el juez de línea se hizo el burro. Inconcebible.

Ya tenemos a los lidiadores en el field. Zubeldía, viejo estratega no sólo hizo entrar con el uniforme de calle como lo relaté, sino que ordenó a practicar al equipo delante de la famosa tribuna maldita denominada Stretford End. Unos 5000 hinchas muy entusiastas y dentro de ellos unos 50 a 100 exaltados que son los que arrojaron las botellas la tarde del Arsenal. No solamente practicaron sino que Poletti y Conigliaro se acercaron a la parecita a buscar la pelota como diciéndoles que no tenían miedo a nada y en verdad que Estudiantes fue un equipo valiente de corazones enormes que no se achicó para nada y respondió cada foul con otro, si bien le falta aprender al disimulo en esta Europa de juego fuerte, donde se disimulan las estiradas al tobillo y las planchas con aquello de que no hay mala intención y las trompadas que le dio Best a Cacho Malbernat en el primer tiempo y el mismo iracundo dejándolo al Ñato Medina en el complemento ser KO.

Las gradas gritaron muchas veces durante el encuentro el estribillo de “animales, animales”.

Nunca he sentido en una cancha de fútbol un fondo de trueno como ese que se utiliza en el teatro para las tormentas. Tal la impresión frente al primer foul del partido cometido por Verón, el Verón saltarín de otras noches, transformado en un corajudo winger, marcador por momentos y voluntarioso peón en todo el primer half-time. Luego, asegurado casi el sorbo de la Copa del Mundo, quedó más en el medio.

Volvamos al match. Había cometido Bilardo el segundo fau y con Guillermo Aronín, alcanzamos a oír en un momento de silencio, uno de los pocos del lance, el grito de “pinchas corazón” y como si también lo hubiesen escuchado los hombres de la blusa blanca, llegó el tiro libre de Madero ante faul N°1 de los ingleses y el malvinazo espectacular de Verón.

¡Qué malvinazo, madre mía! No todos los argentinos pudieron arrojar sus sombreros y abrazarse, porque el clima previo frenó mucho el frenesí, pero en el palco de periodistas sudamericanos, donde había una minoría simpatizante de los pinchas, pero donde latían al unísono todos los cuores, se cayeron las máquinas, y los impermeables, y las carillas escritas.

El grito de “Argentina” fue como una reacción profesional y un sentimiento profundo, puro. La explosión de los colegas en un medio tan adusto, explosión que me contó con igual entusiasmo que ellos, tiene una larga historia que ustedes comprenderán.

Desde la apertura, empezó a regir el plan X 25 R.H. positivo de Osvaldo Zubeldía. Había que enfriar el partido y lo enfriaron desde allí hasta el final. Esa táctica enloqueció a algunos hombres ingleses , acostumbrados a un ritmo de tome y traiga. Ya me lo había dicho Bilardo en Lymm (escribí más en esta semana que en diez años).

Kidd quiso llevarse por delante a Aguirre Suárez y halló la horma de su zapato, produciéndose luego una de las jugadas salvadoras del empate.

Poletti, en una noche maravillosa, le contuvo la pelota mojada a Best que había tirado casi de 30 metros, como engañando a todos. Luego fue Bobby el que quiso ver si el repartidor de té estaba bien en sus palos y de nuevo contuvo el remate. Entonces Ribaudo, que ha sido de los menos rendidores de esta noche de ensueño enfrió el match a costa del físico del melenudo Best.

No dicen que aquí aplauden la cosas buenas, deportivamente. Vamos, mentirosos

 

Estaba en el libreto la demora de Medina, Poletti y Bilardo, al ser víctimas de fouls. Nada de levantarse enseguida. También figuraba en el guión la protesta de Malbernat y la exhibición del costado lastimado del doctor Bilardo, levantándose la camiseta. Lo que no sospeché es que Verón debiera ser llamado al orden por su juego fuerte. ¡Ah macho! Yo les dije que Juan Ramón iba a ser otro. ¿Recuerdan? Antes que lo tomaran de punto, prefirió “agarrar la mandolina”.

***

Estudiantes dejó escapar otro gol. Nadie se inquietó en el team. En esta página magistral que ha escrito Estudiantes debe figurar la tapada que hizo Poletti a los 35 minutos del período inicial, cuando le fui el globo a Law, estando solito a un costado. Tiró el “colorado fuego” y el portero pincha le puso su pecho. Allí se ganó la Copa, tanto en el “malvinazo” de Verón. Lástima que la suerte no lo ayudó a Conigliaro, ya en las cercanías de la pausa, pues dio una media vuelta a la carrera, y le zumbaron las manos a Stepney cuando las puso para contener el balinazo. No dicen que aquí aplauden las cosas buenas, deportivamente: ¿Por qué entonces, no se vino el estadio abajo con esa jugada del 9 albirrojo? Vamos, mentirosos.

***

Y este loco del juez, que parecía jugar al oficio mudo con los equinistas argentinos cuando discuría por algunas pavadas, prolongó cuatro minutos el período, multando en un minuto a cada jugador que retardaba el juego o no colocaba el gajoso en su lugar. ¿Tendrá reglamento propio el yugoslavo?.

Fue alentador, sin embargo, que este señor Zecevic se empezara a equivocar en trivialidades a favor de Estudiantes, así compensaba un poco la voluntad del linesman ruso y su fratello italiano. Ese sistema fallido luego, se complementó con las zambullidas salvadoras de Poletti. Y como hay que decir la verdad, de acuerdo al consejo paterno, estos chambones de Morgan, Kidd, Best y Charlton pudieron haber empatado, pero se habían empeñado en tirar hacia el satélite que estaba pasando por Londres. Oímos, cosa rara, algunos silbidos por falta de puntería. A lo mejor, pienso yo, tanto que deseaban la cancha pesada, se les dio vuelta la taba. Y pienso también que en lo mojado juegan mejor los habilidosos que los torpes, y ustedes saben, querandíes que me están leyendo, quiénes son unos y quiénes son otros. Los que vieron el partido de la Boca pueden imaginar algunos pases mal hechos por los manchesterianos y unas arrojadas adelante, para pasar el tiempo, por el sector platense. Todo dentro de la defensa pincha, con un Madero que estaba atrás, mirando como el perro de caza a la perdiz, y se lanzaba de golpe hacia el inglés que avanzaba, llevándose el globo chapaleando agua para la zona del descanso, donde esperaban los solitarios delanteros.

***

Bilardo seguía trabajando como si estuviese construyendo el canal de Manchester, que es una de las obras hidráulicas más importantes del reino. Algunos hombres de la casa, anulados por una marcación cerrada y perfecta, pensaron mudarse a las cuencas hulleras de Yorkshire y Lacanshire, para ganarse la vida, porque con este rival estaban listos. Muchos tomaban camino de London Road un cuarto de hora antes del epílogo, aunque la tribuna frenética no cesaba en su aliento. Era un encanto el coro y supongo que tendrían una letra más decorosa que las mencionadas antes. Aunque al final la embarraron, al ser expulsados Medina y Best. Oyose el increíble “shit, shit, shit”, que ustedes saben lo que significa. Jesús mío.

Hasta el final, con las piernas y con los dientes dejando el alma en el campo, Estudiantes mantuvo su prestancia. El juez echó a Medina ignominiosamente, por cuanto Best le dio un jab de derecha en presencia de aquel y del italiano. Lo bello, y “pan comido” el M.U.F.C. quiso quedar bien con el imperio futbolístico, al igual que con el gol en orsay del alero Morgan. Realmente es increíble, absurdo de punta a punta, la no sanción de esa pena. Pero compensaciones son compensaciones.

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