Un conductor de TV, candidato a disputarle los votos a Lula en Brasil

El ex presidente Fernando Henrique Cardoso provocó una fisura dentro de su espacio y del arco de centroderecha que respalda al gobierno de Michel Temer al apoyar una posible candidatura del millonario conductor televisivo Luciano Huck, de la poderosa TV Globo.

El “dedazo” de Cardoso busca agrupar fuerzas en un escenario aún incierto para las elecciones de octubre ya que está en duda la participación de su eterno rival electoral y gran favorito, el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, condenado por corrupción.

“Huck es la cara de mi partido”, expresó Cardoso sobre el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), cuyo titular y precandidato presidencial es el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin.

Todo dependerá de Huck, que ya negó dos veces en los últimos tres meses su candidatura. Incluso la cadena Globo lo está presionando para que defina su futuro político, porque debería abandonar su exitoso programa, “O Caldeirao do Huck”, que conduce desde 1999.

Con 46 años, hace uno que Huck (al que en Argentina llaman “el Tinelli brasileño”) tiene segmentos de ayuda a personas pobres en todas las regiones del país en su programa de televisión. Su popularidad en el medio más poderoso de Brasil y su carisma personal le alcanzaron para ser un mimado del viejo establishment político que lo quiere para renovar su imagen.

Huck, quien estudió Derecho y Periodismo en la Universidad de San Pablo, descolló en la publicidad al lado del hoy consejero de Temer, el publicitario Nizan Guianes, y se transformó de periodista gráfico a conductor nada menos que de TV Globo, donde conoció a su esposa, la también presentadora y ex modelo Angélica Ksyvickis. “Le dejamos hasta marzo, que es la inscripción de las candidaturas, las puertas abiertas a Luciano Huck”, dijo el presidente del Partido por el Socialismo (PPS), el diputado Roberto Freire.

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Freire, un ex comunista que conduce un partido liberal que desde 20 años es aliado incondicional del PSDB de Cardoso, fue ministro de Cultura de Temer hasta el año pasado.

Freire quiere cambiar el estatuto de su partido para incorporar al movimiento Agora! (Ahora), que integra Huck y comandan varios integrantes de bancos y fondos de inversión de San Pablo, financiando capacitación para jóvenes que serán futuros dirigentes políticos.

El padrastro de Huck, el economista Andrea Sandro Calabi, fue funcionario de Cardoso y de los gobiernos paulistas del PSDB.

La “antipolítica” que le adjudican a Huck se enmarca en el descrédito de todo el arco político generado por la Operación Lava Jato, que hizo implosionar el sistema de partidos.

Según la última encuesta de Datafolha, Lula domina todos los escenarios y le saca 21 puntos al segundo, el ultraderechista Jair Bolsonaro, un ex capitán del Ejército que orgullosamente sostiene no saber nada de economía. Huck aparece con 5% o 6%, detrás del 8% del gobernador paulista Alckmin. Alckmin ya tuvo su chance presidencial en 2006, cuando fue derrotado en segunda vuelta por Lula.

Si bien Huck es considerado un outsider de los partidos, no lo es de la política: fue la cara publicitaria del banco Itaú mientras hacía campaña, en 2014, con Aecio Neves, derrotado por Dilma Rousseff. Huck iba a ser ministro de Cultura o asesor especial de Neves, el senador que cayó en desgracia tras ser grabado pidiendo sobornos y amenazando con matar a su propio cuñado si éste se convertía en delator.

Otros analistas imaginan otro escenario que enfrentará a las dos mayores vanidades políticas: Lula y Cardoso, nuevamente, buscando ser titiriteros del gran juego del poder. Si Lula es inhabilitado, el PT tendrá un candidato fruto de un “dedazo” de último momento, que todos consideran que será el ex gobernador de Bahía Jacques Wagner. (TÉLAM)