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Espectáculos |Una lucha contra los molinos de viento

Quijote no quería que lo filmen: la quijotesca historia de la película que llevó tres décadas para rodarse

Terry Gilliam imaginó el proyecto hace 29 años, pero tras todo tipo de problemas recién vio la luz ayer, en el cierre del Festival de Cannes

Quijote no quería que lo filmen: la quijotesca historia de la película que llevó tres décadas para rodarse

Gilliam y su quijote, Jonathan Pryce: el director tiene 30 años más que cuando soñó el filme, y 20 más que cuando lo rodó por primera vez

20 de Mayo de 2018 | 06:14
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Ironías del destino: el intento de Terry Gilliam de realizar una película sobre una ficción fundacional para él, “Don Quijote de La Mancha”, terminó siendo una aventura quijotesca en sí misma, que llevó 29 años para ver la luz y que, finalmente, se proyectó por primera vez anoche, en el cierre del Festival de Cannes.

Inundaciones, lesiones, falta de presupuesto, peleas: todo le ocurrió a “El hombre que mató a Don Quijote”, finalmente protagonizada por Jonathan Pryce y Adam Driver en los roles que ocuparon Jean Rochefort y Johnny Depp. A continuación, detalles de una de las producciones más problemáticas de toda la historia.

Problemas de presupuesto

El director ha trabajado en el rodaje desde 1989, pero tras años de buscar financiamiento en Estados Unidos decidió rodarla en Europa, con fondos europeos: los 40 millones de euros que servirían para realizar la cinta la convertirían en la producción europea más cara de la historia, aunque Gilliam decía en el documental “Lost in La Mancha”, un retrato del rodaje que culminó siendo un retrato del desastre, que la cinta estaba escrita para al menos el doble de dinero.

La inundación

Con ese dinero, sin embargo, finalmente arrancar el rodaje, con un reparto encabezado por Jean Rochefort (Quijote), Johnny Depp (Sancho) y Vanessa Paradis (Dulcinea): la aventura duró sólo seis días en los que tuvieron que hacer frente a todo tipo de adversidades.

Ya el primer día comenzaron los problemas: mientras la producción intentaba traducir a la realidad los escenarios y disfraces que poblaban las fantasías de Gilliam sobre su visión de la adaptación de la novela de Cervantes, descubrieron que la locación elegida para la filmación era un lugar donde los aviones de la OTAN realizaban vuelos de práctica.

Gilliam decidió continuar con la filmación (con tan poco presupuesto no había modo de cambiar de lugar) esperando reemplazar el audio en la posproducción, pero en la segunda jornada del rodaje una repentina inundación acompañada de un furioso granizo averió parte del equipo y modificó el escenario en el que filmaban. Cuando días más tarde Rochefort se lastimó la espalda y no pudo continuar filmando, la producción se vio forzada a terminar: el reclamo de 15 millones de dólares de la compañía aseguradora terminó con la transferencia de los derechos del guión, durante varios años, a la empresa.

Sin Rochefort

En 2006, tras años de batallas legales, los derechos volvieron a manos de Gilliam, que se encontraba alistando, una vez más, su adaptación. El filme había sido reescrito completamente, con el rol del Quijote ocupado a lo largo de lo siguientes años por diversos actores: Michael Palin y Robert Duvall incluso realizaron pruebas de cámara, con Depp todavía como Sancho, aunque cuando el actor firmó con Disney para la franquicia de los “Piratas del Caribe” también ese rol tuvo que volver a ser elegido. Con Duvall y Ewan McGregor contratados, la pre-producción comenzó en 2009, pero colapsó un año más tarde por falta de financiación: nadie quería tocar la excéntrica visión de Gilliam de la obra clásica, y muchos rumoreaban incluso que estaba maldita.

El final del rodaje

“La maldición del Quijote es una estupidez”, diría siete años más tarde, tras una exhaustiva lucha contra los molinos de viento, el miembro de Monty Python: acababa de terminar el rodaje que finalmente comenzó en 2014, con Adam Driver y Jonathan Pryce (quien interpretará próximamente al Papa) como Sancho Panza y Don Quijote en esta adaptación libre y contemporánea de la novela de Cervantes, que contará tambipen Olga Kurylenko, Stellan Skarsgard y actores españoles como Jordi Mollá, Sergi López, Oscar Jaenada o Rossy de Palma.

La producción recayó finalmente en la productora Tornasol Films, para la cual supone su producción más ambiciosa hasta la fecha, con un presupuesto de 16,6 millones de euros (19,4 millones de dólares) que es casi la mitad de lo que fue en el 2001. La productora ya vendió los derechos para Estados Unidos a Amazon, y se ha aliado con otro productor belga, uno portugués y una compañía francesa de ventas internacionales, para conseguir el dinero.

“Al final lo estamos haciendo con menos dinero de lo que realmente necesitamos”, subraya Gilliam, “todo el mundo que está implicado, del reparto al equipo técnico, están trabajando por menos de lo que normalmente cobrarían, porque todos quieren ver esto hecho. Cualquier persona sensata habría renunciado hace años, pero a veces los cabezotas soñadores ganan al final, así que doy las gracias a todos los idealistas que se han unido para hacer realidad este sueño”.

La última embestida del destino

Seleccionada por el Festival de Cannes para cerrar su prestigioso evento, “El hombre que mató a Don Quijote” recibiría un último intento del destino de que la cinta no vea la luz: recién pudo confirmarse su presencia en el cierre a mediados de Festival, luego de que la justicia francesa desactivara las demandas de un ex productor del filme.

El productor Paulo Branco compró los derechos sobre la película en 2016 y está enzarzado en una batalla judicial sobre los mismos desde que rompió su relación profesional con Gilliam por fuertes discrepancias presupuestarias, entre otros motivos, por lo que intentó bloquear su proyección en el Festival alegando que la obra “no puede ser explotada” sin autorización suya.

Pero desde el campamento de Gilliam los productores españoles Gerardo Herrero y Mariela Besuievsky aseguraron que el conflicto con Branco fue durante la preproducción del filme, y que el litigio por los derechos de su anterior proyecto sobre el mismo tema “no tiene nada que ver con la propiedad de los derechos” de la cinta rodada el pasado verano en España.

A este argumento adhirió la Justicia y, finalmente, tras casi tres décadas, Gilliam podrá ver su sueño proyectado en la pantalla grande.

La historia
A pesar de los cambios, el guión sigue siendo el mismo: Toby, un ejecutivo publicitario, regresa al pueblo donde rodó un corto diez años antes y se reencuentra con Javier, un zapatero que desde entonces vive pensando que es el auténtico Don Quijote y le confunde a él con Sancho Panza.

 

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