Nadie está a salvo de los expertos en estafas: algunos tips para no caer en sus trampas

Falsos operarios de empresas de luz, de agua, o de gas. Carteros enfundados en uniformes de las empresas a las que dicen pertenecer. O empleados de bancos. Los recursos a los que echan mano parecen ilimitados, aunque los estafadores especializados en cuentos del tío coinciden en un punto: son extremadamente amables y convincentes, tanto, que en muchos casos las víctimas no advierten que acaban de convertirse en eso hasta un buen rato después de que los delincuentes se fueron.

Tampoco faltan, hay que decirlo, aquellos que dejan los buenos modos en el umbral de la puerta apenas ingresan en la propiedad y tienen a su merced a las víctimas.

La mayoría de los damnificados son adultos mayores (aunque nadie está a salvo de caer en la trampa), por lo cual los especialistas recomiendan conversar con nuestros familiares para ponerlos al tanto de las últimas estafas y sugerirles que nunca abran la puerta a un desconocido, aunque nombren a un familiar o se presenten como personal de una firma conocida.

El consejo es simple: mantener las puertas cerradas y, ante cualquier duda, llamar a un familiar o directamente al 911.