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Una guía preventiva para el diagnóstico y la reparación de las fachadas

4 de Enero de 2019 | 02:25
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Para evitar lesiones a propios y terceros se deben realizar controles periódicos para llevar a cabo las reparaciones necesarias en el tiempo que corresponda y evitar el desgaste prolongado que pueda derivar en un accidente. Balcones, cornisas y ornamentos, componentes decorativos de las fachadas, están expuestos a un proceso de deterioro que, tarde o temprano, puede culminar con el desprendimiento de algún componente.

La secuencia del deterioro comienza con la descomposición del revoque y sigue con la formación de fisuras (que casi nunca se reparan a tiempo) lo que permiten filtraciones en el interior del ornamento, corrosión de la armadura de hierro y con el consiguiente aumento del volumen de los hierros por oxidación. Después llega el desprendimiento de componentes o del recubrimiento de armaduras con caídas parciales de los revoques, o de mampuestos cuyos revoques perdieron la capacidad ligante.

Los balcones se encuentran expuestos a tensiones que producen fisuras por donde puede ingresar agua. Las fallas se deben a cargas excesivas, movimientos estructurales o desplazamientos de la losa con respecto a la carpeta. Por otra parte, en muchos casos se genera en su parte inferior un micro clima que permite la condensación de humedad y la formación de hongos y líquenes que colaboran con la absorción del agua.

La primera manifestación de humedad es la aparición de eflorescencias o salitres, seguida de manchas de óxido y reventamiento de la mampostería u hormigón. Es muy común observar este proceso en los encastres de las barandas en el contrapiso de los balcones. Se generan reventamientos por acumulación de óxido, y se pueden desprender los vértices de la losa y queda expuesto el metal, acelerándose el proceso de corrosión. El ingreso de agua y la pérdida de componentes alcalinos por arrastre de las sales contenidas conlleva, junto con el fenómeno de carbonatación, a un descenso acelerado de la alcalinidad del sustrato que favorece la corrosión. Una vez perdida la protección del hormigón o mampostería, el hierro se corroe rápidamente, perdiendo espesor y resistencia.

En las estructuras antiguas con perfiles la corrosión se suele iniciar en las partes planas. Sin embargo, rápidamente afectará la estructura, lo que resulta peligroso y de difícil solución. Es importante eliminar todo exceso de peso, así como asegurarse que el agua escurra perfectamente hacia el desagüe pluvial o hacia el exterior del balcón. Si se observa un proceso de manchas de óxido, es primordial establecer sus causas y la gravedad.

 

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