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Vivir Bien |Realeza y protocolo

Máxima se llevó todas las miradas en el Día del Príncipe

Holanda dio inicio a las sesiones del Parlamento, y aunque el rey y el primer ministro fueron protagonistas, la reina nacida en Argentina los eclipsó con su look

Máxima se llevó todas las miradas en el Día del Príncipe

Los reyes de holanda junto a los príncipes Constantino y Laurentien en el balcón del Palacio real.

Virginia Blondeau
Virginia Blondeau

22 de Septiembre de 2019 | 05:34
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El martes pasado fuimos testigos de la grandiosidad con que Holanda celebra el Prinsjesdag. Es una tradición que tiene ya más de dos siglos y que se realiza, cada año, el tercer martes de septiembre. Aunque la traducción literal de Prinsjesdag es “Día del príncipe” los protagonistas son el primer ministro y el rey, y la fecha marca el comienzo de las sesiones del Parlamento.

En un solemne acto, el monarca da un discurso en el que hace balance y cuenta cuál será el rumbo para el año entrante. Claro que, aunque lo diga convencido, él no ha escrito ni una sola palabra. Como bien sabemos “el rey reina, pero no gobierna” y, por lo tanto, el verdadero autor del mensaje es el primer ministro, quien rige los destinos del país.

Una vez hechas estas consideraciones nos vamos a detener en un detalle no menos importante: qué look eligió nuestra Máxima para la ocasión.

Y un año más la reina se superó. Llevó un vestido color rubí, al cuerpo, de crepe de lana con un escote redondo y bajo; los hombros estaban cubiertos con una capa corta con cuello bote, texturada y del mismo color; el sobre que llevaba en la mano estaba realizado con el mismo material. Todo el atuendo es de su diseñador favorito: el holandés Jan Taminiau. En la cabeza, un pillbox realizado por Philip Treacy. Y, aunque no llevó tiara, Máxima no se privó de lucir las joyas de la corona: eligió algunas piezas del conjunto conocido como Mellerio, que data del siglo XIX y es uno de los más valiosas que posee.

El look del rey también dio que hablar: está más delgado y contrariamente a la costumbre de años anteriores, no se había afeitado la barba que suele dejarse en verano. Dado el color de cabello y barba, podemos decir que el rey lucía más “Orange” que nunca. La pareja real estuvo acompañada por el príncipe Constantino, hermano de Guillermo Alejandro, y su esposa, Laurentien, también luciendo sus mejores galas.

Si nos sorprende la majestuosidad de este acto, el que preside la reina Isabel II, en Inglaterra, no se queda atrás. Acompañada por su esposo y con sus mejores galas, la decana de los monarcas en ejercicio se traslada desde el Palacio de Buckingham al Parlamento en su carroza dorada. Una vez allí, es investida con la Corona Imperial del Estado, de 1,30 kg de peso, y la larguísima capa de terciopelo y armiño para recorrer el largo pasillo de la Cámara de los Lores hasta llegar al trono.

Aunque en 2016 lo hizo con gran dignidad, hay que decir que habrá sido una tarea harto difícil con sus 90 años a cuestas. Desde ese año nunca más pudimos presenciar la apertura del Parlamento en toda su magnitud. No por achaques de la reina sino más bien por achaques del país. En 2017 el acto tuvo que adelantarse y coincidió con otras celebraciones de modo que la ceremonia fue mucho más austera y la reina dio su discurso en traje de calle. En 2018, para continuar con las negociaciones por el Brexit, el parlamento no se cerró nunca y por lo tanto no hubo apertura. Este año, el primer ministro Boris Johnson amenaza con cerrar el Parlamento y la oposición lo acusa de antidemocrático y de haber mentido a la reina para justificar el cierre.

Dicen que Isabel II está que trina por el berenjenal político en que la han metido.

Más allá de lo que pueda pasar con el Brexit, el protocolo inglés conserva algunas costumbres curiosas. Por ejemplo, mientras la monarca está en el Parlamento, un miembro de la cámara baja queda de rehén en el palacio para garantizar la seguridad real. Algo así como “si los parlamentarios no nos devuelven a la reina, nosotros no le devolvemos al parlamentario”.

Como si la historia pudiera repetirse, aun hoy la reina no puede ingresar a la Cámara de los Comunes porque, en el siglo XVII, el rey Carlos I atacó allí a un par de sus miembros. Además, una vez que la reina se sienta en el trono, un funcionario se dirige al recinto donde están esperando los parlamentarios y, cuando éste llega, le cierran la puerta en la cara para demostrar así que son un ente independiente de la corona. El funcionario debe tocar tres veces la puerta para que la abran, salgan y se dirijan a los escaños.

Las casas reales del norte de Europa también participan en la apertura del parlamento de sus países, aunque sin tanto boato. No hay ni coronas ni mantos, aunque sí carrozas descubiertas, si el buen tiempo lo permite, para que los ciudadanos puedan saludar a sus reyes. Tanto en Dinamarca como en Noruega la ceremonia se realiza en octubre mientras que, en Suecia, el Riksdag fue el pasado martes 10 de septiembre.

Los actos comenzaron temprano con un oficio religioso. Hacia el mediodía, ya en el Parlamento, el rey Carlos Gustavo y los diputados leyeron sus discursos en un acto amenizado con números musicales. Finalmente, a la tarde, todos participaron de un concierto en el Teatro Real. Es, quizás, la ceremonia de apertura del parlamento más entretenida de Europa. Como es habitual fueron el rey y la reina Sonia; la pareja heredera, Victoria y Daniel, y el príncipe Carlos Felipe y su esposa, Sofía.

Esta ceremonia era, en realidad, muy parecida a la holandesa… con tiaras, vestidos largos y uniformes, pero en 1974 el gobierno aligeró la etiqueta. Tal vez demasiado, según el rey, quien en 1983 logró “colar” un poco más de esplendor. Así es como, actualmente, la familia real llega al recinto en sus carrozas de oro y las damas, aunque lleven traje de calle, hacen un guiño a las tradiciones vistiendo de negro y blanco como era, en siglos pasados, el llamado “vestido de corte”, un atuendo de terciopelo negro estilo imperio con detalles blancos en la manga o en el cuello.

Este año Victoria, la princesa heredera, optó por un saco negro ribeteado en blanco estilo Jackie Kennedy, de la colección Milly, una marca prêt-à-porter que, aunque no es low cost, bien podemos decir que la princesa lo ha amortizado ya que es la cuarta vez que lo usa para este tipo de acto. Lo combinó con un vestido negro y un tocado de mariposas negras y blancas en fieltro. La reina Silvia fue de negro y el blanco lo usó en sombrero y capa. Su nuera, en cambio, se rebeló y combinó el negro con el color burdeos en el tocado y los zapatos.

La prensa rosa española acusó recibo de la elegancia de las damas suecas y comparó el despojado look que la reina Letizia llevó en 2016 durante el acto equivalente en Madrid. Es cierto que la Solemne Apertura de la Legislatura es mucho menos impresionante en España que en Holanda o Gran Bretaña pero, como su nombre lo indica, es altamente solemne. Se realiza cada vez que se ha investido un nuevo presidente y comienza, por lo tanto, una nueva etapa parlamentaria. Es cierto que, en su primera apertura como reina, Letizia no destacó. Su sencillo y bastante visto vestido de lanilla verde petróleo, firmado por Felipe Varela, dejó sabor a nada.

Hay diferencias en cada uno de estos actos según el país, pero todos tienen un denominador común: complemento y ensamble perfecto entre gobierno y corona. Así, con respeto y claridad en las funciones, juegan el juego de la democracia las monarquías parlamentarias europeas.

Máxima se superó: llevó un vestido al cuerpo, de crepe de lana con escote redondo y bajo

Este año Victoria, la princesa heredera, optó por un saco negro estilo Jackie Kennedy

 

 

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Los reyes de holanda junto a los príncipes Constantino y Laurentien en el balcón del Palacio real.

La familia real llega al acto de apertura del parlamento sueco

Vista general del acto de apertura del parlamento inglés

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