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La Ciudad |Historias platenses en época de coronavirus

Matrimonios en cuarentena, 90 días para unir o romper vínculos

Especialistas sostienen que la actual situación puede jugar tanto a favor como en contra de la relación de pareja

Matrimonios en cuarentena, 90 días para unir o romper vínculos

El aislamiento mejoró algunas relaciones de pareja. A otras, se les “vino el agua” con el encierro / freepik

19 de Junio de 2020 | 03:16
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Centenares de parejas llevan ya 90 días de confinamiento. Para aquellas que no han alterado su ritmo de vida, porque continúan trabajando en tareas esenciales al igual que antes de la cuarentena, poco ha cambiado. Pero muchas otras deben lidiar con una realidad nueva, la de la permanencia constante en todas las horas del día. Especialistas en psicología de pareja sostienen que esto puede afirmar definitivamente a la pareja, o sencillamente romperla. Dos historias platenses lo grafican, en uno y otro sentido.

Santiago C, 59 años, ingeniero, y Mabel F, 57 años, docente, llevan casi 40 años de casados. Tienen dos hijos, ambos profesionales, y dos nietos. En noviembre del año pasado habían concretado, solos, un viaje de turismo por el sudeste asiático, haciendo centro en Tailandia. Fue un viaje que habían preparado durante mucho tiempo, largos pagos de cuotas mediante, y que se prolongó durante casi un mes. Regresaron a fines de diciembre del año pasado para pasar las Fiestas en familia, cuando el coronavirus comenzaba a diseminarse en China y acá era poco conocido. Y mucho menos lo era vivir en cuarentena. Hoy, tras aquel viaje idílico, llevan, como casi todos, 90 días encerrados. ¿Como la llevan?

“Ya habíamos estado casi un mes solos en el viaje y a mi me parecía demasiado -cuenta Santiago, entre risas, delante de su mujer- imaginate ahora que ya llevo 90 seguidos. Hablando en serio, esta es una situación difícil, pero no tanto por nosotros. Entre muchas otras cosas, lo que yo más extraño es el contacto físico con los chicos, especialmente con mis nietos. Está bueno lo de las llamadas, el WhatsApp, los videos y todo eso, pero no es lo mismo que antes”.

“Cuando empezó esto de la cuarentena -cuenta Mabel- los chicos nos cargaban porque decían que al virus lo habíamos traído nosotros de allá. Pero el asunto ya se está haciendo demasiado largo, porque ya en diciembre tuvimos que hacer la primera cuarentena de 14 días por haber vuelto del exterior. Nosotros ya somos grandes y respetamos el hecho de no salir. Mis hijos nos ayudan y nos traen cosas, todos con los barbijos y el distanciamiento necesario. Pero yo lo que más extraño es a mis nietos, son chiquitos y quiero verlos. No me alcanza con los videítos”.

¿Y la relación de pareja? Santiago y Mabel se ríen y él hace gestos. Pero es ella la que habla.

“Después de tantos años -dice- ya nos conocemos demasiado. Yo ya sé cuando él está de humor y cuando no. La clave es respetar los tiempos del otro. Tenemos nuestros berrinches, no digo que no, pero tampoco son más que los que teníamos antes de la cuarentena”.

EXTRAÑANDO AL DOS POR CUATRO

La cuarentena atraviesa a toda la sociedad y viene alterando todo tipo de relaciones. No solo la de los matrimonios consolidados.

Pedro, 48, y Edith, 46, eran separados y se conocieron en una milonga platense antes de que la cuarentena se hiciera ley. Habían iniciado un noviazgo adulto al ritmo del dos por cuatro y el coronavirus vino a dejar todo en suspenso.

“Veníamos bien, -cuenta Edith- pero la verdad es que en estos 90 días nos pudimos ver poco. Los dos somos profesores de tango y más allá de la relación, el virus nos arruinó, porque todas las actividades de este tipo quedaron suspendidas. Yo tenía alumnos de tango y me quedé sin actividad. La cuarentena no solo afecta la relación, sino también lo laboral, porque a Pedro le está pasando lo mismo que a mi”.

Por separado, Pedro describe una situación similar. Pero en lo que hace a la pareja, dice que “puede ser que a muchos matrimonios y parejas el estar demasiado tiempo juntos por esto de la cuarentena los afecte. Pero en nuestro caso es al revés, porque como no vivimos juntos, la distancia se siente mucho más”.

A FAVOR Y EN CONTRA

“La cuarentena -explica el psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin- sirvió para mejorar la relación de pareja en los casos en donde se invirtió el tiempo para la comunicación verbal, afectiva y sexual, pero en otros pasó algo muy distinto: precipitó la crisis de base, tal vez ya anunciada, negada o desplazada por las responsabilidades personales”.

“En condiciones normales -agregó- los vínculos, de convivientes o no, tienen vías de escape para las tensiones. El trabajo, la sociabilidad, la recreación, el desarrollo de proyectos personales, los viajes y un sinfín de opciones, todas canceladas casi en su totalidad por el coronavirus. En este marco, las crisis se sobrellevan tratando de afrontarlas, ya sea con ayuda terapéutica o con los recursos con los que cuenten las parejas”.

En este contexto, los especialistas recomiendan a modo de ayuda en las parejas para que el encierro no perturbe demasiado, “más comunicación, moderación de las reacciones, intentos de reactivación erótica, y, además, la ayuda de círculos cercanos, como familiares o amistades, que sirvan de escucha y contención”.

“La primera etapa de la cuarentena -describe Ghedin- despertó en muchos la ilusión de disponer del tiempo y la compañía para solucionar las diferencias. Pero su extensión, en gran parte inesperada, acrecentó la incapacidad para dar soluciones efectivas a los conflictos con la consiguiente “vivencia de fracaso”.

Y si antes de la cuarentena ninguno en la pareja se animaba a cortar la relación, ya sea por miedo de un cambio o por cuestiones económicas, entre otros motivos, el confinamiento pone un límite concreto, como si remarcara que ‘así no se puede seguir’”.

Después de casi 40 años de casados nos conocemos demasiado y estamos acostumbrados a todo. La situación no es fácil, pero lo que más extrañamos es el contacto físico con nuestros hijos y nietos”

Santiago C., 59 años, ingeniero

El secreto es respetar los tiempos del otro. Yo ya sé de memoria cuando él tiene ganas de hablar y cuando no. Tenemos nuestros berrinches, pero no más que los que teníamos antes de la cuarentena”

 

 

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