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Natalie Pérez: “El arte siempre va a servir para canalizar las dolencias”

Dos semanas antes de presentar su primer show por streaming, “Ritual”, y antes de lanzar su segundo disco, la actriz y cantante conversó con EL DIA de la música, la rutina, los perros, el agua y la vida en pausa

Natalie Pérez: “El arte siempre va a servir para canalizar las dolencias”

Desde hace tres años Natalie vive más liviana porque se animó a la música

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

16 de Agosto de 2020 | 06:45
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Hace tres años, Natalie Pérez se animó: llevaba casi dos décadas en las pantallas de televisión, desde su debut en “Chiquititas”, con 13 años, en 1999, y sentía la necesidad de probar algo nuevo, algo propio. Desde esa necesidad brotaron las canciones de “Un té de tilo por favor”, un disco realizado desde la independencia, que por la suavidad de la voz y la cadencia invitaba a caderear despacito, mimoso, y que ya desde el título se anuncia como un buen antídoto para estos tiempos de incertidumbre que habitamos.

Esa característica de ser un trabajo amable, una caricia musical, sumada al éxito que le trajo a la intérprete su papel en “Las Estrellas”, generó que el disco se escuchara fuerte: millones de escuchas en las plataformas, dos nominaciones a los Gardel y una presentación a sala llena en Vorterix, en 2019, así lo reflejaron.

Pero a ese camino ascendente en su carrera musical le apretó el botón de pausa forzosa la pandemia: en rebelión, Natalie Pérez decidió organizar “Ritual”, show por streaming que se verá el 29 de agosto (entradas por PassLine), que “nace de la necesidad de estar en movimiento, de reinventarse y buscar formas diferentes para que suceda el encuentro musical entre el público y la artista en épocas de encierro, sin límites de fronteras”.

Esa pulsión de estar en movimiento, confiesa en diálogo con EL DIA, llega por “estar tanto tiempo en casa, aburrida: una empieza a cranear cómo puede reinventarse, que es un poco lo que hace cada uno desde su hogar, reinventarse para atravesar el momento”. Y también, para comenzar a pasar la página de “Un té de tilo por favor” y comenzar a mostrar lo que será su próximo disco: “Ritual es un portal que nos lleva al nuevo disco: es un ritual de música, también de limpieza personal, para abandonar ‘Un té de tilo por favor’ y entrar en una nueva etapa usical”.

- Llevabas casi dos décadas en la actuación cuando te lanzaste, hace tres años, a esto de la música. ¿Por qué te animaste en ese momento?

- Toda mi vida, mi viejo, mis abuelos, me decían que me dedicara a cantar. Y yo les decía que no, que no, que no… Me daba miedo, no me sentía madura, no tenía la confianza, y sin embargo hacía musicales donde cantaba canciones muy exigentes. Eso me fue dando entrenamiento, confianza en mi instrumento, que es la voz. Y al final me impulsó el deseo de salir de mi zona de confort: era empleada, de algo que es mi pasión pero donde no dejás de ser un empleado (la actuación), durante 23 años, sobre 33 años que tengo. Muchos años de mi vida para la corta vida que tengo. Así que decidí probar otra cosa, no quedarme con ganas de nada: esta vida es una sola, y está bueno tener desafíos. Sentí que era el momento: tenía 30 años, y la vida pasa: no te diste cuenta y tenés 40.

“Si no hubieran estado mis mascotas en estos 150 días, tal vez me volvía loca: te alegran, son una compañía total”

 

- ¿Y qué te impulsó ahora, en este momento, tras varios meses de cuarentena, a organizar “Ritual”?

- Improvisar y vivir una experiencia nueva son de las cosas que más me gustan: es algo nuevo, es un desafío, y eso me genera muchas ganas de probar. Iba a tocar en el Lollapalooza, y entonces por un tiempo previo no podés tocar en ningún lado: pude hacer un show en Mendoza, porque era fuera de capital, pero más allá de eso, desde noviembre no estoy en contacto con mi público. Y como parece que esto va para largo, y tengo un disco por presentar, y tengo canciones para mostrar, y me divierte el desafío, decidí armar “Ritual”.

- Desde el trailer, se anuncia como algo más que un show con vos tocando frente a la cámara en un living. ¿Qué podés adelantar?

- “Ritual” no llega a ser acústico, es un poco más que acústico. Quería entregar una pieza diferente: hay un concepto, hay director, hay tres cámaras, la idea es que sea una pieza única. Quería que sea una obra que se vea como una peli, una peli de música. El público no está presente físicamente, pero el concepto de “Ritual” es que en el ritual todos somos parte. Y la música y la danza son partes de rituales de nuestros antepasados.

- Así que es no solo más que un acústico, sino también más que un recital, con elementos teatrales. ¿Por ese lado venían las pistas del trailer del show, esta idea de “olvidar los prejuicios”, de romper etiquetas?

- Hasta que llegue la vacuna no vamos a poder tocar en vivo, y hoy la gente necesita muchos más estímulos que antes, porque una cosa es ver a un artista en vivo, vibrando ahí con la música, y otra es verla desde el living de tu casa: necesitás más estímulos. Entonces, esta es una apuesta, es algo distinto a lo que vengo viendo: me parece aburrido ver una banda tocando en un plano fijo… Así que espero sorprender.

- Prometés presentar una nueva canción en el show, la segunda que adelanta tu nuevo disco. ¿Y el disco cuándo llega?

- La idea era presentar el nuevo disco en julio: iba a tocar en el Lolla, presentar otra canción, sacar un videoclip, y presentar el disco. Pero pasó lo que pasó, y no pasó nada de todo eso: no pude tocar en el Lolla, no pude grabar los videoclips… Así que “Ritual” es como un portal que nos lleva al nuevo disco: es un ritual de música, también de limpieza personal, para abandonar “Un té de tilo por favor” (su primer disco) y entrar en una nueva etapa musical.

- ¿Y en esa nueva etapa musical con qué se va a encontrar el público?

- Hay un poco de todo, porque no me quería quedar con las ganas de nada: estoy experimentando en la música, me divierte mucho, así que hay bolero, reguetón, cumbia, rock… Es lo que me va surgiendo. El disco tiene un concepto que unifica, pero también es una búsqueda: a ver con qué me siento bien. Así que exploro.

- El primer corte de ese próximo disco, “Te quiero y nada más”, se estrenó en marzo, y en un ratito superó el millón de escuchas en las plataformas. ¿Te impactó?

- Veo millones y me parece una locura… Lo vivo muy agradecida. Sobre todo porque todo se trabaja desde el Instagram, y no mucho más que eso: trabajo de forma independiente, mis canciones no suenan en la radio, así que todo se logra con mucho trabajo, y todas las escuchas son genuinas.

- El videoclip se estrenó cinco días antes del inicio de la cuarentena. Hoy, cuesta volver a verlo: hay playa, mar, algo que aparece mucho en tus canciones. ¿Es lo que más extrañás en esta cuarentena?

- Mirá, en el 2020 estuve solo 5 minutos en el mar: lo digo y me pongo a llorar. Me tiré un chapuzón, entré diciendo “2020 es mi año”, me metí al mar feliz, como diciendo “limpiame”... y tuve que salir corriendo, porque me agarraron las tapiocas, me agarró una reacción alérgica… Así que extraño mucho todo eso. El agua es muy importante en mi vida, la arena, caminar con los pies descalzos… Mi signo es de agua, y además es la sensación de volver al útero: crecimos ahí. Y el mar es un lugar donde todos nos sentimos muy a gusto, mirando al horizonte, haciendo la nada misma… Es un momento donde uno reflexiona. La cuarentena nos lleva a reflexionar un montón, pero en otros momentos de la vida, solo en los 15 días de vacaciones podés apagar un poco la tele, no hacer nada y ver que pasa con vos, con tu cuerpo, que señales te llegan.

- La letra de “Te quiero y nada más” habla de una separación, y la estrenaste poco después de separarte. ¿La música para vos sirve como una catarsis?

- Sí, 100%. Como dice el trailer de “Ritual”, “intento escribir lo que me pasa”. En las canciones, digo cosas que no pude decir… aunque no todo lo que escribo en esa canción es para mi ex pareja, tengo mucha imaginación y a veces no sé qué hacer con ella… Incluso, la canción la escribí antes de separarme, a raíz de la historia de una amiga, y justo después me separé, y entonces le metí un condimento mío: ella se separó, y su novio se llevó el perro, y ella las plantas. ¡Pero yo no podía dejar al perro!

- Te vimos, durante la cuarentena, muy apegada a tus mascotas...

- Son una compañía muy importante, siempre, toda la vida tuve una conexión súper especial con ellos, siempre fui muy bichera. Y si no hubieran estado ellos en estos 150 días, tal vez me volvía loca: te alegran, son una compañía total, un amor único, solo quieren tu caricia, solo se ponen feliz de verte a vos.

- ¿Cómo venís llevando el encierro?

- La estoy llevando: por suerte, me encuentro en un momento de mi vida bastante equilibrado. Venía de muchos años de trabajar palo y palo, sin parar, salía a las 7 y volvía a la 1 de la mañana, casi todos los días de mi vida. Y de repente, hace 150 días que estoy delante de una computadora, dentro de mi casa. Así que me tuve que adaptar. Pero me encuentro tranquila, justo me mudé, así que ando decorando la casa, poniéndole amor. Y tratando de evolucionar con los instrumentos: empecé a tocar el piano y estoy muy enamorada del instrumento, hasta siento que soy más inteligente desde que toco el piano. ¡De verdad! Y escribiendo, componiendo… Lo que sí, no había generado ningún buen hábito en cuarentena: ¿viste que dicen que para generar un buen hábito hay que hacerlo durante 21 días seguidos? Yo estuve 150 días en casa y no generé ningún hábito. Necesitaba unas vacaciones de desenchufar de todo, la verdad... pero me acostumbré un poco a la vagancia: así que ahora me puse objetivos, todos los días me levanto, hago mi saludo al sol, hago una hora de ejercicio, una hora de guitarra, una hora de piano... Más rutina.

NATALIE EN LA TEVÉ

Con “Ritual”, la actriz y cantante llega por segunda vez a las pantallas cuarentenadas: en mayo se estrenó en Netflix “Casi feliz”, uno de los trabajos que provocaron el ajetreado 2019 de Natalie: además de pasear el disco y grabar “Casi feliz” y “Pequeña Victoria”, también estrenó “Amor de película” en cines.

- Así que no te vino mal el parate forzoso…

- Mirá, en noviembre del año pasado me hicieron una nota donde dije que en febrero, marzo y abril me iba a quedar encerrada en casa, componiendo y tocando la guitarra. Así que estaba en mis planes: necesitaba pisar la tierra y no tener ese ritmo, tan quinta a fondo, que te consume. Más allá de todos los inconvenientes, la economía, el laburo, un montón de cosas horrendas, creo que a todos nos vino bien parar un poco la moto, mirar, reencontrarse con los valores, ver a quién queremos, qué queremos hacer, si de verdad queremos trabajar 12 horas por día… Todo es un aprendizaje.

- Y en este momento, ¿cuánto puede hacer la música para transformar lo que nos rodea?

- No podés estar las 24 horas escuchando música, pero ese rato que estás escuchando probablemente te olvides, te ayude a despejarte. A mi me escribe mucha gente que está sola, que está mal, que no sabe cuándo va a volver a besarse, a abrazar… Y me agradecen las canciones. Uno hace las canciones, las suelta y ya son del que la escucha: es muy lindo que alguien te diga “tu música me ayuda, me acompañás todas las mañanas”... El arte siempre va a servir para canalizar cualquier tipo de dolencia.

“Creo que nos vino bien parar un poco la moto, reencontrarse con los valores, ver a quién queremos”

 

- Y además de la música, también acompañó a mucha “Casi feliz”, justo en un momento donde la gente parecía que necesitaba reírse. Fue un éxito...

- La verdad, no me di cuenta de la magnitud hasta que no salió: prendí Netflix como todas las noches y me vi. Me decía “¡Natalie, estás en Netflix! ¡Caé!”. Lo que pasa es que la verdad, cuando la grabé estaba sacada: mi vida era a 220, no tomaba dimensión de nada porque estaba haciendo demasiadas cosas, cantaba, estudiaba, grababa “Casi feliz” mientras preparaba el personaje de “Pequeña Victoria”, más tocar los fines de semana, más mi noviazgo, la casa, las responsabilidades de ser adulto, pagar cuentas, bla… Así que era un momento de locura en mi vida, ni tomé dimensión de que estaba en la plataforma más vista del mundo hasta que me vi. Después, sabía que tenía que funcionar, Seba (Wainraich) escribe muy bien y tiene ese humor que me encanta… pero hasta que no lo ves, no sabés cómo queda, eso es lo extraño de nuestro trabajo: uno actúa, y después viene la música, la edición, sucede la magia, gracias a muchas personas. Acá, muchas personas se sentían muy orgullosas del proyecto, así que esa fue la ecuación perfecta para que funcione. Así que ahora, esperando para grabar la segunda temporada. Además, fue la mejor ronda de prensa: es buenísimo estar en pijama haciendo notas, ¡es el sueño de mi vida, casi!

 

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