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La Ciudad |ALGUNOS SECTORES suman los medidores de dióxido de carbono para controlar qué es lo que se respira

Tiempos difíciles para combinar la calefacción y la ventilación necesaria

Los científicos piden mantener los espacios donde hay fuerte concurrencia con la mayor renovación de aire posible, pero ante las bajas temperaturas invernales se impone el desafío de equilibrar con estufas o aire acondicionado

Tiempos difíciles para combinar la calefacción y la ventilación necesaria
28 de Junio de 2021 | 02:44
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Los científicos afirman que una forma de prevenir la transmisión del covid-19 es mantener los ambientes a los que concurren varias personas lo más ventilados posibles para evitar que se inhalen partículas con SARS-CoV-2. Pero en épocas invernales es muy difícil establecer un balance entre calefacción y aireación, por eso muchos recurren al equipo medidor de dióxido de carbono para controlar la calidad del aire que se respira. Según averiguó EL DIA, los sensores de ese gas cuestan entre 20 mil y 35 mil pesos.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, el nuevo coronavirus se puede propagar a través de micropartículas, gotitas respiratorias pequeñas, que se producen cuando una persona respira. Por eso, el medidor de dióxido de carbono – gas que se libera al respirar, hablar o toser- es un elemento útil para determinar si el aire está lo suficientemente “limpio” en una habitación y además ofrece una buena guía para optimizar la ventilación.

Por lo general, se recomiendan niveles de dióxido de carbono inferiores a 800 ppm –partes por millón- que es lo habitual en una habitación algo ventilada. Si el número supera ese valor, el espacio requiere mayor aireación. En los casos de las escuelas la recomendación es renovar el aire con la mayor urgencia posible cuando supera las 400 ppm -ver gráfico-.

Esa medida debe tomarse porque, como ya se sabe, un buen número de personas – algunos estudios hablan del 40 por ciento- son portadores asintomáticos del virus. Por eso, se vuelve esencial aplicar todas las medidas de prevención para minimizar los riesgos en ambientes concurridos, como pueden ser las oficinas, las aulas o los espacios de trabajo en los que conviven varias personas.

En una escuela de Villa Elisa, en el que hay un medidor de dióxido de carbono, el personal docente igual optó por mantener las aulas con las ventanas y puertas totalmente abiertas. “Aunque tengamos uno de esos sensores, no nos da el tiempo para pasar por todas las aulas a medir porque, quizás en la que dio al principio un número bajo, al rato ya está por encima del valor”, contó Edith, docente del establecimiento.

En distintas escuelas del centro platense también adoptan medidas similares y se vuelcan a usar calefacción pero con la mayor apertura posible de puertas y ventanas.

AVISO

Los aparatos avisan cuando se superan los niveles aceptables de CO2 en un espacio cerrado (en un aula, los niveles normales de dióxido de carbono deben estar entre los 400 ppm y los 700 ppm) y monitorizan los datos en tiempo real, entre otras cuestiones.

Si bien el uso de tapabocas puede evitar en parte que el ambiente se contamine con el virus, si una persona asintomática está en un lugar cerrado aumenta la posibilidad de que contagie a otra. Si la distancia entre ellas es menor a los dos metros el riesgo es mayor.

Tampoco la Organización Mundial de la Salud (OMS) descarta que el Covid-19 se pueda transmitir por el aire y eso reforzó el interés por controlar la seguridad de los espacios cerrados, más cuando aumenta la circulación de cepas que son más contagiosas.

En ese contexto, desde que comenzaron las clases presenciales se hizo especial hincapié en que se promovieran las corrientes de aire cruzadas para que el aire fresco reemplazara al del interior.

Distintos estudios científicos revelaron que cuanto más aire ingresa a un ambiente, más se diluyen los contaminantes y, como consecuencia, menos expuestas quedan las personas que se encuentran en el lugar.

Los ingenieros ambientales consideran que seis cambios de aire son buenos para una habitación estándar de tres por tres metros en los que haya no más de cuatro personas. Aunque estudios realizados en épocas de pandemia sugirieron hasta nueve cambios de aire por hora para reducir los riesgos de transmisión de enfermedades.

Aunque por estos días haga mucho frío también se recomienda colocar cerca de una ventana un ventilador que sople hacia el exterior para que la circulación de aire sea mayor.

Y aunque parezca una obviedad se remarca que cuantas más personas haya en una habitación, más frecuentemente debe cambiarse el aire.

En ese contexto se recomienda además sostener los cuidados básicos: uso del barbijo, distanciamiento social, uso del alcohol en gel o rebajado, lavarse las manos con frecuencia, y al toser hacerlo sobre el pliegue del brazo.

Esos cuidados básicos son f undamentales junto a la necesidad de renovar el aire en espacios cerrados en el que hay fuerte concurrencia: aulas, oficinas, y algunos comercios en los que puede haber un número importante de personas al mismo tiempo, por lo que en estos casos se recomienda mantener la cantidad mínima posible de personas.

En referencia a cuál es la máxima concentración de CO2 para evaluar que un ambiente está ventilado, expertos señalan que “lo que se está tomando como recomendación es que no supere las 800 ppm, hay que recordar que al aire libre la concentración es aproximadamente 400 ppm”.

Cuando uno tiene todo cerrado, el CO2 se va acumulando y aumenta su concentración, con lo cual niveles de CO2 bastante mayores a 400 ppm dan una medida de la acumulación de aerosoles en un ambiente, y sugieren que es necesario ventilar, lo que significa renovar el aire”.

Científicos sostienen que “cuando una persona que está infectada habla o respira está constantemente emitiendo aerosoles que contienen virus potencialmente infectivo; la mayor concentración de esos aerosoles está justo frente a la persona y disminuye a medida que aumenta la distancia, por eso es tan importante mantener la distancia física. En lugares cerrados sin ventilación, los aerosoles se acumulan pudiendo causar contagio a distancias mayores a dos metros de la persona infectada”.

Además de medir la calidad del aire es necesario sostener los cuidados básicos para evitar contagios

El dióxido de carbono (CO2) es un gas que se emite en la exhalación al respirar

 

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