Los mejores alumnos del Ruso: Noguera y Rogel blindan la zaga

Estudiantes recuperó una solidez defensiva que había tambaleado en el inicio del torneo. El León comenzó con el pie derecho ante Sarmiento, aunque en algunos lapsos de ese partido el equipo sufrió algunas llegadas del local que lo pusieron en aprietos. En el complemento, la historia fue diferente y el León, con un aluvión de goles, terminó ganando 3 a 0.

En el siguiente juego, algunos errores que había tenido en Junín se repitieron en UNO y el Pincha lo sufrió en el resultado. Porque una desinteligencia en una pelota detenida terminó en el gol de Juan Manuel Insaurralde, que decretó la derrota por 1 a 0.

Ya en la tercera fecha, esas fallas se acrecentaron y el equipo tuvo en Rosario el peor partido del ciclo de Ricardo Zielinski. Newell’s le metió cuatro goles aprovechando todo desbarajuste defensivo que protagonizó Estudiantes. Fallas en los relevos, desatenciones, desajustes en el retroceso. Todos cócteles que finalmente parecieron haberle servido para mejorar.

El cero en el arco propio volvió ante Arsenal en la cuarta fecha. El equipo se repuso con autoridad propinándole a los del Viaducto una goleada por 4 a 0 y recuperando uno de los rasgos más importantes que pregona el entrenador: el orden. El Pincha fue ordenado, no tuvo fallas y fue infalible en el área de enfrente aprovechando, sobre todo, la pelota detenida.

Luego llegó el momento de viajar a Santiago del Estero. Mejoró el rendimiento y ganó bien un partido que nunca pareció estar en riesgo. Lo ganaba 2 a 0 cómodo y recibió un gol por un invento del árbitro, que pitó un penal inexistente de Godoy. El juego terminó 2 a 1 pero no hubo fisuras en la última línea. Y tampoco las hubo en el último partido ante Boca. Esa fragilidad que se había visto en Rosario ya no volvió a percibirse. El equipo ganó aplomo y recuperó un sello que lo venía acompañando pero que había comenzado a ausentarse.

Parte de este cambio positivo, según un protagonista necesario como Fabián Noguera, fue gracias al cachetazo que le dio la Lepra. Si bien el defensor destacó que no sentía que el equipo estaba mostrando muchas fallas, sí las notó en Rosario. Aunque sirvieron para cambiar el chip: “Con Sarmiento no tuvimos casi tiros al arco, con Independiente fue un gol de una segunda jugada, y con Newell’s sí tuvimos varias falencias. Tuvimos errores y pudimos corregirlos. Fue el único en el que creo se vio fragilidad. En los otros creo que estuvimos en un buen nivel en líneas generales”, destacó el marcador central, que comparte la zaga con Agustín Rogel, con quien dijo sentirse muy cómodo.

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“Con Agustín me siento muy bien, no lo conocía antes ni él me conocía a mí, pero desde el primer partido que jugamos en cancha de Arsenal, que tuvimos la suerte de ganar 5 a 0, nos entendimos bárbaro. Con una mirada ya sabés qué va a hacer el otro. Es muy bueno poder compartir con alguien de su nivel y su experiencia a pesar de tener pocos años”.

Además, el defensor señaló que ese entendimiento que se da dentro del campo, también se da afuera. Y ese quizás sea uno de los secretos del éxito. Pasan los partidos y el tiempo, y ambos se consolidan cada vez más como dupla.

“Tanto dentro como fuera es 10 puntos. Con Agustín tengo la suerte de tener una amistad, el otro día me mandó una camiseta de él de Francia y yo le di una de Santos. Intercambiamos camisetas, es una gran persona. Todo lo bueno que se ve dentro de la cancha es multiplicado fuera”.

Por último, y enfocándose en su propio rendimiento, el defensor destacó: “Queda mucho camino por recorrer. Desde lo físico y lo mental estoy muy bien pero siento que todavía me falta para llegar a mi techo”. El próximo partido del León será ante Banfield, su ex club, y el Pincha buscará sostener esta consistencia defensiva para no padecer lo mismo que en la visita anterior al Sola.