Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Toda la semana |PERSPECTIVAS

La urgencia de recuperar la voz

La urgencia de recuperar la voz

El uso del celular jugó en contra de las conversaciones y cambió la comunicación / Pixabay

SERGIO SINAY (*)
Por SERGIO SINAY (*)

28 de Mayo de 2023 | 08:48
Edición impresa

Se iniciaba el presente siglo cuando Mary Jane Copps constató la existencia de por lo menos dos generaciones afectadas por una patología hasta entonces inusual. La fobia al teléfono. Esas generaciones son la Millennial (nacidos entre 1981 y 1995) y la Z (nacidos entre 1995 y 2010). Fue entonces que decidió crear su consultora llamada The Phone Lady (La Dama del Teléfono), dedicada a ayudar a las personas y a las organizaciones a lidiar con esa fobia. “En mi época, el teléfono estaba en la pared de la casa de todos y nos enseñaron a contestarlo y a hacer llamadas a una edad temprana”, recordó Copps ante Jyoti Mann, de la revista Business Insider. La poderosa herramienta de comunicación fue inventada en 1854 por el italiano Antonio Meucci (quien no la patentó, por lo cual el escocés Alexander Graham Bell, quien sí lo hizo diecisiete años después, se quedó con la gloria) y fue durante casi un siglo y medio precisamente eso: una herramienta de comunicación. Con la aparición de la telefonía celular, o móvil, sufrió una sensible y veloz desvirtuación. Aunque en principio no lo parezca, el teléfono dejó de ser un instrumento que comunica para convertirse en uno que sólo conecta. Y, aunque se los use como sinónimos, ambos conceptos no lo son.

La conexión es un fenómeno meramente tecnológico, que, como tal, puede ser masivo e impersonal. La comunicación es un hecho único y singular, que se produce entre personas igualmente únicas y singulares. En la comunicación hay encuentro, en la conexión solo hay contacto. La comunicación es una experiencia artesanal, que depende de atributos y habilidades personales e intransferibles de quienes participan en ella. La voz, la mirada, la escucha, el lenguaje corporal no verbal juegan un papel principal para producirla. Y, al ser vector y transmisor de la voz, el teléfono tal como se lo conoció y usó durante aquel siglo y medio inicial realmente comunicaba, al margen de ser un artefacto tecnológico.

TOCANDO OÍDOS

Rick Riordan, escritor estadounidense autor de la saga “Percy Jackson y los dioses del Olimpo”, escribe en “La sangre del Olimpo”, uno de los libros de esa saga: “El problema principal de los fantasmas es que la mayoría han perdido sus voces. En los campos de Asfódelos, millones de fantasmas deambulan sin rumbo tratando de recordar quiénes eran. ¿Sabes por qué acaban así? Porque en vida nunca se posicionaron. Nunca dijeron lo que pensaban, así que nadie los oyó. Tu voz es tu identidad. Si no la usas, ya estás a medio camino de los Campos de Asfódelos.” Según la mitología los campos de Asfódelos eran un lugar del inframundo al que iban, tras su muerte, las almas ordinarias. Fuera de las leyendas lo cierto es que en la voz transportada a través del teléfono se manifestaban emociones, se percibían inflexiones significativas, silencios cargados de contenido, tintineaban risas, llegaban caricias a través del oído, bramaban reproches, se expresaban dolores, viajaban promesas, regresaban certezas. En unos versos de “Canción desesperada”, una de las más conmovedoras poesías amorosas de todos los tiempos en todas las lenguas, Pablo Neruda dice: “Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise/ Mi voz buscaba el viento para tocar su oído”. Eso hacía el teléfono. Atravesaba el viento para tocar oídos.

Así fue hasta que el celular dejó de ser teléfono, silenció las voces, las remplazó por imágenes seriales, mensajes de texto cada vez peor escritos (debido a la ansiedad, las prisas, la impaciencia y a horrendas abreviaturas que, a la par de destruir la ortografía y la sintaxis, denuncian groseras ignorancias acerca del idioma). Y, junto a su prima hermana, la computadora, y a sus descendientes, las redes sociales, se convirtió en vector de un virus peligroso: el del temor al contacto personal, al encuentro presencial, al intercambio cuerpo a cuerpo de voces, miradas, abrazos y escucha. Dice Mary Jane Copps: “La generación Z y los millennials tienen mucha menos experiencia hablando por teléfono porque los mensajes de texto y la mensajería instantánea han sido el principal modo de comunicación para su generación. Como tienen mucha menos experiencia hablando por teléfono, se sienten menos cómodos. Eso predispone a las personas vulnerables a la ansiedad social, a sentir ansiedad si se ven en esa situación”. En otras palabras, lo que ella describe es una fobia que denota la pérdida de habilidades esenciales para la socialización.

LLAMÁ A TU MAMÁ

Las personas, cada vez más, se aíslan en burbujas herméticas e individuales y desde allí se conectan vía pantallas en un simulacro de comunicación. Desde ese confort disfuncional el otro es alguien cada vez más lejano y ajeno, apenas una imagen o un texto (o un meme, o un emoji) con el que no se mantienen diálogos, esa ceremonia humana esencial, sino que se intercambian monólogos. Mensajes de audio que no se tocan, que van y vienen por vías que los eximen del encuentro. Mensajes de un yo sin tú. Para coronar la eliminación del otro, aunque se pretenda que está ahí y que se habla con él, el teléfono que ya no es teléfono permite que esos mensajes se puedan escuchar acelerados por dos, tres o cuatro velocidades, lo que termina por exterminar la voz del prójimo (esa voz tan conmovedora que revela sus sentimientos en el célebre unipersonal titulado precisamente “La voz humana”, que Jean Cocteau escribiera para Edith Piaf, quien, sobrepasada por la emoción que le disparaba el contenido, no se atrevió a interpretarlo).

Cuando Copps descubrió que las nuevas generaciones sienten pánico ante el hecho de usar el teléfono para aquello que fue creado, es decir para llamar y conversar, se decidió a ofrecer una mezcla de terapia y entrenamiento para abordar la fobia a la conversación telefónica. Su servicio, que se ofrece tanto a particulares como a organizaciones, consta de siete encuentros de 30 minutos y cuesta 365 dólares por encuentro. Acerca del mismo comenta: “Uno de los temores más frecuentes que encuentro en quienes tienen miedo a hablar por teléfono es '¿Y si alguien me hace una pregunta y no sé la respuesta?’ A menudo les digo: 'Durante los próximos 3 días, no quiero que envíes mensajes de texto a nadie' y les pido que llamen a sus amigos y familiares. Si ni siquiera están acostumbrados a hablar por teléfono con su madre, el proceso les da mucho miedo. Así que no puedo decirles que van a llamar a posibles clientes porque se derrumbarían; empezamos con su familia o con alguien que conozcan”.

Por supuesto, los celulares no son artefactos demoníacos. Al igual que los demás productos de las nuevas tecnologías de conexión, la funcionalidad o disfuncionalidad de su uso depende de quienes los utilizan y de cómo y para qué lo hacen. Las fobias no vienen solas, nacen de experiencias y hábitos tóxicos. La capacidad de razonar es un extraordinario atributo humano. Bien aplicada a la tecnología, la potencia. Cuando se pierde la costumbre de ejercitarla, la tecnología se dispara en cualquier dirección. Y el mal funcionamiento de la mente es más peligroso que el de un artefacto tecnológico. Porque este, finalmente, depende de aquella.

 

(*) Escritor y ensayista, su último libro es "La ira de los varones"

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla