Revuelo con el Indec: quiso postergar el dato inflacionario y tuvo que dar marcha atrás

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) hizo ayer un verdadero papelón. A la mañana sacó un comunicado diciendo que postergaba la publicación de la cifra de la inflación de abril: en vez del viernes 12 de mayo, como se había establecido en el calendario inicial, se pasaba al lunes 15. El argumento que dio el organismo: no interferir en la veda por las elecciones que se desarrollarán en varias provincias el domingo 14 de este mes. Pero por la tarde, después de una lluvia de críticas, dio marcha atrás y difundió un texto aclaratorio en el que aseguró que, al final, el índice de precios se publicará en las fechas originalmente establecidas.

Los distritos en los que habrá elecciones el domingo 14 son La Pampa, San Juan, Salta, Tucumán y Tierra del Fuego. Se trata de cinco provincias gobernadas por el peronismo. Que, por supuesto, buscará prolongar su estadía en el poder por la vía de la reelección de la mayoría de cada uno de sus mandatarios. Todos ellos están incómodos por la posibilidad de que el dato de inflación de abril sea mayor al registrado en marzo, que trepó al 7,7 %. Un escenario posible, según economistas independientes.

En un acto de notable sinceridad, desde el ministerio de Economía que conduce Sergio Massa admitían ayer al mediodía -fuera de micrófono, claro- que la demora que proponía el Indec era justamente para que el dato maldito de abril no interfiera en el ánimo de los votantes.

El razonamiento que esgrimió inicialmente el Indec sonó casi infantil, como si la gente que votará el domingo 14 necesitara la confirmación del índice oficial para saber que cada vez que va al supermercado paga más caro los alimentos y demás productos esenciales.

En todo caso, los triunfos y derrotas provinciales probablemente sean por otras cuestiones, tal vez más vinculadas a lo local.

El primer comunicado del Indec decía: “Actualizamos el calendario de difusión debido a que, a partir del re-chequeo de las publicaciones programadas para este mes, detectamos fechas que coincidían con la veda de elecciones provinciales instaladas a posteriori de nuestro esquema de difusión anual. Los informes técnicos que estaban calendarizados en 4 viernes de veda se re programaron para el siguiente día hábil disponible”. La admisión de que se reprogramaría todo, cada vez que un dato caiga en día incómodo porque hay elecciones provinciales.

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Desde la oposición obviamente salieron a cuestionar la decisión con dureza: tenían el argumento servido. Y también lo hicieron desde las consultoras especializadas.

LA DIFUSIÓN DEL DATO ECONÓMICO Y LA VEDA ELECTORAL

El argumento del Indec, que conduce Marco Lavagna, conllevaba una falacia. Es que, durante la veda electoral -esto es 48 horas antes del acto comicial- no se puede: realizar actos públicos de campaña; ofrecer o entregar a los electores boletas de los partidos dentro de un radio de 80 metros de las mesas de votación; publicar y difundir encuestas o sondeos; vender bebidas alcohólicas desde las 20 horas del sábado hasta las 21 del domingo; realizar espectáculos populares al aire libre o en recintos cerrados; y durante el día de la votación se prohíbe portar banderas, distintivos o insignias partidarias.

Todos esto está previsto en el artículo 71º del Código Nacional Electoral. ¿Desde cuándo la cifra de inflación, basada en un relevamiento científico, objetivo, acético y estadístico, es un acto de campaña?

“Es que es buen insumo para la oposición en cada provincia”, deben haber pensado Massa y Lavagna, acaso culposos, recogiendo el reclamo de los gobernadores aliados y marcando un récord mundial de dislates al sacar ese comunicado matinal.

Por la tarde, Lavagna lamentó que “la intención de separar el trabajo estadístico del Instituto del proceso electoral fuera malinterpretada y se despertaran suspicacias sobre la integridad de los equipos técnicos del Indec”. Agregó: “Consideramos que es una buena práctica no dar información estadística en medio de la veda pero, dada la controversia ocasionada, las cuatro fechas se mantendrán en su esquema establecido originalmente”. Aludía, además, a los meses de junio, octubre y noviembre donde se darán a conocer informes de precios y comercio exterior.

Está claro que para el oficialismo el domingo 14 es una capítulo importante de cara a las elecciones presidenciales de octubre: el gobierno aspira a que esos peronismos sean reelectos en sus distritos (serían cinco triunfos en una sola noche, si se da el escenario ideal) como para inyectar expectativa a la disputa nacional, que viene complicada y que aún no tiene un candidato definido. Podría ser el propio Massa o un Daniel Scioli o un Wado de Pedro; se verá.

¿UNA VUELTA AL PASADO?

Este toqueteo intentado en el calendario del Indec era grave. Porque, de concretarse, volvería a teñir con la “necesidad política” de turno a un organismo que venía recuperando credibilidad después de que ésta fuera arrojada a los chanchos durante la famosa intervención del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en el gobierno de Cristina Kirchner. Eran épocas en las que el dibujo para sostener el relato fue la norma que rigió la vida profesional de un ente que es consultado por gobiernos de otros países y organismos internacionales varios.

Un impecable trabajo del ya fallecido economista Jorge Todesca iniciado en 2015, incluso dándole malas noticias al gobierno de Macri casi todo el tiempo, inició la recuperación del organismo que, digámoslo, fue continuada por Lavagna junior durante la gestión de Alberto Fernández. Hasta que llegó el Censo del año pasado, con desprolijidades que dejaron un sinsabor y encendieron un primer llamado de atención.

El episodio comunicado ayer y luego desandado, el daño que hace la mencionada sospecha de intencionalidad electoral como motivador del mismo, asoma como un retroceso en ese proceso reconstructivo. Una nueva intromisión política en detrimento de la excelencia estadística.

Y en algún sentido es peligroso porque incluso podría arrojar sospechas sobre los datos, que deberían ser impolutos. “¿Si cambian la fecha de comunicación del Indice de Precios al Consumidor de abril (IPC) porqué no pensar que maquillan los números?”, podría preguntarse una mente desconfiada.