River y un triunfo campal sobre Boca

El Superclásico terminó en escándalo. La victoria de River sobre la hora 1 a 0 con un penal convertido por el colombiano Miguel Borja a los 46 minutos del complemento desató una verdadera batalla campal en el campo de juego a raíz de una actitud provocativa de Agustín Palavecino hacia Nicolás Figal que generó la reacción del arquero xeneize, Sergio Romero.

Mientras Borja le agradecía a Dios en un festejo solitario en el banderín del córner, la batalla campal no tuvo freno con el ingreso de suplentes y colaboradores, que motivó la actuación de la seguridad privada. Entre golpes y amenazas, la confusión era tal que se hacía muy difícil distinguir quien era parte del incidente y quienes intentaban separar.

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Después de varios minutos, Palavecino más los suplentes Ezequiel Centurión y Elías Gómez vieron la roja en River, mientras que Boca, finalizó con 8 jugadores por las expulsiones de Ezequiel Fernández, Miguel Merentiel y Nicolás Valentini, además del entrenador, Jorge Almirón. Luego de esos minutos de caos, el juego se reanudó y River , con 10 jugadores contra 8 del rical, pudo haber aumentado la ventaja, pero el propio Borja no llegó a conectar un centro de Enzo Díaz.

El Superclásico empezó con los dientes apretados. La intensidad fue una característica que motivó alguna pierna fuerte que Herrera sancionó con tarjetas amarillas. El árbitro pareció perder las riendas del partido ya que no se animó a expulsar en acciones de segunda tarjeta amarilla, cosa que podría haber sucedido con Alan Varela, Nicolás Figal y Milton Casco y esto fue calentando los ánimos. Con 7 amarillas solamente en los primeros 45 minutos, las protestas de ambos bandos se convirtieron en moneda corriente. Y la sanción del penal (hay contacto de Agustín Sández sobre Pablo Solari) con el tiempo cumplido aceleró el desmadre final.

Antes, el poco fútbol del clásico lo aportó River, en el contexto de un partido que no estuvo a la altura del gran marco de público. Con Boca cauteloso, el millonario dispuso de las mejores situaciones en la primera etapa. Primero con un remate de Ignacio Fernández que Sergio Romero envió al córner con una estirada y luego a través de un cabezazo de Lucas Beltrán, que pasó cerca del segundo palo, con el arquero ya vencido.

River eligió la banda defendida por el juvenil Valentín Barco, que tuvo una tarde con muchas dudas. A su espalda, el local proyectó a Milton Casco y buscó asociaciones entre el Lucas Beltrán y Esequiel Barco. Cuando el ex Independiente recuperaba la pelota, aportaba verticalidad, recibiendo infracciones en su camino.

Un tiro libre ejecutado por Nacho Fernández, sobre el cierre de la primera etapa, y despejado por Chiquito Romero resultó otra ocasión para un River que hizo el gasto, sin dejar que el pibe Barco, Luis Advíncula y Sebastián Villa entraran en contacto con el balón. Franco Armani casi no tuvo trabajo en ese primer tiempo.

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En el complemento Boca arrancó con otra actitud e incomodó a River al encontrar espacios con Sebastián Villa y Luis Advíncula. Sin embargo, el avance “xeneize” duró unos minutos y River recobró el protagonismo y las situaciones de peligro.

La más clara estuvo en los pies del ingresado Pablo Solari. Enzo Díaz quitó un balón y encontró a Barco adelantado y asistió al ex Colo Colo en su llegada franca, libre de marca. Cuando todo el Mas Monumental ya palpitaba el grito de gol, el remate cruzado que rozó en Nicolás Valentini dio en el palo izquierdo y recorrió la línea sin ingresar. La visita respondió con un tiro libre de Villa que obligó a la reacción precisa de Armani.

A la media hora del segundo tiempo, la intensidad le pasó factura, principalmente a River. Sin tanta frescura, Martín Demichelis buscó más peso en el área con Borja, que determinó la salida de un desgastado “Nacho” Fernández, y aire renovado con Palavecino por Barco. River confundido ante un Boca conforme, le dieron un tono gris al final del juego.

Sin embargo, la polémica de la noche rompió el partido con la infracción del ingresado Agustín Sandez por Barco a Solari. Herrera cobró convencido y el VAR no lo llamó. Borja tomó la pelota y la puso junto al palo derecho, abajo, cuando Romero eligió el otro lado. Y el estadio fue Más Monumental que nunca en la explosión del grito de gol.

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