Nadie está a salvo del delito: “La banda del crique” le robó a un policía

Una familia de City Bell pasó a conformar en las últimas horas la larga lista de víctimas de una modalidad que desde hace varios años se encuentra instalada en la denominada Zona Norte: los escruches.

En esta oportunidad, el blanco del ataque resultó ser un efectivo policial.

El hecho tuvo lugar en horas de la tarde de ayer en una vivienda emplazada en 132 entre 442 y 443, durante un espacio de casi tres horas en las que tanto el uniformado como su familia estuvieron ausentes de su morada.

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Tal como lo especifica la definición de escruche, robo en ausencia de los ocupantes, una banda de ladrones se aprovechó de que los propietarios habían salido de paseo y terminó irrumpiendo por la fuerza a su propiedad con el objetivo de apoderarse de sus pertenencias.

Para acceder a la morada, los delincuentes desprendieron las rejas de una habitación amuradas a la pared y luego las doblaron hasta generar el espacio suficiente para que pudiera pasar un individuo.

Tras colarse en el domicilio, los intrusos hurgaron en cada rincón de la casa cargando a sus mochilas cada objeto de valor y asequible que fueron encontrando.

En una serie de fotos a las que tuvo acceso este diario, se puede ver el grado de desorden que dejaron los delincuentes al momento de ingresar en el inmueble.

Si bien todo apunta a que se trató de un robo al voleo, todas las acciones llevadas a cabo en el lugar demuestran que se actuó sin improvisación.

Se tiene certeza que los -por ahora- desconocidos llegaron al lugar con herramientas que les permitieron arrancar de cuajo la reja de la pared.

En este sentido, los investigadores casi dan por descontado que se trataría de una banda que viene causando estragos en la zona con varios golpes de este tipo en los que, para abrir puertas o ventanas, estaría empleado un crique.

En esas circunstancias, el policía jamás imaginó que al retornar de un momento de esparcimiento y relax iba a tener que enfrentarse a un panorama desolador.

Las rejas dobladas le presagiaron lo que le esperaba al ingresar a su casa: un desorden mayúsculo y varios faltantes.

Si bien el caso es materia de investigación, el efectivo de la Policía de la Ciudad precisó a sus colegas de la Bonaerense, al momento de radicar la denuncia, que “le dieron vuelta la casa” y es por ello que los investigadores asumen que se trató de un robo al voleo.

Un desorden mayúsculo, algo que se vio en toda la vivienda / EL DIA

Luego de ver que su ventana había sido vulnerada, el uniformado se aseguró de que no hubiese nadie en el interior y fue en ese marco que ingresó y se encontró con el angustiante panorama.

De todos modos, pese al desconcierto y el mazazo de las pérdidas materiales, el hombre se abocó a la tarea de evaluar los perjuicios.

Al inventariar sus pertenencias, el hombre detectó faltantes de índole personal, siendo la gran mayoría artefactos electrónicos.

A este perjuicio se debe sumar el presupuesto con el que deberá contar el policía para poder llevar adelante la reparación de la pared y la reinstalación de la estructura de hierro.

El damnificado reportó como objetos robados un televisor de 32” marca BGH de color negro; una consola de viedojuegos marca PlayStation modelo 4 con un joystick marca Sony; la suma de 500 dólares y dos camperas de abrigo de hombre. Confirmó además que no se llevaron ningún objeto inherente a su rol como policía.

En base al botín que se llevaron los ladrones, los investigadores casi da por descontado que actuaron al menos dos sujetos y que se retiraron del lugar en un vehículo.

En tanto, el horario preciso en el que ingresaron a la propiedad, la cantidad de ladrones que participaron del golpe y el medio que utilizaron para arribar y abandonar el lugar aún son motivo de investigación.

Con el objetivo de definir estas variables, la Policía realizó una recopilación de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la zona.

Además, en horas de la tarde, los peritos se acercaron al lugar para intentar recabar elementos de prueba, que ayuden a la identificación de los autores.

Con el objetivo de “no entorpecer la investigación”, una fuente consultada evitó precisar si en la escena pudieron levantar marcas dactilares de alguno de los delincuentes, aunque confirmó que al menos dos huellas de calzado quedaron impresas en las inmediaciones de la ventana.

La amarga experiencia que le tocó vivir a este uniformado demostró nuevamente que por más medidas de seguridad que se tomen, en la Zona Norte continúan sin respiro en materia de inseguridad.

Por la proximidad en el tiempo, no se puede pasar por alto que 48 horas antes, City Bell había sido epicentro de una brutal entradera cometida contra un jubilado.

Dicho episodio de inseguridad ocurrió en la calle 14 C entre 462 y 464. Los delincuentes eran cinco, entre ellos una mujer, y actuaron a cara descubierta y armados. Le pegaron cachetadas y hasta le gatillaron en la cabeza. “Por suerte la bala no salió”, dijo el damnificado. Luego de apoderarse de dinero y armas de fuego, lo ataron y huyeron.