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Espectáculos |EN EL TEATRO ARGENTINO

Mariana Astutti: “A las mujeres nos gusta afirmarnos bailando flamenco”

La bailaora presenta junto a Laura Azcurra “Salir del ruedo”, una obra de teatro que deconstruye el género andaluz

Mariana Astutti: “A las mujeres nos gusta afirmarnos bailando flamenco”

Laura Azcurra y Mariana Astutti se baten a duelo en “Salir del ruedo”, que lleva siete años sobre escena

27 de Junio de 2023 | 03:18
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El miércoles, desde las 21, la sala Astor Piazzolla del Teatro Argentino se vestirá de blanco: una escenografía “muy imponente, blanca, que simula un ruedo, con dos pequeños ruedos en los costados”, será el escenario que dos mujeres construyen un lugar para desplegar el máximo de su fortaleza. A través del lenguaje flamenco, bailan haciendo sonar su propio ritmo. ¿Es un duelo? Al principio, sí, dice Mariana Astutti, que llegará junto a Laura Azcurra para presentar “Salir del ruedo”.

Al principio, se trata de un duelo entre ambas, un duelo metafórico, “contra el otro, contra nosotros mismos, contra España”, el país del flamenco. Pero en esta pieza estrenada en 2016 que mezcla danza, monólogos y actuación, una obra de teatro que utiliza y manipula el lenguaje flamenco, el vínculo se transforma en el camino, la rivalidad termina “en una escucha”.

No es, está claro, flamenco tradicional. Nacida en La Plata, donde vivían sus padres, estudiantes de Viedma, Astutti, multifacética artista, se ha desarrollado como bailaora, música e investigadora académica, poniendo el foco en el lenguaje flamenco pero desde un abordaje transdisciplinar, innovador, que deconstruye esquemas y estereotipos e indaga en una identidad con raigambre argentina.

Su carrera, así, ha sido la de una tensión: amar el flamenco y reconocerlo ajeno. “El flamenco ya lo tengo en el cuerpo, llevo 25 años con el flamenco, eso no se puede negar”, explica, y además agrega que es un lenguaje con potencia: “A las mujeres nos gusta afirmarnos bailando flamenco”, dice Astutti, que trabaja actualmente en el lanzamiento del disco “Los abanicos de Chinchero” (12 temas con bases de flamenco cruzadas con otros géneros, con invitados, siempre, desde “lo propio”) y que para la segunda parte del año prepara el estreno de “Agujetas Cantaoras”, espectáculo que dirige y en el que comparte escena con la cantante Daniela Horovitz y la bailarina de Graham Victoria Romero.

El título de esta pieza que presenta mañana en el Argentino (con entrada gratuita, con reserva previa), de hecho, anuncia ya esa intención rupturista, ese “salir” de la tradición: no hay sobre escena lunares, castañuelas y vestuarios tradicionales. El proyecto, relata Astutti, en diálogo con EL DIA, nació de hecho como una propuesta tradicional que ya tenía a Azcurra a bordo. Pero cuando la convocaron, “le planteé que hace años no hacía flamenco tradicional: justamente, tengo esa búsqueda por saber qué hacer con ese lenguaje, que no sea imitar a España, al tablado tradicional. Estudié en paralelo a formarme como bailaora Historia del Arte, y allí esas preguntas tan teóricas que uno se hace me atravesaron el cuerpo mientras iba y volvía a España a estudiar flamenco”.

 

“Salir del ruedo” se verá mañana en la Sala Astor Piazzolla. Entrada gratis, con reserva previa

 

“Entonces”, cuenta la artista, “le propuse si quería sumarse a un proyecto más experimental, con esos tablados blancos con los que estaba trabajando”. Azcurra se sumó, y por su influencia “Salir del ruedo” se terminó transformando en “una propuesta más teatral: es una obra de teatro” que lleva siete años en los tablados, siempre abordando el flamenco desde el lateral, desde estas orillas.

- ¿Y por qué experimentar con el lenguaje del flamenco, por qué empujar las barreras del lenguaje?

- Básicamente, las raíces del flamenco tienen que ver con una cultura que no tienen que ver con nuestro territorio. Esto lo he dicho en ponencias académicas, y también escénicamente. En “Salir del ruedo” lo digo en un monólogo incluso. A mi, una chica de Villa Crespo, con antepasados mapuches, me parecía raro estar desarrollando un arte que no tuviera que ver con mi historia, estar constantemente usando un vestuario de una cultura que no tenía nada que ver con mi historia familiar, no había nada que me anclara en un lugar identitario en relación a Andalucía. Entonces, me preguntaba qué hacer con eso que me encantaba, sin caer en la imitación. Sobre todo después de 10, 15 años estudiando el virtuosismo del flamenco. Cada viaje que hacía a España, cada vez que venía un maestro a dar clases, se generaba una especie de “auto-colonización”: los pasos había que hacerlos iguales, las cosas eran así. Esto ha ido cambiando, pero hubo un momento donde estuve bastante sola en este sentido, tenía que seguir trabajando en tablados tradicionales en circuitos que no les gustaba romper esa pureza, algo medio ridícula, porque era el purismo de otro territorio. Esa incomodidad, de alguna manera, impulsó mi carrera. La carrera de Historia del Arte me vino bien: trabaja con la deconstrucción del lenguaje, y uno con el lenguaje hace lo que quiere. Entonces, empecé a insistir en este lenguaje, hermoso, poderoso, rico, para potenciar lo propio.

- Todas las decisiones que has tomado están fundamentadas en un bagaje teórico, y eso redunda en un espectáculo distinto: sin lunares, sin castañuelas, alejándose de ciertos estereotipos que el espectador muchas veces espera. ¿Pensás que este giro ha llevado a “Salir del ruedo” a seguir volviendo tras 7 años?

- Sí. La obra, de todos modos, se resignifica cada año. Y tiene una bajada de todo esto que digo, pero no le falta flamenco. Cuando entrás en la obra, entrás como en un tobogán, no te vas nunca de la tensión, de la pasión, de la música, de la rítmica, de la potencia de lo femenino: esa, para mi es la esencia del flamenco. Aunque uno esté viendo otro modelo de representación, no falta eso que uno identifica como la parte hermosa del flamenco: uno va al flamenco a buscar potencia, música, ritmo, y eso está en la obra.

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