En Gimnasia, todos quedaron en la mira luego de la derrota que volvió a complicar su futuro

La preocupación transmitida por Leonardo Madelón en la conferencia de prensa posterior a la derrota sufrida por Gimnasia en su visita a Huracán, se multiplicó en el club a nivel socios e hinchas, quienes afirmándose en esta nueva caída del equipo en condición de visitante, expresaron su malestar, a través de diferentes canales, con la dirigencia, la secretaría técnica y el propio plantel.

El triunfo celebrado en la fecha anterior contra Vélez, en el Bosque, cuando el técnico que sucedió en el cargo a Sebastián “Chirola” Romero hizo su presentación, había calmado las aguas, porque con esos tres puntos el Lobo había salido de “terapia intensiva”, entendiéndose con esto que dejó el último lugar en la Tabla Acumulada de puntos que marcará uno de los dos descensos de categoría.

Esta victoria mejoró el clima reinante en el “Mundo Gimnasia”, que volvió a levantar temperatura cuando en Parque de los Patricios el equipo dejó pasar la chance de sacar una mayor ventaja sobre Huracán, rival directo en ese “torneo aparte” que una docena de clubes están jugando para mantenerse en Primera al término de la presente Copa de la Liga, un certamen de 14 fechas que va por la quinta.

El dolor causado por la caída resultó más fuerte porque se registró en el marco de un partido en el que los albiazules jugaron toda la etapa complementaria con un hombre más por la expulsión de Federico Fattori en el tramo final del primer tiempo, con el marcador igualado sin anotaciones.

El traspié, cuarto en cinco presentaciones, porque antes los Triperos habían perdido sucesivamente con Talleres (L), Colón (V) e Independiente (L), revivió los fantasmas que acompañaron al equipo y a sus responsables, incluyendo a la dirigencia, secretaría técnica y cuerpo técnico, desde que empezó a transitar, con un plantel sin experiencia, y mayoría de juveniles, la Liga Profesional a comienzos del presente año.

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Las críticas, retroactivas a la gestión anterior, tuvieron como punto de partida la crisis económica que se trasladó a lo futbolístico, con la repentina salida de los principales referentes del equipo que bajo el mandato de Néstor “Pipo” Gorosito había llegado a los primeros planos, e incluso a la Copa Sudamericana todavía en disputa.

El Lobo transitó el primer semestre con altibajos, y cuando en teoría llegaba la época de cosechar lo sembrado, la transferencia de los jóvenes más destacados, como Ignacio Miramón y Alan Lescano, volvió todo “a fojas cero”, y los malos resultados en el inicio de la actual Copa de la Liga desembocó en el despido del técnico con el equipo hundido en la tabla, peligrando su continuidad en Primera.

“Hay que aprender que hay que sumar. Hay que ponerse fuertes de la cabeza y convencerse. Hay que encontrar tranquilidad. Hay 12 equipos con el mismo problema que nosotros”, resumió Madelón en las primeras declaraciones tras el duro golpe recibido en Parque de los Patricios.

A esta altura de la noche del martes, los seguidores de Gimnasia ya manifestaban su bronca, por el resultado, y por el futuro que mostrará al representativo albiazul amenazado en una competencia donde le espera el siguiente programa: L Central, V Estudiantes, V Instituto, L Argentinos, V Barracas, L River, V Arsenal, L Atlético Tucumán, V Banfield.

A propósito del primero de estos desafíos, el del fin de semana en 60 y 118, Madelón adelantó que “contra Central hay que tener paciencia y no ser pacientes, aunque parezca contradictorio. El sábado hay que gastar al rival. Hay que hacer silencio y pagar las cuentas”.

Es lo mínimo que espera la gente de esta formación que para el técnico “debe aprender a sumar, aunque sea de a un punto” y para quienes lo respaldan desde las tribunas tiene que afirmarse en cada una de las líneas, empezando por una defensa que volvió a pagar en una jugada de pelota parada, esa que le costó el primer gol frente a Huracán.

Todos quedaron entonces en la mira, con el grado de responsabilidad que se les adjudica en la conformación y desarrollo de un equipo albiazul al que por delante le quedan “nueve finales”, al cabo de las cuales tendrá que hacer un nuevo punto y aparte.