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Información General |Un tema clave en la vuelta a clases

Bullying y acoso escolar: que ir a la escuela no sea una pesadilla

Con el comienzo del ciclo lectivo, muchos chicos vuelven a enfrentarse a sus acosadores. Docentes de la Ciudad cuentan cómo abordan esta problemática en el aula, para que las familias no teman por el bienestar de sus hijos

Bullying y acoso escolar: que ir a la escuela no sea una pesadilla

Para muchos chicos la escuela es un entorno violento y hostil / Freepik

Camila Moreno

Camila Moreno
cmoreno@eldia.com

3 de Marzo de 2024 | 06:27
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En mayor o menor medida los niños se encuentran emocionados ante el inicio de las clases. Un año que comienza con la promesa de nuevas experiencias por delante y el reencuentro con sus amigos tras las vacaciones suele ser el motor que impulsa a los chicos a retomar la escuela.

Pero para otros el retornar al aula puede ser una pesadilla ya que allí se encuentran con quienes los acosan constantemente.

El bullying es una problemática que afecta a miles de chicos en todo el país, según un relevamiento de la ONG Bullying Sin Fronteras, durante el primer semestre del 2023, 7 de cada 10 niños fueron víctimas de acoso o ciberacoso en Argentina.

Por bullying se entiende a la acción de “humillar intencionalmente, de manera reiterada, sostenida y creciente, a un par que no puede reaccionar de manera tal que interrumpa esta dinámica. Para que esta humillación exista, debe haber público-testigos-espectadores que la confirmen y, además, un ‘vacío’ de cuidado, una ausencia de adultos que intervengan a tiempo”, explicó la licenciada en psicopedagogía María Zysman, directora de Libres de Bullying.

Ante la masificación de esta problemática, que hoy en día excede el ámbito escolar ya que los chicos están en constante contacto entre sí mediante las redes, docentes y profesionales se preparan para enfrentar el problema y que el inicio de las clases no le de lugar al padecimiento.

“En mi caso particularmente me gusta llamarlo acoso escolar, si bien bullying es algo que conocen, muchas veces no queda bien claro y prefiero decodifiquen su significado como un problema que surge en la escuela y que es recurrente como una forma del ejercicio de la violencia”, expuso el profesor de Comunicación Social y licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades secundaria, Matías Maniago.

Actualmente Maniago da construcción de la ciudadanía en segundo año de la secundaria 55 (6 y 72), materia ideal para abordar el tema. “En el aula problematizamos el tema en relación a los tipos de violencias que abarca la verbal, física, psicológica, sexual y la caracterización del acoso escolar no como un simple hecho de violencia sino como agresiones reiteradas, sistemáticas, que incluso pueden involucrarse hasta cuatro personas, desde el sujeto maltratador, pasando por el sujeto encubridor/colaborador, alguien influenciable, un sujeto testigo no participante, hasta llegar a la víctima o alguien que se caracteriza por la sumisión o sometimiento”, detalló.

La escucha de los chicos ante estos temas no deja de sorprender, “si bien no vienen directamente a plantearte que quieren hablar de acoso, cuando sucede alguna situación empiezan a salir a flote todo tipo de cuestiones. A partir de su curiosidad o sus dichos, uno como docente va conociendo sus necesidades, sus conflictos y los problemas que a ellos los atraviesan. Muchas veces a partir de una charla de algún taller o alguna actividad salen los temas y desde ahí se trabaja”, contó por su parte Maira Reyes, profesora de historia y geografía.

De la prevención al abordaje

Tal como detallaron los docentes ellos tienen diferentes líneas para trabajar en materia de prevención pero ¿qué pasa cuando el acoso ya fue cometido?

“Si observo alguna situación o noto algo raro dentro del aula lo primero que hago es pausar la clase, nunca lo dejo para tratar más adelante. Entonces pauso por un momento el tema que estamos tratando y reflexionamos sobre el compañerismo y los valores”, sostuvo Maira y completó que luego “dependiendo la gravedad de lo ocurrido llamo al preceptor o al equipo directivo y cuando paso la clase me comunico con el equipo de orientación escolar para ver como se aborda esto con todo el curso. Para que no quede solamente en una charla o en el momento en el que me ven ahí. Obviamente para que lo vayan trabajando con todos y también le comuniquen al resto de los profesores”.

A su entender “es fundamental que los docentes accionemos ante estas situaciones, si bien no somos responsables al 100 por ciento de lo que sucede como la autoridad del aula tenemos la responsabilidad de ponerle fin. Además lo que se pone en pausa en ese momento es la explicación del tema que se esta tratando ese día y no la clase, porque hablar de esto también es parte de la clase y de nuestro rol como profesores”, sostuvo.

En tanto que por su parte Matías manifestó que “en caso de acoso escolar, se conversa con las y los implicados, si es un problema reiterado se labra un acta como constancia de los hechos para que luego pueda intervenir también el Equipo de Orientación Escolar y trabajar en conjunto con otros agentes desde lo institucional”.

Eso la parte burocrática o reglamentaria -por definirlo de alguna manera- pero después “también es necesario propiciar un espacio de reflexión grupal con el curso para que se expresen y que puedan identificar emociones y comportamientos. Y algo fundamental para mí, tratar el concepto de diversidad es clave, muchas veces es la diferencia con un otro lo que provoca la agresión y/o intimidación. Una actividad sencilla pero significativa es que escriban la relación con sus compañeros y en caso de conflictos, qué harían para mejorar la convivencia porque, en definitiva, en la escuela se convive con otros”, destacó el docente.

Al tomar este tipo de medidas muchas veces se encuentran con que los chicos no son completamente conscientes del mal que generan en el otro, si bien saben que está mal lo que hacen no comprenden de que manera repercuten sus acciones en la víctima.

“Muchas veces nos encontramos con que no comprenden la gravedad de la situación. Quizá porque vienen de ambientes familiares cargados de violencias también, pero no dimensionan sobre el daño, el temor o la tristeza que pueden ocasionar”, señaló al respecto Matías Maniago quien desde su experiencia pudo comprobar que “la reacción es variable pero a partir de que las autoridades intervienen puede que quienes ejercen acoso escolar trabajen su conducta de manera más autocrítica, aunque no sin resistencias. Generalmente intentan liberarse de culpas o responsabilidades pero creo que es un problema que se resuelve en el aula y fuera del aula”.

El rol de las familias

En ocasiones los padres no están al tanto de lo que sufren sus hijos en la escuela, ya sea por vergüenza o para no preocuparlos muchos niños deciden ocultar a sus familias sus padecimientos. Es por eso que resulta importante prestar atención a cualquier cambio o malestar que los chicos demuestren.

“La contención es súper importante, la escucha el cuidado. Cuidar a sus hijos desde la validación de lo que dicen es fundamental, no hay que minimizar sus sentimiento”, aseguró al respecto Reyes y añadió que de notar algo hay que “acercarse a la institución lo antes posible, ya que una vez que el padre acude la escuela comienza a abordar el tema. También para hacer un seguimiento del estudiante de sus vinculo y también la parte pedagógica”.

Pero además de notar que los chicos son víctimas de acoso, hay familias que se pueden encontrar con que sus hijos son los victimarios o tal vez testigos de ataques, es por eso que “siempre le recomiendo a los padres que hablen con sus hijas e hijos sobre el respeto y el trato digno. Son cuestiones que, muchas veces, no vienen dadas de ante mano desde la familia. La escuela puede aportar herramientas para trabajar aspectos esenciales de la formación de una persona, pero es la familia también quien debe cooperar para desarmar las violencias entre las y los jóvenes”, concluyó Maniago.

Siempre le recomiendo a los padres que hablen con sus hijas e hijos sobre el respeto y el trato digno. La familia debe cooperar para desarmar las violencias entre los jóvenes”

Matías Maniago, profesor

Durante el primer semestre de 2023, 7 de cada 10 niños fueron víctimas de acoso o ciberacoso

“La validación de lo que dicen es fundamental, no hay que minimizar sus sentimientos”

 

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