Frenan paro aeronáutico y denuncian “extorsión”

La Secretaria de Trabajo y Empleo de la Nación dictó ayer la conciliación obligatoria con dos de los gremios aeronáuticos, que amenazaban con llevar adelante una medida de fuerza en respuesta al decreto impulsado por el presidente Javier Milei en el marco de la llamada desregulación del mercado aerocomercial y que incluía la quita de barreras de ingreso a las nuevas empresas que quieran operar en el país y la eliminación de ciertas normas para tarifas y frecuencias.

La empresa Aerolíneas Argentinas, foco del conflicto gremial, sacó un comunicado confirmando el dato. “Los vuelos del inicio de las vacaciones de invierno continuarán programados sin modificaciones”, señala el documento.

Y agrega: “Ante la advertencia sobre posibles medidas de fuerza en el contexto de la negociación de paritarias salariales, la compañía elevó el pedido de conciliación, que fue aprobado esta misma tarde (por ayer) por la autoridad laboral. El dictado de este instrumento insta a los sindicatos a suspender las medidas de fuerza previstas en el marco de este conflicto, abriendo una nueva instancia de negociación. De esta manera, la compañía aseguró la operación en una de las quincenas de mayor tráfico aéreo del año Aerolíneas Argentinas reafirma su compromiso de ofrecer el mejor servicio a sus pasajeros, manteniendo sus altos estándares de calidad”.

La cartera de Trabajo, por su parte, difundió un escrito en el mismo sentido, comunicando la conciliación desde las 00.00 horas del día 12 de julio (hoy) en el conflicto que mantienen la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) con Aerolíneas. La medida se dictó para garantizar la normalidad en el inicio del período de vacaciones de invierno.

El decreto y la reacción sindical

El decreto de desregulación aérea firmado por Milei tiene tres capítulos. La gran novedad radica en que no solo se aplicará a las líneas aéreas, sino también a las compañías que hacen soporte en tierra. Es decir, terminará el monopolio de Intercargo, la empresa pública que realiza todos los servicios para las compañías aéreas, locales e internacionales.

Este dato, más la obvia cercanía de los gremios de los pilotos y del personal que no vuela con el kirchnerismo, hacía que estuviera casi cantado el aumento de la conflictividad por seguir el camino aperturista en la materia. En el medio, claro, los usuarios que son los que terminan viendo cómo se complican sus traslados -retrasos, cancelaciones de vuelos- por los paros o las asambleas en los aeropuertos. Como la que estaba convocada para hoy por APLA en Ezeiza. En principio, la conciliación obligatoria aseguraría normalidad en una de las quincenas de mayor tráfico aéreo del año, como dijo el comunicado de Aerolíneas.

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Pero la conflictividad, en verdad, sigue latente. No hay la más mínima empatía entre el gobierno y los gremios, cuyos afiliados están entre los que mejor ganan en Argentina. Es verdad: hacen una tarea de enorme responsabilidad, en especial los comandantes de las aeronaves. Para la Casa Rosada, que ha demostrado en los siete meses de gestión libertaria que no le gusta retroceder frente a los sindicatos, la presión con medidas de fuerza es sinónimo de extorsión.

Se vio en un conflicto del verano último con La Fraternidad, el gremio de los maquinistas de trenes. El gobierno no negoció, se hizo el paro y terminó siendo contraproducente para los popes gremiales en términos de opinión pública.

En el caso de estas horas, del otro lado de la pulseada no está el ferroviario Omar Maturano sino Pablo Biró, el número uno del gremio de Pilotos, que creció y se hizo fuerte de la mano del conflicto permanente y que siempre tuvo buena sintonía con los gobiernos kirchneristas. Además, los líderes de los otros seis sindicatos que están presente en la actividad aerocomercial siempre han tenido una posición contraria a cualquier cambio de las reglas. Se oponen sistemáticamente a la apertura o al ingreso de nuevos jugadores y a la idea de la competencia entre empresas, lo que según el mileismo llevaría a una mejora de los servicios en general y una baja de las tarifas. Esta dureza ya se vio en el gobierno de Mauricio Macri, cuando entraron actores nuevos low cost como Flybondi o JetSmart.

Pero dentro de Aerolíneas la posición gremial es oponerse a la política aerocomercial en general, aún cuando la apertura de los cielos es una política pública de la que en nada participa la empresa de bandera. Sin embargo, las medidas de fuerza sí se realizan en Aerolíneas porque los gremios parecen creer que un conflicto allí afectará al plan aperturista general de Milei, en el sentido de desgastarlo.

La politización de Aerolíneas

El tema viene de arrastre y tiene que ver con la absoluta politización de la gestión de Aerolíneas, prácticamente tomada como un coto kirchnerista. Gestiones pasada que se han cansado de hacer concesiones.

Durante el kirchnerismo, el domino del camporismo en el mundillo aerocomercial era total y todas las decisiones que se tomaban, incluso en los entes reguladores que debían controlar, estaban pensadas para el beneficio de Aerolíneas. Los gremios se acostumbraron a eso y se beneficiaron de eso porque la compañía siempre fue su principal empleador. Incluso la empresa les permitió que las negociaciones colectivas salariales sean en temporada alta, al borde de las vacaciones por ejemplo. Eso les da una obvia fortaleza, un notable elemento de presión.

Edgardo Llano, de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), llegó a decir el siguiente disparate: “Es una entrega de soberanía del espacio aéreo a empresas extranjeras con las que Aerolíneas no va a poder competir. Cualquier línea va a poder venir a volar sin siquiera presentar la capacidad financiera de la empresa. Hay muchos narcos que en nuestra región han montado empresas aéreas”.

Los gremios que negocian son cuatro: pilotos, técnicos, el personal aeronáutico (APA) y el superior, todos de AA. El resto suele plegarse a estos acuerdos. Viendo los antecedentes, es probable que no cesen las fotos de la conflictividad cuando avance la apertura cuya lógica final sería que Aerolíneas -que se garantizó que no será privatizada- sea una más entre todas las que vuelen en el país de Milei.

Con la conciliación esperan normalidad en una de las quincenas de mayor tráfico aéreo del año