El Gran La Plata sufre por sus inéditos indicadores de pobreza y desempleo

La región del Gran La Plata enfrenta una realidad social compleja, que no solo se ve en sus calles, sino que ratifican las cifras oficiales del Indec en dos de sus indicadores más sensibles: pobreza y desempleo.

De acuerdo a estos datos, nuestra Región aumentó un 80% su tasa de desempleo en apenas un año y se ubica segunda en el triste podio nacional con un 9,9% de desocupados, apenas superada por el Gran Resistencia, Chaco.

Pero los números se hicieron más crudos esta semana, cuando se supo que nuestra Región tiene a más de uno de cada dos vecinos en situación de pobreza -un 51,2%- y la cifra de indigencia supera el promedio nacional: en la Región alcanza el 18,3% contra un 18,1% de la medición del país.

En la medición, el Gran La Plata incluye a Berisso y Ensenada y al 30 de junio la pobreza afectaba a 477.165 vecinos, marcando una suba del 46,3% respecto al registro de un año atrás. Pero el salto de la indigencia fue mucho mayor, ya que creció 86,7% en apenas un año, al pasar del 9,8% al 18,3%. Son un total de 170.615 vecinos que no tienen los ingresos mínimos para cubrir la canasta alimentaria, lo que en la práctica significa que no tienen dinero para completar las cuatro comidas diarias.

La situación es casi inédita en nuestra Región. Solo en la crisis de 2001-2002 hubo guarismos parecidos, pero esta ves sin estallido social mediante.

Para el Presidente del Consejo Consultivo para el desarrollo de La Plata, Ing. Francisco Gliemmo,

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“La región del Gran La Plata tiene peores condiciones que algunas zonas del país, porque tenemos el conocimiento, que es fundamental para generar trabajo, pero no lo aprovechamos como ventaja comparativa para transformarla en ventaja competitiva y tenemos una pobreza que está casi igual que la media del país. Es el momento de poner como prioridad cómo generar trabajo. Es importante bajar la inflación y mantener el equilibrio fiscal, pero no es suficiente”.

Para el gremialista platense Daniel Vila, miembro de la Comisión directiva de la CGT y secretario general del Sindicato de Carga y Descarga, “la situación es muy complicada y lo vemos en la calle, porque hay gente que tiene trabajo y no llega a fin de mes, ya que el gran problema es la parálisis que hay en todas las actividades. Estamos estancados hace 7 u 8 meses. Esto es para los políticos, porque se tienen que dar cuenta que tiene que juntarse porque esto lo sacamos únicamente entre todos. Y basta con los egos porque acá hay gente que no come. Hemos pasado por varias crisis, como la del 2001, pero está es muy complicada. Tenemos el mejor país del mundo, pero lo tenemos que hacer andar, porque Argentina es una vaca lechera, siempre nos da oportunidades y las dejamos pasar y las generaciones que vienen merecen disfrutar el país”, según le dijo a este diario.

Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, le explicó a EL DÍA que “desgraciadamente, los últimos datos de pobreza nos recuerdan que en economía nada es gratis, y que la mala política económica de ayer tiene sus consecuencias hoy. Haber usado la emisión para financiar gasto electoral en la segunda mitad del 2023 generó un shock inflacionario que hizo caer los salarios reales. Y recordando que el INDEC mide la pobreza por ingresos, esto llevó a una profundización de esta dolorosa estadística”.

Para el economista, “durante 2024, la fuerte baja de la inflación y la mejora de los salarios reales, que fueron acomodándose tras el shock inicial, auguran que en el segundo semestre la tasa de pobreza volverá a bajar. En esta línea, si tomamos algunas estimaciones mensuales, como las que realiza la Universidad Torcuato Di Tella, vemos que la pobreza ya empezó a bajar, aunque sigue en niveles muy altos. Este sube y baja de pobreza que veremos durante 2024 es mayormente cíclico. Hay dos claves para empezar a bajar las tasas de pobreza de manera sostenida: ser doblemente responsables a la hora de conducir la política económica, esto es equilibrio fiscal y monetario en todos los niveles de gobierno, y apurar la implementación de reformas para que la economía empiece a crecer rápidamente. Cada regulación improductiva que se elimina para facilitar la contratación en blanco, el ahorro, la inversión y la producción significa que en el segundo semestre del 2024 y en 2025 veremos un poco menos de pobreza”.

Para Gliemmo, “El estado de situación presagiaba el número dramático de pobreza que se dio a conocer, con más de la mitad de la gente en la pobreza y un 20% en la indigencia, es decir, que no tiene para comer todos los días. En un país como Argentina que genera producción de alimentos para millones de personas tendría que avergonzarnos pasar una situación como esta.

“Esto se sabía que iba a suceder, pero no hay que resignarse. Aunque lo peor es que no pensemos en cómo corregir esta situación, porque el drama lo tenemos. Llegó la hora de sentarnos y proponer una solución para esta situación dramática para toda la sociedad argentina. Hay que consensuar cinco o seis medidas como política de Estado para salir de esto y la primera tiene que ser cómo generar trabajo, cómo incluir a la gente para que a través de su esfuerzo pueda lograr una salida”.

Más allá de los matices, se perfila en los ciudadanos un patrón de deterioro socioeconómico transversal creciente que implica un empobrecimiento relativo en un contexto que ya era desfavorable en 2023, pero se agravó.

Una encuesta nacional realizada en agosto por Opinión Lab, 36% los encuestados se percibían como de clase social baja, mientras que remontándose un año atrás sólo un 18% se veía así; 38% se identificó como de clase baja (30% antes), 21% de clase media (el doble un año atrás) y 4% de clase media alta o alta (9% en 2023).

El mismo informe arroja que casi un tercio de quienes se percibían de clase media alta en 2023 se mantienen igual este año, casi 40% siente que bajó un escalón a la media, casi un cuarto que bajó dos hasta el segmento medio bajo; 5% cayó tres peldaños, hasta la baja.

En tanto, del 30% que se veía como media baja el año pasado, la mitad siente que cayó un escalón a la baja, 6% cree que subió un peldaño a la media y 44% que se mantiene igual.

El 43% de quienes se percibían de clase media en 2023 sienten que descendieron un escalón a la baja, un 20% cree que cedió dos hasta la baja y 37% que se mantiene igual este año.

Por otro lado, del 18% que se veía como baja el año pasado, el 71% cree que se mantiene, 3% opina que subió uno a la media y 25% que subió dos hasta la media baja.

A su turno, la encuesta realizada en agosto por Pulso Research arrojó apenas 0,7% de clase alta, 27,5% de clase media, casi 39% de media baja y 28,5% de baja.

En este marco, según la última compulsa de Analogías, 45,2% de los argentinos cree que la suba de la pobreza de estos meses será permanente, contra casi un 41% que abriga la esperanza de que sea temporario.