25 de Junio de 2005 | 00:00
En el marco de los homenajes al artista plástico Antonio Berni por el centenario de su nacimiento, acaba de editarse un disco que, definido por su mentor César Isella como "un hecho no comercial sino cultural", "resignifica" uno de los personajes emblemáticos de la cultura popular argentina: "Juanito Laguna".
Precisamente "Juanito Laguna" se llama el trabajo discográfico que, con producción de Isella y algunas canciones de autoría del ex Los Fronterizos junto a Armando Tejada Gómez, cuenta con repertorio a cargo de íconos de la música argentina como Mercedes Sosa (con "El mundo prometido de Juanito Laguna", de Isella y Tejada Gómez) y Eduardo Falú (con "Juanito se salva de la inundación", del propio Falú junto a Jaime Dávalos).
El disco, cuya edición original data de 1977 y pasó desapercibido, justamente, por aparecer en plena dictadura militar, trae también canciones a cargo de Marcelo San Juan ("Juanito Laguna ayuda a su madre", de la dupla Astor Piazzolla-Horacio Ferrer), Las Voces Blancas ("Juanito Laguna remonta un barrilete", de Iván Cosentino y Jaime Lima Quintana), y del propio Isella (por ejemplo, con la bosanova "Antonio Berni").
"Juanito Laguna - Berni 100 años" incluye, además, textos en la propia voz del artista plástico, definiendo a su personaje más afamado y, acaso, uno de los personajes que ha trascendido la pintura para convertirse en fiel retrato de los niños cartoneros que hoy inundan las calles porteñas.
LA NUEVA EDICION
Esta nueva edición de "Juanito Laguna" hace que se conozca una obra que pasó desapercibida para el grueso de la gente. ¿Por qué quedó en el olvido tamaño emprendimiento y cómo surgió la idea original de recrear, a través de canciones, al emblemático personaje pintado por Berni?
"Es una edición nueva, porque este disco prácticamente no se conoció. Entre las suertes de mi vida tuve la posibilidad de conocer a Antonio Berni, un rosarino que era un tipo muy simple, muy amigo, muy de familia, de compartir cosas. Y en los 60 y los 70 los artistas de distintas disciplinas nos reuníamos con mucha facilidad; el canto estaba muy cercano a la pintura, nos hacíamos falta mutuamente y colaborábamos mutuamente. En cualquier actividad que tenía que ver con la pintura siempre estábamos los cantores, los poetas, los músicos, inclusive en mi obra, luego de Los Fronterizos tengo tapas de discos por ejemplo de Carlos Alonso. La suerte de conocerlo a Antonio era la suerte de encontrarnos también, en guitarreadas que, por la suerte de este oficio, nos cruzaban en lugares como París. Todo eso hacía que nos animáramos a compartir obras. Y un día Antonio me da la hermosa responsabilidad de esta tarea, porque había obras de Juanito que no estaban contadas aún a través de canciones, y trabajé con Tejada Gómez, inclusive tuvimos que usar seudónimo, porque tuvimos la inocente idea de sacar el disco en 1977, en el peor momento de la dictadura".
¿No sospechaban que en ese momento iba a ser complicado lanzar un disco de estas características, incluso por las voces que contenía?
"Yo me enamoré de sacarlo en ese momento, a sabiendas de que íbamos a tener alguna dificultad, porque era como decir, 'estamos vivos', 'estamos en actividad'. Era como decir 'estamos aquí y estamos haciendo cosas'. Insisto, era una inocencia muy fuerte pero desde el punto de vista de querer compartir con la gente una obra de las características que estamos hablando".
De hecho, poco y nada duró en la calle el disco...
"A las pocas semanas de aparecer el disco, me llaman para decirme que había sido secuestrado el disco. Habían sido secuestradas copias en distintas casas y no lo tiraban pero lo vendían bajo el mostrador. Fueron específicamente a buscar ese disco, no otro. Y nosotros lo dimos como perdido. Después en el 80 yo me tuve que ir porque no aguantaba más. Me llegó una invitación del Instituto de Cooperación Iberoamericano de Madrid y ese fue un hermoso pretexto para subirme a un barco con toda mi familia y mis dos hijos chiquititos e irme por un tiempo. Dije 'voy a ver si descanso un poco mentalmente'. Yo le escribí una carta muy linda a Antonio en el 81, lo que yo no sabía es que Antonio estaba agonizando. Y cuando volví, con la democracia, un marchand de él me dijo que en el sanatorio Anchorena, donde estaba internado, tenía un libro de su hijo, José Antonio, y en medio de las páginas del libro conservaba mi carta".
¿Cómo fue el reencuentro con el material original, después de tantos años?
"Las cintas estaban bastante arruinadas, recuperé lo servible y algún otro material que tenía yo en casa y lo masterizamos y muy digno quedó. Por suerte rescatamos cosas como las de Mercedes Sosa, Eduardo Falú y una versión hermosa de Marcelo San Juan de una canción de Piazzolla".
¿Y cómo fue reeditar la bosanova "Antonio Berni"? ¿Qué recuerdos tiene de esa canción compuesta especialmente para su amigo?
"Cuando Berni me pintaba, yo estaba componiendo una canción, porque era muy largo el rato que me tenía que quedar posando para un retrato. Entonces él me decía 'tocame la guitarra'. Y yo saqué una melodía que me encantó y le encantó a él. Y tiene ese ritmo que yo le veía a Antonio trabajando, porque era chiquito pero tenía una agilidad bárbara. Estaba siempre enchufado laburando y comía como la nona, morfaba y morfaba, y cuando se enojaba, como era sordo, se desenchufaba, y decía 'jodan ahora'. Y esa bosanova tenía que ver con él, por eso se la dediqué. Está, además, en función del trabajo en común, porque cuando trabajábamos el trabajo no se hacía en un laboratorio sino alrededor de una mesa, en una guitarreada, era muy sociable... Por algo pintó a tantos artistas..."
¿Cómo trabajó la inclusión de la palabra de Berni en el disco?
"Recuerdo que lo llevé al estudio y le pedí a Antonio que me contara sobre Juanito. Yo sé que la palabra en un disco no es fácil, puede resultar pesado. Pero Antonio hizo un borradorcito y contó qué era para él Juanito Laguna, y entre las frases que dice está esa de que 'es un chico pobre pero no es un pobre chico'. Yo tuve que sintetizar sus dichos, pero no fue caprichoso. Igualmente, de lo que hay, no tuve que cortar mucho".
¿Y qué expectativas tiene respecto de la suerte que pueda correr esta nueva edición del disco?
"La obra de Antonio lo superó tremendamente a él. Y esta obra es trabajar por la memoria de este digno representante de la cultura popular y hacérsela llegar a los jóvenes. Es importante el trabajo que se hace en las escuelas, porque los chicos representan el futuro de la cultura. Convengamos que muchos jóvenes no tienen idea pero en Rosario, por ejemplo, un montón de chicos se acercaron al disco. Sería interesante que la Nación colaborara para hacer llegar el disco a las escuelas. La obra de Berni está en el mundo, ¿por qué no en la Argentina? Hay que trabajar para que la obra de Berni se conozca".
"Vio más allá de su propia realidad"
Protagonista de una extensa y diversa saga, Juanito Laguna es un personaje con el que el plástico Antonio Berni recreó un modelo de niño que hoy cobra nuevo sentido, de la mano de los cartoneros infantes que recorren las calles argentinas buscando subsistir.
"En el arte es cierto eso de que el artista ve más allá de su propia realidad. Esto es así porque lo vemos en este caso: los desocupados, los migrantes y, sobre todo, con Juanito en la calle", lanza César Isella, para dar cuenta de una producción de Berni, acaso, visionaria.
Es valioso ver cómo cobran nuevo sentido los materiales de desecho -llámense maderas, telas, cartones y papeles- utilizados por el plástico para complementar sus pinturas del niño al que hoy podemos asociar cientos de chiquitos que hicieron de las calles su lugar.
"Juanito representaba la pobreza digna, por eso nos golpea lo que hoy vemos cotidianamente. Y por eso nos sigue haciendo pensar la frase con la que Berni definía a su personaje, eso de que Juanito es un chico pobre y no un pobre chico. Hoy no hay chicos pobres sino más bien pobres chicos", señaló Isella.
Según el músico, "nosotros vemos en Juanito Laguna y su familia un mensaje positivo, eso de sortear las inundaciones o remontar un barrilete, hasta como un hecho de libertad... Y hoy podemos diferencias entre la familia que va levantando el cartón y el pobre chico que está en la calle drogándose . Están las dos imágenes".
"Los chicos pidiendo son característicos de las grandes ciudades, en el interior la familia todavía preserva el orgullo. Lo veo en mi provincia, Salta, que husmeo más que en otros lados. Mi abuela hacía empanadas y las compartía con todos, el vecino hacía locro y también lo compartía. Hay lugares en los que persiste la dignidad y eso de ayudarse entre todos para superar las dificultares. Y eso sí que es importante", puntualizó Isella.
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