Piratas del asfalto: cómo actúan las bandas que roban 4 camiones al día

EN 2012, EN MELCHOR ROMERO, DETUVIERON AL LÍDER DE UNA BANDA E INCAUTARON MÁS DE 24 MIL EDULCORANTES ROBADOS

Hay una norma implícita que las bandas de piratas del asfalto respetan a rajatabla: si van a cometer un golpe, es porque ya tienen la “mercadería colocada”, es decir, un sitio donde van a descargar y vender los productos que acaban de robar. Esa pauta devela una cualidad clave para entender cómo operan los grupos que, por día, sustraen cuatro camiones en las rutas del país: en ellas, nada está improvisado.

Es que para hacer desaparecer semirremolques que pueden tener 18,600 metros de largo, 2,60 de ancho y pesar (con carga) hasta 45.000 kilos, cada una de las etapas debe estar planificada al milímetro.

La Plata es parte de esa ascendente forma delictiva, aunque las cifras locales muestran un escenario menos acuciante que el de capital federal y el Conurbano bonaerense, donde los piratas del asfalto jaquean a los transportistas.

En nuestra Región se roban, en promedio, dos camiones al mes, mientras que en todo el país se registran 134 golpes mensuales bajo esa modalidad. A nivel nacional, la estadística refleja un crecimiento del 12 por ciento anual, si se comparan las cifras del año pasado con lo que va de 2013.

Esos datos se traducen en pérdidas para las empresas por casi 800 millones de pesos anuales (en el país), a manos de bandas que están perfectamente estructuradas.

Se calcula que las bandas suelen estar integradas por unas 20 personas y se puede llegar a pagar hasta 40.000 pesos por un buen dato

La imprevisión está vedada; ningún movimiento es “al voleo”. Son grupos que operan con planificación y logística minuciosa: por ejemplo, nunca van detrás de un vehículo cuya carga tenga un valor inferior a los 200.000 pesos.

“Por debajo de ese monto, el golpe no es rentable ni justifica poner en movimiento toda la infraestructura necesaria para llevarlo a cabo”, explica Gabriel Iezzi, coordinador de la Mesa Interempresarial de Piratería de Camiones.

LAS “ZONAS CALIENTES”

Ese foro antipiratería reúne a unas 80 empresas de transporte y logística, además de organismos oficiales y las cuatro fiscalías especializadas en piratería del asfalto (Escobar, San Martín, Lomas de Zamora y Zárate). Juntos relevaron 1.774 hechos (consumados y tentados) en base a los cuales se elaboró una radiografía sobre cómo operan las bandas dedicadas a asaltar a transportes de carga.

De ese informe se desprende que las “zonas calientes” de este delito son las localidades de Lomas de Zamora, La Matanza, Lanús, Florencio Varela y Avellaneda, además de barrios como Parque Patricios, Villa Soldati y Nueva Pompeya en la capital federal (ver gráficos).

En tanto que la ruta nacional 9, en toda su extensión, la 3, la 7, el Acceso Oeste y la autopista Richieri “son las zonas de mayor concentración” de este tipo de ataques, según explicó el representante de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Carga, Oscar Farinelli, al disertar la semana pasada en San Pablo, sobre seguridad en el transporte.

En esa conferencia aportó otro dato relevante: desde hace al menos cuatro décadas que los piratas del asfalto actúan en rutas del país y, en ese tiempo, los índices más altos de este delito se observaron entre 2002 y 2003.

COMO OPERAN LAS BANDAS

Hoy, esta actividad delictiva está muy concentrada en el área metropolitana: 9 de cada 10 robos se producen a no más de 50 kilómetros del Obelisco. Aunque la mesa antipiratería advirtió sobre una tendencia a la federalización del delito.

Se estima que habría al menos diez grupos operando en el país. Es que las organizaciones que actúan sin gran planificación suelen ser desarticuladas de inmediato.

Hacia el interior de las bandas hay actores que cumplen roles específicos, que dependen de sus propias capacidades. Desde el que provee el dato sobre el objetivo a atacar (un buen informe puede pagarse hasta 40 mil pesos, dependiendo de la dimensión del golpe) hasta especialistas en bloqueo de camiones, “gatilleros” que abordan el vehículo, o técnicos que inhiben señales satelitales, las bandas están integradas por individuos que, en general, actúan de forma muy profesional. Y, por supuesto, un líder.

Se estima que pueden llegar a ser hasta 20. Es que la cadena delictiva no concluye con la sustracción del rodado. Al otro lado de la banda están quienes se ocupan de la mercadería una vez que fue sustraída. A los que cargan y descargan (en los lugares de depósito) se los conoce como los “pisos”.

También están quienes se ocupan de la cuestión comercial: son los que acuerdan compras y ventas y se ocupan de los números. Se sabe: no todo lo que roban va a parar al mercado ilegal; es común que parte de la mercadería se distribuya clandestinamente comercios de distintos rubros, reinsertándose -si no se descubre a tiempo- en la ruta legal.

En cada uno de sus eslabones, la organización criminal suele estar provista de alta tecnología y modernos equipos de comunicación.

“Si se vende, se roba”, es la máxima que moviliza a la actividad. Los piratas del asfalto evitan siempre robar elementos cuya venta no esté asegurada. Y por eso se afirma que un alto porcentaje de los ataques se cometen por encargo. Bajo esa lógica de oferta y demanda, existe hasta lo que se denomina “robo estacional”; en diciembre, por las fiestas, crece el robo de juguetes, mientras que en febrero un cargamento de útiles escolares suele ser un botín preciado.

Esta dinámica tiene consecuencias a la hora de elegir los objetivos y dirigir los dardos: a diferencia de otros años, ahora los ladrones apuntan menos a productos de alto valor agregado (electrodomésticos y artículos electrónicos 21%) que a productos de consumo masivo (alimentos con 28% de los golpes; farmacia y medicamentos 20%; indumentaria 5%).

La radiografía que trazó la mesa antipiratería muestra además que el 59% de los asaltos se cometen entre las 6.00 y las 12.00 del mediodía -seguido por la franja horaria de 12.00 a 18.00, con 28%-, mientras que el jueves (21%) es el día de la semana con mayor índice de robos. Las bandas operan con planificación y logística minuciosa: por ejemplo, nunca van detrás de un vehículo cuya carga tenga un valor inferior a los 200.000 pesos

En nuestra Región -según fuentes policiales- se recibe un promedio de dos denuncias mensuales por piratería del asfalto, aunque un número considerable de esos hechos se registran en zonas de las localidades de Cañuelas y Guernica, que integran el Departamento Judicial La Plata.

La autopista La Plata-Buenos Aires es otro territorio por el que se mueven los piratas del asfalto. Ezequiel (40), un transportista de nuestra Región que hace cinco años se desempeña en el rubro, fue interceptado hace un año y medio poco después del peaje de Dock Sud. Los ladrones que le apuntaron desde una ventanilla, se lo llevaron cautivo junto a su mujer y le robaron el camión.

En cuestión de minutos, el semirremolque de 45.000 kilos se evaporó del sistema de localización satelital y sólo pudieron hallarlo varias horas después, sin la carga (ver La odisea, en primera persona).

¿A qué se debe que -en este tipo de golpes- la intensidad delictiva esté en La Plata claramente por debajo respecto a los sectores más calientes del Conurbano? “La de La Plata es una zona difícil para escapar tras el golpe. Si la banda tiene base en el Conurbano debe trasladarse un tramo extenso con la mercadería y es un riesgo innecesario”, explicó a EL DIA un investigador policial.

OPERATIVOS EN LA PLATA

A pesar de ese panorama, el 9 de noviembre pasado, al menos dos delincuentes actuaron con resolución y en las calles de Tolosa interceptaron al chofer y se llevaron un vehículo cargado de fiambres. Ocurrió en 522 entre 119 y 120, a las 16.30 y a la vista de todos los vecinos.

Por lo general, “los ladrones rodean el vehículo en rutas o accesos y lo orillan hasta que el camionero disminuye la velocidad. Una vez que lo interceptan, se lo llevan raptado y generalmente lo liberan a unos 50 kilómetros de donde dieron el golpe”, describió una fuente policial. Por regla, quienes abordan el rodado a sustraer cuentan con al menos dos vehículos de apoyo.

En nuestra Región son contados los procedimientos por piratería en las rutas realizados en los últimos tiempos. En marzo pasado, en Berisso detuvieron a un ciudadano chino (con domicilio en el barrio de Gambier) que junto a otros cuatro delincuentes habría participado del robo de un camión con una carga de packs de vino valuada en unos 200.000 pesos, que fue hallado en 17 y 124.

Ese mismo mes, pero en Los Hornos, la Policía desbarató una organización delictiva que acababa de robar un camión cargado de gaseosas en la localidad de Moreno, cuya mercadería -se sospecha- estaban descargando en una distribuidora de la zona de 135 y 77.

Y en noviembre de 2012, en Brandsen, fue desarticulada una banda que había robado (en la localidad de Tortuguitas) un cargamento de electrodomésticos valuado en 20 millones de pesos.

Es común que los ladrones utilicen inhibidores de frecuencias con los que desactivan las alarmas satelitales, para dificultar así la localización del camión robado. Por eso, una de las propuestas de la mesa antipiratería sugiere que se tipifique como delito el uso de los inhibidores y que se reglamente su venta y utilización.

Para combatir la piratería del asfalto, el foro también recomendó la creación de un protocolo de investigación para las fuerzas de seguridad, la creación de nuevas fiscalías especializadas, la implementación de gigantografías en las chapas patentes de los camiones para identificarlos con más facilidad y un refuerzo de los controles vehiculares.

Mientras tanto, las empresas se defienden con diversas medidas. Algunas optaron por contratar custodios armados y otras decidieron trasladar sus productos en vehículos blindados, como los que llevan dinero a los bancos.

El resto de los choferes, cada día, sale a las rutas con la incertidumbre a cuestas, sabiendo que quizás, en algún punto del camino, lo estarán esperando piratas del asfalto que, en sus cabezas, ya han repasado decenas de veces el golpe que están a punto de dar.