Sus ventas reflejan un insospechado boom

Para la industria discográfica, el año 2014 ha quedado marcado definitivamente por un regreso triunfal: el del disco de vinilo. Dos décadas después de que muchos auguraran el fin de este formato por la llegada del CD, las nuevas generaciones han vuelto a comprar lanzamientos en vinilo al punto de que sus ventas se duplicaron a lo largo del año pasado alcanzando cifras que no se registraban en el mercado mundial desde 1996.

Impulsado por una calidad de sonido superior, cierta revalorización del ritual de sentarse a escuchar un disco y acaso también la caída del propio CD, el resurgimiento del vinilo parece haber alcanzado dimensión de verdadero boom. Según datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, en 2014 se vendieron en el mundo unas 8 millones de copias de vinilo, un 49% más que el año anterior.

Además de observarse en las bateas de algunas disquerías, el fenómeno se pone de manifiesto en el creciente número de solistas y bandas que a lo largo de los últimos años han lanzado sus nuevos discos tanto en versión vinilo como digital. Y no se trata sólo de figuras como Charly García, Andrés Calamaro, Babasónicos y Miranda, sino también de grupos del circuito under como El Mató a un Policía Motorizado o Boom Boom Kid.

La revalorización del vinilo como formato parece haber impactado también en las estrategias de venta de las grandes compañías discográficas, que la aprovechan para desempolvar hitos musicales (como es el caso de Sumo, Spinetta, Soda Stereo y Virus); y hasta en las ferias y tiendas de usados, donde de pronto empezó a registrarse una demanda inusual.

Lo cierto es desde que a principios de los noventa la industria discográfica comenzó a reemplazar los discos de vinilo por los CDs (mucho más económicos y versátiles) y pese a que el vinilo siempre mantuvo seguidores, nadie esperaba una vuelta así. Con todo, frente al algunos obstáculos que se le presentan al viejo formato en la era digital, muchos han comenzado ya a preguntarse si se trata de un retorno pasajero o tal vez de algo más.

CUESTION DE FIDELIDAD

Cuando se le pregunta a los nuevos compradores de discos de vinilo por qué eligen un formato del pasado, la respuesta casi ineludible alude a su calidad de sonido superior. El propio Charly García se manifestó sobre este punto al presentar en el escenario de Niceto la versión en vinilo de su album 60 X 60.

La tecnología digital “le está sacando pasión a la música” porque poner un disco compacto es como “escuchar una milanesa napolitana. El principio es muy simple -decía aquella noche Charly-: cuando tocás una nota, transmitís una vibración y eso llega en estado puro desde un vinilo. Como dijo Jimi Hendrix, la música no son las notas, sino lo que hay entre ellas, y eso no lo puede leer el CD”.

Pero si bien son numerosos los expertos que aseguran, como Charly, que el sonido del vinilo resulta muy superior, también suele reconocer que hoy no son muchas los personas que verdaderamente lo pueden apreciar.

Gustavo Kass, el dueño de Digital Discos, un negocio que se especializa en discos descatalogados difíciles de conseguir, cuenta que cada vez que un cliente le pide un disco de vinilo porque suena mejor él le pregunta en qué tocadiscos piensa hacerlo sonar. Y es que “muchas veces resulta que buscan un disco de 800 mangos y tienen una bandeja de mala calidad. El problema es que hoy cuesta mucho encontrar equipos en el país. El resurgimiento del vinilo no ha venido acompañado con tecnología de reproducción”, dice.

“La demanda de discos de vinilo creció mucho pero enfrenta el problema de que hoy no se están fabricando bandejas giradiscos en Argentina”, concuerda desde La Disquería su colega Leonardo Negrelli, quien menciona un obstáculo adicional: el alto costo que tienen los nuevos vinilos en nuestro país.

OBJETO DE CULTO

“A diferencia de lo que pasa en Europa o Estados Unidos, donde los discos salen lo mismo en vinilo o en CD, y uno simplemente elige un formato, en Argentina existe una diferencia de precio abismal. Un lanzamiento que en CD cuesta 130 pesos puede llegar a salir en vinilo 750 pesos o incluso más. Por eso es que entre que no se fabrican bandejas en Argentina y los vinilos nuevos salen muy caro, el fenómeno no ha sido tan grande acá como en otros lugares del mundo”, comenta Leonardo Negrelli desde atrás del mostrador.

Frente a tanta copia Trucha y tantas listas de reproducción digital, “el disco de vinilo es ese fetiche que le está devolviendo valor al disco como objeto de culto “

Con todo -reconoce más tarde-, el resurgimiento del vinilo también se nota mucho en nuestro país, “en parte porque hay bolsillos que pueden pagarlo; y en parte porque hay algo de fetiche en el disco de vinilo que no tiene comparación” -dice-. Y es que “además de que su presentación es mucha mas cuidada y de que el sonido del vinilo tiene ofrece mayor profundidad y calidez que la del CD, está también la ceremonia. Uno no pone un vinilo como se programa una playlist para que suene como música de fondo: es algo que exige hacerse del momento para sentarse a escuchar”.

Para Miguel Sierra, un coleccionista platense de discos de vinilo, ese fetichismo que acompaña al boom resulta algo innegable. “Tal vez el hecho de que la música esté comenzando a perder formato físico y hoy la mayoría de la gente la baje de internet ha llevado a que algunos vuelvan a valorizar su antigua presentación. Y en plan de revivir un formato -dice-, el disco de vinilo le gana por varias cabezas al CD”.

Frente a tanta copia trucha y tantas listas de reproducción digital, “el disco de vinilo es ese fetiche que le está devolviendo valor al disco como objeto de culto -sostiene Sierra-. Porque además de que no se presta ni se copia, es algo que impone toda una ceremonia: uno se siente a escucharlo; no lo pone porque sí”.

Aunque el boom del vinilo parece impulsado por muchas personas en el mundo que acaso piensen como él, no está claro en que medida ese boom logrará sostenerse. Ocurre que más allá de las dificultades puntuales que el desarrollo de este formato enfrenta hoy en Argentina, su horizonte de crecimiento tampoco es claro a nivel mundial.

Por lo pronto, pese a que son numerosas las figuras de la música que aspiran a lanzar discos de vinilo en los próximos años, la maquinaria que se requiere para producirlos dejo de fabricarse hace décadas y las pocas firmas que la conservan están teniendo serios problemas para responder a la nueva demanda por escasez de insumos básicos. Tanto es así que en Estados Unidos, la meca de la industria musical, hoy existen apenas quince empresas capaces de fabricar discos de vinilo y sólo una para proveerles el 90 por ciento del material.