El drama de la inseguridad se instaló en un barrio de La Plata: 7 robos en 6 días

El cuadrante sur del casco urbano, en torno a las plazas Sarmiento, Yrigoyen y Perón, más los parques Vucetich y Castelli, es el escenario de una auténtica ola delictiva. La gama de episodios van desde las entraderas, los intentos de asalto por motochorros y los recientemente célebres “wheelie-chorros”.

Son siete los casos que se registraron en los últimos seis días, siempre en jornadas hábiles. Entre el lunes a la noche y ayer hubo tres robos, en puntos repartidos de forma que, vistos en un plano, forman un triángulo rectángulo.

Esos últimos hechos fueron entraderas violentas. La primera pasó en 26 entre 69 y 70. Laura Prevettoni (38) le contó a EL DIA que todo arrancó a las 0.25 del martes, cuando tres delincuentes bajaron de un auto blanco y sometieron a su marido.

“Estaban encapuchados y armados. Lo encañonaron y lo obligaron a entrar. Fueron con él hasta nuestro cuarto, donde yo dormía con nuestro nene de 7 años. Después despertaron a mi otro hijo de 15 años y lo trajeron con nosotros”, recordó.

Según Prevettoni, lo primero que hicieron los ladrones fue despertarla con cierta cautela, aunque enseguida la levantaron de los pelos y le ordenaron que les diera “los anillos y cadenitas que tenía encima”, contó. También le pusieron un arma de fuego en la cabeza y en las costillas y a su esposo le abrieron tres cortes en el cuero cabelludo, “por los culatazos que le pegaron”, siguió la mujer.

“Nos robaron alrededor de 20.000 pesos, que teníamos circunstancialmente por un trabajo que había cobrado mi marido; dos televisores smart de 42 pulgadas; una play station 3; tres celulares y dos relojes, además de mi cartera, las cadenitas y los anillos”, enumeró Laura.

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El momento más tenso que les tocó padecer fue cuando uno de los tres ladrones que ingresaron en ese domicilio simuló “gatillarle a mi esposo”. Algo curioso fue que la Policía Científica no encontró huellas dactilares de los delincuentes porque, al parecer “se pusieron un pegamento en las manos” para no dejar esas evidencias, agregó la víctima.

Los otros casos de ayer se dieron en 18 entre 64 y 65 y en 61 entre 26 y 27. Respecto del primero, fuentes policiales confirmaron que allí sorprendieron a una pareja de 60 años. A ella le ataron las manos y a él le partieron la cabeza de un culatazo.

Dos delincuentes los redujeron cuando llegaban a su casa, amenazándolos a punta de pistola, para luego encerrarlos y revolver toda la vivienda, con el objetivo de sacarles plata y electrodomésticos.

A ese caso ocurrido a última hora del lunes se le sumó otro en la tarde de ayer en 61 entre 26 y 27, donde “varios delincuentes entraron en una casa, encerraron al dueño en un cuarto, se llevaron varias pertenencias y se escaparon”, según fuentes policiales. Ellos además indicaron que la banda, que andaba en un Renault 12 blanco, sorprendió a la víctima cuando entraba. Y es altamente probable que se trate de los mismos sujetos que actuaron en calle 26.

“wheelie-chorros”

A finales de la semana pasada, tres casos en esa zona -más uno en La Loma que se excluye de esta nota pero sucedió bajo la misma modalidad- fueron cometidos a manos de los “wheelie-chorros”.

Esa forma consiste en que un ladrón se sienta firme en el asiento de una moto, acelera con una carrera corta levantando una rueda -práctica conocida como “wheelie”-y le apunta a la puerta de una casa donde quiere entrar, para romperla.

Aquellos hechos se dieron todos el jueves entre las 4 y las 5 de la madrugada, cuando el factor sorpresa por la aparición de ladrones es todavía más fuerte. Las familias afectadas vieron cortadas sus horas de descanso en el medio de la incertidumbre y el pánico.

Como se ha venido informando, dos casos se dieron con 50 metros de distancia. En 22 entre 59 y 60, una mujer sintió dos golpes, que para ella fueron patadas, que la hicieron saltar de la cama y empezar a gritarle a su familia que llamara a la policía. Los asaltantes no alcanzaron a entrar.

Por lo que pudieron reconstruir fuentes policiales, esos mismos delincuentes habían pretendido, momentos antes, ingresar de la misma forma en una casa de 60 entre 21 y 22, en la misma manzana. De ahí tampoco se llevaron nada.

Uno de los lugares donde más tensión hubo fue en 55 y 29. “Le pegaron a la puerta con la moto y la abrieron casi hasta partirla. Nos despertamos con mi marido y con mi bebé. Tuvimos que ir a sostenerla desde adentro para que no se metieran”, aseguró una mujer que vive ahí, muerta de miedo.

Los asaltantes tampoco lograron ingresar. “Tenían mucha saña. Intentaron entrar un par de minutos y se escaparon”, contaron allí.

El panorama se completa con el séptimo episodio, con un intento de entradera en 30 entre 60 y 61. Lo padeció una señora de 78 años, que se salvó por un remisero que vio cómo forcejeaba con los ladrones, provistos de una barreta. La zona está que arde.