“El Rey León”: demasiado parecida a la original, la remake ya despierta polémica y enojos

“El entrenador de animales tiene un talento increíble”, se reía un usuario de Twitter luego de que apareciera, durante esta semana, el trailer de la nueva “El Rey León”, que Disney promociona como una adaptación “live action” (es decir, de acción real, con actores humanos) pero que, claro, no solo ningún león fue lastimado en el rodaje: ningún león participó del rodaje.

Es decir, todos los leones (y demás animales del filme) fueron animados, al igual que los fondos. ¿Es entonces una película de animación, y no una adaptación “live action”? Así gritó internet (o al menos la internet preocupada por estas cuestiones), señalando en la tuitósfera los problemas de pensar la cinta como una película de acción real en la línea de los últimos trabajos del estudio.

De hecho, Disney viene llevando varios de sus clásicos de animación a la vida real, desde “La Cenicienta” a “La Bella y la Bestia”, con grandes resultados en la taquilla. La remake de “El Rey León” se inscribe dentro de esta tendencia del estudio, empujada por el signo dólar, a revivir sus viejas historias y llevarlas a nuevas generaciones, e incluso está llevada a cabo por el departamento de películas live action de la gigantesca productora del ratón, pero, afirmaron especialistas, en esta película no hay nada que no haya sido animado.

Es cierto que algunos se animaron a señalar que para el filme se trabajó de forma similar a un rodaje “de carne y hueso”, utilizando tecnología de realidad virtual para llevar al director Jon Favreau a ese mundo animado y que, desde allí, dirigiera la cinta. También se utilizó la tecnología “mo-cap” o motion capture, que captura movimientos y gestos reales y los traslada a los personajes animados. Pero mientras en proyectos como “Avatar” y “El Libro de la Selva”, que capitanearon el uso de estas tecnologías en cine, la base del filme parecía partir de actores reales, en “El Rey León” la base es animación pura, con actores poniendo sus voces a los personajes, pero no, por ejemplo, sus gestos, creados por CGI (gráficos generados por computadora).

Parece evidente, de todos modos, que esta remake ¿animada? de la cinta animada borra los límites entre animación y “live action” (quizás, hacia un mundo mejor, sin tantas categorías, con mundos mezclándose y sin un Oscar dedicado exclusivamente a la animación, que por defecto se lleva Disney). ¿Por qué sería importante entonces la distinción?

Los defensores del medio animado afirman que la etiqueta borran el arduo trabajo de sus animadores para recrear esos mundos, e invisibiliza el ya estigmatizado medio, en un intento de continuar lucrando con sus propiedades intelectuales.

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Porque decir que esta “El Rey León” es “live action” sirve a Disney para vender la cinta como nueva, cuando, en rigor, las primeras imágenes demuestran que es fuertemente derivada de aquella primera versión.

Seguro, ya se han observado múltiples diferencias, desde el bastón desaparecido de Rafiki a la conclusión del filme, donde Simba ruge mientras, en la original, las lluvias apagan los fuegos: en el trailer, Simba ruge, pero la lluvia no cae, sugiriendo un desarrollo diferente para aquel final.

Pero la mayoría de las escenas del primer adelanto de la nueva cinta de Disney muestra una recreación casi cuadro por cuadro de la original, lo cual llevó a que la tuitósfera se realizara otra serie de preguntas: ¿es necesario volver a hacer una película casi perfecta, que tiene apenas 25 años, que se sostiene con el tiempo perfectamente, con una animación bellísima y para nada anticuada? ¿Y si vas a recrear una obra todavía fresca en la cabeza de la mayoría de tu audiencia, es lógico reciclar escena por escena a la original?

Está claro que en años recientes a las adaptaciones de acción real de sus cintas animadas del pasado les ha ido mucho mejor que a sus películas originales “live action”, como “Un viaje en el tiempo” o “El Cascanueces y los Cuatro Reinos”, por lo cual continuar adaptando viejas historias es el camino lógico para el estudio del ratón.

Además, es particularmente barato, teniendo en cuenta de que se trata de propiedades intelectuales del estudio, es decir, que no hay que pagar derechos. Y más barato aún es si, como muestra el trailer, buena parte del guión, los storyboards, las tomas, y, claro, la legendaria música de la original (la película fue una de las primeras en contratar a un artista de elite como Elton John para crear las canciones, con resultados brillantes) son reutilizados.

Una ganga para Disney, que seguramente tomará algunos riesgos y modificará algunas escenas de una de sus películas más queridas para la remake, aunque parece claro que la innovación cuesta cada vez más cara en Hollywood, a la vez que se vuelve menos valiosa: en un mundo nostalgioso, los ejecutivos parecen pelearse no por descubrir la próxima gran idea, sino por encontrar la propiedad intelectual que todavía no ha sido reciclada...