Perfume de carnaval

Llegando está el carnaval, y para centenares de platenses los tambores laten con la misma ansiedad con que se acelera el corazón. En distintos rincones de la Región habita un resiliente espíritu murguero que a inicios de febrero se corporiza, se calza sus mejores galas y se hace ver orgullosamente más allá del barrio o la plaza de origen, de la sala o galpón que alberga cada ensayo.

Algunos de los grupos que encarnan el fenómeno tienen origen artístico, otros social, otros terapéutico, pero comparten a la música y la danza como ejes comunes, al son de la percusión afrolatina. A su compás expresan alegrías y pesares: las primeras se catalizan a puro baile, los segundos se exorcizan en el intercambio de energía popular que fermenta en las calles. Y todo se entierra -sólo por una temporada- el Miércoles de Ceniza.

DESDE EL CORAZÓN DEL BARRIO

La comparsa Batuke ADSL se fundó en 2010, a la vera de la calle 15, allí donde la localidad de Altos de San Lorenzo empieza a mezclarse con Villa Elvira, Aeropuerto y Monasterio. Pensando en una forma de mantener al barrio unido, ante una progresiva expansión de las carencias y las situaciones de riesgo social, varias familias llegaron a la conclusión de que la actividad cultural podía aportar algunas respuestas. Pusieron manos a la obra, y formaron talleres de percusión y baile.

“Este año somos 43 en la banda musical, y alrededor de 40 bailarines”, cuenta Luis Villarruel: “dirigimos la comparsa entre cinco vecinos, pero la fundamos entre muchos más, que estamos desde el principio: “la pasión por la percusión es lo que nos lleva a los carnavales, por ahora somos batucada y samba-reggae, pero el año que viene queremos sumar canciones”.

“Creamos esto principalmente por un fin social, con mucho esfuerzo y empeño, para que los pibes del barrio estén ocupados en algo interesante todos los días a través de la cultura” explica el vecino: “además, ponemos nuestro granito de arena para revivir la cultura de los carnavales populares. Para nosotros esta fecha significa alegría, las vacaciones de muchos de los pibes que participan de la comparsa”.

Los ensayos de Batuke son los martes, jueves y viernes a las 19; si bien durante el año se hacen distintas jornadas de percusión, los encuentros más concurridos son a partir de diciembre.

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La comparsa “Los Hijos de la 90” fue fundada en septiembre de 2008, también en el barrio de Altos de San Lorenzo, pero al sur, a una decena de cuadras del emblemático Puente de Fierro. Sus 150 integrantes se congregan para ensayar en 90 bis entre 20 y 21. Su cuerpo de percusión tiene sesenta instrumentistas tocando, dirigidos por Susana Morales y Jorge Aguirre.

“Tenemos una canción de presentación de la comparsa que tiene un sentido social, cultural, educativo y deportivo” explican ambos: “dentro de ella tenemos copa de leche, comedor, apoyo escolar, talleres de percusión y de diseño de ropa... Y todo lo que hacemos, lo hacemos a pulmón. Nadie nos ayuda. Necesitamos que lo hagan para fortalecer el trabajo social que realizamos, seguir ayudando a los chicos del barrio a ser solidarios, y seguir inculcando buenos valores”.

Los ensayos de “... La 90” son los lunes, miércoles y viernes a las 18, durante todo el año, pero “el carnaval representa una alegría especial, y nosotros llevamos nuestra alegría a distintos lugares para estas fechas. Representamos a La Plata en todos los lugares a los que vamos: Berisso, Ensenada, o donde nos inviten”.

REPIQUES EN EL NORTE

La comparsa de candombe Chicaracum se fue gestando de a poco, en reuniones esporádicas en el playón de la feria de la plaza San Martín citibelense allá por 2015. “El año pasado nos invitaron a participar de la fiesta del Carnaval Infantil y Familiar de City Bell, que colabora con dos ONGs de la localidad -Casa del Niño Encuentro y Abriendo Caminos- y en ese momento empezamos a armarla” resumen sus referentes. Hoy el colectivo cultural ya cuenta con una cuerda de tambores de candombe (chico, repique y piano) de más de veinte músicos, más ocho bailarinas, “mamá vieja”, “gramillero”, estandarte y dos banderas.

La dirección está a cargo de los percusionistas Martín y Ariel Pozas. “El motivo de la creación de la comparsa fue la necesidad que tenemos los músicos de juntarnos a hacer lo que más nos gusta”, subraya Ariel: “en este caso, tocar el tambor, bailar y desparramar nuestro arte por las calles de nuestra plaza y nuestro barrio. Los vecinos tienen, en general, muy buena onda con nosotros y salen a saludarnos cuando pasamos”.

“Muy Despacito” está integrada por unos 15 internos del hospital José Ingenieros, de Melchor Romero

“El carnaval es reunión, rescate de raíces, vivir el barrio con alegría, festejo, protesta y política”

Los integrantes de Chicaracum son músicos de City Bell, Gonnet y Villa Elisa, en su mayoría. Ensayan todos los domingos del año, a la tarde, en la citada plaza San Martín, con el factor climático como condicionante. “Hemos sumado algún ensayo bajo techo, cuando el tiempo se nos puso en contra”, repasan.

“El carnaval representa muchas cosas para este grupo, ya que es numeroso y heterogéneo” concluye Pozas: “es vivir el barrio con alegría, es festejo, protesta y política. Es rescatar las raíces, pero con sentido de futuro, no conservador. Es cultura popular, comunión, rueda de mates, amistad, contención, compañerismo, solidaridad, color, ritmo, fuerza. En nuestro caso en particular, que tocamos un ritmo con raíces negras, significa mucho respeto por las personas que con gran sufrimiento y, en algunos casos con sus vidas, hicieron lo posible para que los tambores pudieran llegar hasta nuestros días y que nosotros podamos tomar la posta de esta expresión humana tan ancestral que es juntarse a tocar el tambor y a bailar”.

CARNAVAL TODA LA VIDA

Fundada en 2002 en Melchor Romero, en el hospital José Ingenieros de 161 y 514, la murga “Muy Despacito” cuenta con una quincena de integrantes, en su mayoría ejecutantes de bombos con platillos y surdos. En materia de decisiones, funciona como una cooperativa. “No tenemos director; se charla y se hace lo que decide la mayoría” confirma Martín Rojas, uno de sus integrantes.

“La creación de esta murga tiene sentido tanto social como artístico, ya que los integrantes son pibes que están internados en un hospital neuropsiquiátrico, y el proyecto representa un puente entre el hospicio y el afuera” revela Martín: “partiendo de lo lúdico y artístico damos un mensaje de alegría y tolerancia; de hecho, las canciones de presentación, de crítica y de retirada tienen todas una temática similar, con el eje puesto en la igualdad”.

Los chicos y adultos que integran “Muy Despacito” tienen entre 22 y 36 años. Ensayan todos los sábados a la tarde. Por estas horas esperan con gran ilusión su próxima actuación en público, el 11 de febrero (ver aparte).

Martín Rojas es asistente terapéutico, y entró a trabajar al hospital en 2001. “Ingresé con 18 años de edad, y la realidad del lugar me pegó duro. Veía que todas las movidas que se generaban eran para pibes con las mismas realidades -internados, con deficiencias mentales, etcétera-, y por otro lado notaba el rechazo de la gente hacia ellos. Yo hacía murga en ‘Descarrilados del Compás’ y me pareció muy buena idea la de usar la murga como puente entre el hospital y los vecinos. Al final, la armamos con unos amigos que son murgueros pero no trabajan ahí. Hace un montón de años que compartimos esta linda experiencia; para mí es una forma de vida”.

El pacto SOCIAL

La comparsa “La Cuerda” nació en 1 y 38, en los turbulentos meses previos al crack nacional de 2001. Convocados por Ignacio Alvarez, varios candomberos platenses se empezaron a juntar en ese espacio verde partido por las vías del ferrocarril Roca entre 1999 y 2000. Actualmente, involucra a 60 personas; suele haber 25 tambores -pero a veces llegan a ser 35-, y hay siete bailarinas.

“En este momento no hay una figura que dirija. No existe” advierte Santiago Larcamón, uno de los integrantes: “en un principio hubo tres directores, pero luego dejamos de lado esa historia y todo empezó a ser íntegramente colectivo. Sólo hay algunos referentes, que básicamente toman ciertas posturas con el toque y la danza. El resto de las decisiones es abierto”.

“Hay canciones creadas por integrantes de la comparsa, y antes de salir a una llamada las cantamos” evoca Larcamón: “ha ido cambiando todo. Somos un colectivo social en cuyo marco se forjan lazos personales, se crece como grupo... Y es una experiencia alucinante que después de 17 o 18 años el colectivo continúe”.

La Cuerda ha apoyado, entre otras movidas benéficas, las marchas carnavaleras, la primera marcha contra el Sida, las movilizaciones de las asambleas creadas tras la trágica inundación del 2001... “Hemos participado en un montón de carnavales, pero no han sido el eje de lo que somos” aclara Larcamón: “a pesar de que el candombe en Uruguay se da en el carnaval, nosotros hemos tomado la llamada como el sentido primero. Por supuesto, adherimos al carnaval, pero es la llamada, que se da en distintos lugares del país y épocas, lo que nos moviliza”.