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Espectáculos |DE LA PLATA A LA CIUDAD DE LA LUZ

Gastón Re: el platense que se luce en París

El joven actor oriundo de Gonnet trabajó en teatro, cine y tevé, y fue cara de una centena de publicidades. Hoy es parte del elenco de “Berlin Kabarett”, protagonizado por la estrella de Hollywood Marisa Berenson

Gastón Re: el platense que se luce en París

MARÍA VIRGINIA BRUNOvbruno@eldia.com

24 de Junio de 2018 | 03:22
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En el Théâtre Poche de Montparnasse, el barrio parisino que enamora a los turistas con su aire pintoresco y bohemio, Marisa Berenson, “La chica de los ‘70” como la llamaba Yves Saint Laurent, protagoniza “Berlin Kabarett”, un musical creado y dirigido por Stephan Druet que, ambientado en los años ‘30 en la República de Weimar, está cosechando nada más que elogios en la Ciudad de la Luz, con entradas agotadas para el resto de la temporada. Dentro del elenco que acompaña a la eterna actriz norteamericana de filmes como “Muerte en Venecia”, de Luchino Visconti o “Cabaret”, de Bob Fosse, está Gastón Re (28), actor, platense y uno de esos privilegiados que supieron estar “en el momento indicado, en el lugar indicado y con la gente indicada”, según cuenta en diálogo con EL DIA.

Tímidamente, vía mail, Gastón se presenta sin saber bien “cómo funciona esto”, alejado de las formas y los usos de promoción periodística, a pesar de llevar una destacada trayectoria, con trabajos en teatro, cine y televisión, luego de una formación que lo llevó a recibir consejos formativos y de vida de grandes maestros como Analía Couceyro, Silvina Sabater, Guillermo Cacace y Guillermo Angelelli.

Egresado de la UNA, Gastón, oriundo de Gonnet, el barrio en el que encontró a sus primeros hermanos de la vida y en el que aprendió a andar en bicicleta, de chico manifestó intereses artísticos, a la par de esa faceta deportiva que heredó de sus padres, que lo llevó a encarar en paralelo actividades tan disímiles como el fútbol, el tenis y el rugby, disciplina en la que se desempeñó más formalmente, como parte de La Plata Rugby Club, a medio camino entre su casa y el colegio, el Estrada de City Bell, de donde egresó.

Amante de las plantas y de la vida al aire libre, incentivado quizás por sus jornadas de experimentación natural entre los recovecos del vivero Papini -negocio familiar- en el que se crió, reconoce Gastón, a través de la virtualidad de un intercambio de correos electrónicos que va y viene de París a La Plata y de La Plata a París, que “dehors (fuera de casa) hacía una vida ejemplar” aunque “dedans (en casa o puertas hacia adentro)” supo ser “un pequeño soñador”.

“Mi casa fue mi refugio favorito. Mi primer laboratorio actoral. Junto con mi hermana Carola creábamos todo tipo de espacios poéticos donde poder actuar. A los 15 años decidí llamar a una escuela de teatro en Buenos Aires. A escondidas. No sé por qué pero desde el comienzo que fue algo que quise guardar para mí, paradójicamente, ya que la actividad en sí exige pura exposición”.

“Fue entender a la actuación como algo vivo, un cuerpo abierto, disponible y sensible que actúa”

 

Tomó clases de teatro para adolescentes en la escuela de Helena Nesis, quien no sólo le tatuó los diez mandamientos del teatro sino que también lo dirigiría, tiempo después, en la que fue su primera actuación oficial, ya entregado, con los brazos abiertos, a la actuación.

“Me enamoré de este arte y supe que sería para toda la vida. Un amor que te toca la puerta, te golpea, te estruja las vísceras y sin darte cuenta se acuesta al otro lado de la cama y vive con vos”, escribe, como quien hace poesía, con la sensibilidad propia que, asegura, tiene innata el artista, en su caso, el actor.

“Cuando te dedicás a la actuación, la mirada sobre las cosas cotidianas enfoca distinto, te hace estar sumamente sensible a situaciones que, quizás, te hieren más hondamente. Y otras que te generan una profunda satisfacción. Todo está un poco más a flor de piel (y con esto no digo ‘los artistas son especiales’). Pienso que si uno se dedica al arte, en general, es porque hay una sensibilidad que necesita encontrar un lugar que no halla en la realidad cotidiana”, argumenta.

Dice que tras su ingreso afortunado al IUNA en 2008, “el hobbie cobró carácter de profesión”. Estudió con “los más grandes maestros que jamás podría haber encontrado”, tomó talleres internacionales con referentes como Ariane Mnouchkine (fundadora del Theatre du soleil), Joy Morris, del teatro de los Andes en Bolivia. “Me tomé la formación como todo lo que me haría crecer como creador y como ser humano. Necesitaba conocer las distintas miradas para poder decidir. Tuve la fortuna de encontrarme siempre con gente que me aportó mucho y me enseñó a crecer un poco más cada vez”.

Durante todo el proceso que él llama “de aprendizaje y vínculo con la actuación” a Gastón se lo vio en televisión, en donde participó, desde los 17 años, de más de una centena de publicidades (Quilmes, Heineken, Coca Cola, Volkswagen, Nike...). También hizo ficción para la pantalla chica (“Educando a Nina”, “Conflictos modernos”, “Loco por vos”, “Los únicos”...) y para la grande, de la mano de directores como Paula de Luque (“Experiencia enamorar”), Hernán Belón (“La mamá de Ernesto”), Leonardo Brzezicki (“La noche de Leonardo”) y Marco Berger (“Un rubio”, “Taekwondo”).

“Pienso que si uno se dedica al arte, en general, es porque hay una sensibilidad que necesita encontrar un lugar que no halla en la realidad cotidiana”

 

En teatro trabajó con destacadas figuras como Alejandro Tantanian y Eva Halac. Aunque un lugar especial, dentro del universo de las tablas, guarda el trabajo que realizó con Guillermo Cacace, a quien asistió en la dirección del unipersonal de Santiago Loza, “El mar de noche”, protagonizado por Luis Machín.

Recuerda, emocionado, su paso por este proyecto, al que le dedicó tres intensos años (un año y medio de ensayos, y otro año y medio de funciones), que le dio la posibilidad de conocer a dos personas importantísimas en su vida, Romina Chepe (productora), y al propio Machín, “uno de los referentes más maravillosos que existen en cuanto a lo actoral, un ser humano implacable, que vive para el teatro”.

Cuenta Gastón que su paso por este espectáculo -que toca fibras sensibles- lo nutrió y le sirvió “como para entender que había llegado a un lugar de mi aprendizaje donde poder estar y bucear”. El contacto con Cacace, reconoce, “me abrió los ojos y, en algún punto, me ayudó a abrir la piel”. Aunque hubo algo más que le dejó: “Fue entender a la actuación como algo vivo, un cuerpo abierto, disponible y sensible que actúa”.

Entre “El mar de noche” y otros proyectos como la génesis de un nuevo espectáculo junto a su amigo Matías Pisera Fuster y aquellas esporádicas performances como bailarín junto a su amiga Paula Robles (la ex de Marcelo Tinelli) se encontraba Gastón cuando París, como la actuación en su momento, le golpeó la puerta...

Francia, para él, había sido “un amor pendiente” desde una visita en 2010 que le hizo a su hermano, Santiago, que por entonces vivía en un pueblo cercano a París. “Cuando conocí esta hermosa ciudad la adoré. Me conmovió lo suficiente como para prometerle que nos volveríamos a encontrar”. Y así fue.

Diciembre, 2017, mes de vencimientos de contratos de alquiler, Gastón dudaba si renovar o no la renta del departamento en Villa Crespo en el que vivía. Fue, reconoce, unas de las mayores decisiones de su vida, y se lanzó, sin expectativas más que el hecho de “ir, conocer y estar”. Con una visa de trabajo, el chanchito de varios años roto y una mochila repleta, partió.

El 15 de mayo pasado lo recibió la capital mundial del amor, con sus puentes casi ya sin candados. Se había llevado, de Argentina, el contacto de otro argentino, Sebastián Galeota, actor, bailarín y cantante radicado allá desde hace una década. “No nos conocíamos. Con él charlamos un poco y me contó que estaba por estrenar un espectáculo llamado ‘Berlin Kabarett’ junto a Marisa Berenson. Yo no lo podía creer. Cuando la vi a Marisa por primera vez entendí por qué era una estrella. Su belleza va mas allá de todos los límites”.

Pero antes de conocerla, pasó lo que tenía pasar. Sebastián lo mensajeó al día siguiente de haberse encontrado y le contó que buscaban a un chico para que se encargue del bar, de recibir a los espectadores. “Desde ya que acepté, el trabajo me venía bien. Cuando fui a ver un ensayo, conocí a Stephan Druet (actor, director y productor francés que dirigió en nuestro país ‘Una visita inoportuna’ con Moria Casán y Sebastián como protagonista), a Marisa y al resto del elenco. Todos me recibieron muy amorosamente. Luego del ensayo nos fuimos a almorzar. Charlamos mucho, un poco en francés, un poco en español. Al día siguiente, el director me propuso probarme en algunas situaciones dentro de la pieza. Faltaba muy poco para el estreno pero me divertía el vértigo del casi no-ensayo. A todo dije que sí, me aprendí las indicaciones de un día para el otro y algunos textos que me fue escribiendo. Stephane vio que la cosa funcionaba y me empezó a dar cada vez mas participación. Yo confiaba en él y él entendió que podía confiar en mi. Así que, sin darme cuenta, me encontré inmerso como otro personaje dentro del espectáculo. Lo que se dice estar en el momento indicado, en el lugar indicado y con la gente indicada”.

Desde el estreno, Gastón, Stephane y Sebastián van a cenar juntos al término de cada función. El restaurante Le Select -99 Boulevard- es testigo de sus encuentros en los que no faltan temas sobre vida, obra y proyecciones a futuro. De hecho, el verano los tendrá trabajando juntos, con el platense dictando talleres de actuación en City 27, un espacio dedicado a la cultura en el Barrio 11, en el que trabaja Galeota.

“Berlin Kabarett”, con funciones de jueves a domingo, estará en cartel hasta el 15 de julio, y se reestrenará en noviembre. Durante el 2019, Gastón y la compañía girarán por Europa en un largo periplo que, seguramente, los tendrá de este lado del Atlántico, y, quizás, también, del otro lado de la Autopista.

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