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Antes de llegar a La Plata, el youtuber Martín Cirio cuenta cómo los videos le permitieron exponer su lado femenino y alcanzar el éxito con una fórmula: ser natural
Cirio con su peluca, antes de salir a escena. Brindará entre seis y ocho shows en La Plata / Instagram
Si usted tiene más de 40 años y se está sentando a leer este diario por la mañana, mientras desayuna y sus hijos se levantan a duras penas para ir al colegio, probablemente no sepa quiénes son Martín Cirio o La Faraona. Pero sus hijos sí, y probablemente, incluso, ya hayan adquirido entradas para ir a ver a Cirio y su alter ego a alguno de los seis shows (que podrían ser ocho) que se realizarán desde este sábado en la sala de 43 entre 7 y 8, y que están, casi todos, agotados.
Un furor que se corresponde con la personalidad de Cirio, una fuerza de la naturaleza para quien las preguntas, en su consultorio en YouTube y durante la entrevista que brindó a EL DIA, son meros disparadores que desatan furiosas, graciosas y autoconscientes diatribas que, generalmente, descienden con total desparpajo en el terreno del tabú.
Cirio es hoy un exitoso producto de la generación YouTube, con más de 33 millones de reproducciones en la plataforma de video y una cofradía de miles de fieles que siguen sus desventuras en Instagram: con libros publicados y shows agotados, hoy sus desventuras son mayormente sexuales, pero hubo un tiempo donde el actor se paseaba por los castings rogando por un papel en la tele, el viejo dios de los artistas antes de que la llegada de las redes subviertiera el paradigma.
“Estudié actuación varios años”, cuenta Cirio, “y siempre creí que te tenía que descubrir alguien, que tenía que venir Cris Morena a decirme que soy bueno, y si no medio que estás siempre en la nada, haciendo obras de teatro cooperativas, ganando dos mangos. Fui a varios castings, no quedaba, me sentía en un mar de gente que querían hacer todos lo mismo...”.
“Y me deprimía mucho la situación de casting, ves toda gente que quiere triunfar y que tiene ese hambre en los ojos. Me deprimía estar en ese contexto, me parecía que no era mucho lo que yo era”, recuerda. Entonces, “me dije: ‘Quiero hacer algo independiente, y si me va mal me va mal’”. Cirio tuvo un blog de viajes, y después nació el canal de YouTube donde, antes de La Faraona, nació el diario íntimo.
Hoy evoluciona día a día, con nuevas secciones que se disparan desde los comentarios de sus anteriores producciones: a Cirio lo sigue una comunidad que ya maneja un lenguaje propio, como si de una cofradía se tratara, que sabe perfectamente qué es bebotear, quiénes son las Marianas, y qué es “Juana La Cubana”, una canción ignota que sumó 20 millones de reproducciones en Spotify gracias al humorista y su canal. Cirio también hizo humor con Maru Botana, y sus fans dejaron comentarios en las redes de la cocinera que ella calificó de “bullying”.
La evolución de este microuniverso es constante: ahora el consultorio de La Faraona, puntal del fenómeno, está en retroceso, y crecen los videos reacción (donde Cirio reacciona ante perfiles de redes sociales, particularmente Grindr, una red de citas), o los que piden “un novio para La Faraona”. “Es que me aburro muy rápido, no puedo hacer consultorio todo el tiempo porque me aburro yo: y eso hace que me encasille. Yo veo gente que hace siempre lo mismo, Susana Giménez, Tinelli, y digo, debe ser un poco embole, llega un punto donde no es un desafío”, explica Cirio.
Y esto es lo liberador de las redes: “Yo puedo llevar mi carrera donde se me cante, no tengo a Cris Morena encasillándome, puedo hacer lo que quiera”, analiza Cirio, para quien “los youtubers, la gente que nace en las redes, somos el reflejo de que ya no necesitás más esa varita mágica: vos sos tu propia varita mágica, podés crear tu propia fama”.
“Hay youtubers como El Demente, hoy es super groso, pero creo que ninguna persona lo hubiera descubierto a él, nadie hubiera apostado por él, y por mi tampoco: alguien que habla de sexo anal, o de que Luli ‘bebotea’ un dátil, ¿quién iba a apostar algo por mi? Pero lo que se demuestra ahora es que esa cosa acartonada de pensar que lo que tiene éxito es una cosa específica, que tiene que estar muy bien producido, no va más, ahora es todo más natural. Ahora hacés una boludez en YouTube y pega: evidentemente el mercado está pidiendo algo que no está en la tele, en esos productos que están muy pensados; algo más natural, quiero hablar de esto, me pasa esto, lo subo y me va bien”, dice.
La brutal honestidad y desfachatez de Cirio, son, efectivamente, claves en su magnetismo: “La gente se identifica con eso, con algo que es natural”, opina Cirio, aunque agrega que “también hay gente que se espanta” y se ríe de una de sus últimas travesuras: cuando se realizó un enema en una historia de Instagram. “Hubo un antes y un después”, cuenta divertido.
“Mucha gente critica que es humor vulgar, pero no es eso para mí. Cuando estoy grabando una historia y me viene un eructo y eructé, y en vez de cortar la historia la sigo, no es que me río de eso, es que es natural. Tirarme un pedo es natural. A veces estoy en el baño y quiero grabar una historia, y no voy a salir del baño porque quiero grabar una historia. ¿Tengo que estar bien vestido, bien peinado? Me levanto hecho pelota y me pongo a grabar una historia. Antes no lo hacía consciente pero ahora sí: es algo natural, estamos todos en este estado, ¿entonces por qué lo voy a ocultar? No me parece chabacano, ordinario, es algo natural, que es distinto”, agrega el actor.
Y se entusiasma: “¿Cómo puede ser que nadie hable de hemorroides? Le pasa a todo el mundo, ¿cómo puede no haber información al respecto? Todos tienen hemorroides, o ladilla, o sarnilla. Ese contenido da vergüenza, es tabú, ¿pero cuál es? Le pasa a todos”, defiende Cirio su festiva forma de quebrar esas convenciones sobre lo que se puede y no se puede decir, “mi forma de desdramatizar lo que vivo, porque yo también viví la sexualidad con complejos”.
En ese sentido, sus videos han sido una manera de expresarse. No en el sentido de que le han permitido “realizarse artísticamente”, advierte, porque “eso perdió valor totalmente, ¿qué quiere decir realizarse artísticamente, hacer una película con prestigio? No me interesa”. Pero sí “me ayudó muchísimo a aceptarme. Yo tenía mucho tema con mi masculinidad interna, con mi lado femenino: no lo sacaba, me daba vergüenza, toda una cosa patriarcal que todos tenemos, y hacer los videos me ayudó muchísimo, lo expuse. Pero no es algo con lo que dejé de luchar, no es que ahora estoy de vuelta de todo eso”.
“El mercado está pidiendo algo que no está en la tele, en esos productos que están muy pensados; algo más natural”
“Alguien que habla de sexo anal, o de que Luli ‘bebotea’ un dátil... ¿quién iba a apostar algo por mi?”
“¿Cómo puede ser que nadie hable de hemorroides? Ese contenido da vergüenza, es tabú, ¿pero cuál es? Le pasa a todos”
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