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Vivir Bien |RELACIONES PERSONALES

Seducir en tiempos de feminismo

Las formas que hasta ahora eran comunes a la hora de seducir se ven en crisis porque las mujeres ponen límites. ¿Cómo se dan los acercamientos? ¿Cambiaron los roles? ¿Qué cosas ya no van más?

Seducir en tiempos de feminismo
María Laura López Silva

María Laura López Silva
llopezsilva@eldia.com

20 de Enero de 2019 | 08:47
Edición impresa

#Ni una menos, #Me Too y Mirá cómo nos ponemos. Nuevas consignas culturales que en los últimos años se desprenden del feminismo y vienen a cuestionar la forma de relacionarse: desde los derechos civiles y el comportamiento social hasta el modo de seducción y acercarse a un otro.

Se trata de un fenómeno social muy incipiente pero que de a poco va afectando la cotidianidad y genera algunas crisis culturales.

Como todo cambio, trae incertidumbre, y más aún cuando no hay una ley, manual ni directiva que explique cómo debe actuarse de ahora en más.

“No estaría notando mucho esfuerzo en la seducción por parte de los hombres. Son escasos los casos que `meten pilas´, salvo que estén muy interesados en vos. Las redes sociales y las aplicaciones de citas creo que influyen en que los `levantes´ se den ahí, y cuando vas a un bar o salís con amigas, casi ningún hombre se acerca a hablar. No sé si es miedo o desconcierto ante el feminismo. Las chicas más jóvenes, sub 25, por decir de alguna manera, encaran sin ningún enrosque. Pero a mi no me sale”, comentó Emilce Montero (contadora, 35 años).

A ese relato se puede sumarse el de Pablo Castro (abogado, 30 años). Desde su mirada, hay incertidumbre: “En general, muchos hombres no saben para donde ir. Las mujeres ahora son más directas y cortantes. Ya no hay lugar a la insistencia, se terminó la diplomacia”, dijo y se refirió a cierto temor: “Hay miedo al escrache. Por ahí a una chica le parece que le dijiste o hiciste algo desubicado y te responde a los gritos. Son casos extremos, pero en internet circulan videos o fotos de acosadores, entonces hay mucho más cuidado”.

Y es que “Si hay algo que hace ruido entre las mujeres, es la palabra `conquista´. Los hombres ya no deberían conquistar, es un verbo que remite a la violencia y a hacerse dueño de algo, como cuando Colón conquistó América”, señaló María Gabriela Asad, licenciada en psicología.

Para esta profesional, como para su colega, Fernando Sandoval, el impulso del movimiento feminista está generando un incipiente “proceso de desconstrucción colectivo que pone en juego la masculinidad y eso afecta tanto a hombres como mujeres de la cultura occidental”.

Esto modifica el modo de vincularse entre las personas porque sus roles o formas de identificarse con ciertas conductas se cuestionan. “El feminismo libera al hombre del yugo de la masculinidad machista y a la mujer de su lugar sumiso y expectante. Pero es un cambio que va a llevar mucho tiempo”, indicó Sandoval.

“Son tiempos de cambio. Creo que si uno va con buenas intenciones y respetuosamente, no pasa nada malo con la mujer. El problema es no entender que ciertas cosas no van más. Que en realidad siempre estuvieron mal y ahora las chicas ponen límites más fuertes. El que se creía gracioso o canchero agarrando a una chica en un boliche, ahora tiene que cambiar de estrategia”, opinó Manuel Morgado, empleado de un comercio, de 28 años.

SENTIR Y EXPRESAR. “Al no poder seguir apoyándose en ese mandato de masculinidad que se está poniendo en crisis por su perfil violento, el hombre se siente un poco perdido porque no sabe bien cómo actuar. El punto es que a los hombres, para ser tales, se les impone desde chicos que no deben tener sensibilidad ni sentimientos de debilidad. No deben sufrir ni mostrar sus emociones. En todo caso, la virilidad se refleja en la fortaleza, los logros y lo que consiguen con su esfuerzo físico y la inteligencia. De esta forma, desconectan con esa parte humana que les permitiría tener empatía con otras personas y registrar lo que sienten los demás. Es una cuestión cultural que de a poco algunos se están repreguntando desde lo cotidiano”, analizó Asad y agregó: “Una de las tareas de los hombres podría ser replantearse las prácticas que tienen para transformar los modos de vincularse”.

La caballerosidad y el romanticismo también se ven implicados, porque se cuestiona cómo se pone a la mujer en un nivel de debilidad. Que esos gestos se puedan hacer y tomar como una demostración de afecto o de interés y que puedan ser mutuos entre ambos sexos, sería ideal”, reflexionó Sandoval.

Respecto a dar el primer paso, Marina Leiva (asistente social, 37 años), insiste en la cuestión generacional: “Las mujeres de nuestra edad, eso de avanzar, tal vez lo ven como tabú”, explicó y habló del feminismo: “Hoy me puedo decir feminista en tiempos de feminismo. Pero siempre lo fui y se dificultaba mucho cuestionar lo dado”.

Para Asad y Sandoval, las mujeres que “van al frente se han liberado del tabú cultural y del lugar de espera, teniendo un sinceramiento con sus propios deseos. Los modos de acercarse al otro están cambiando y lo fundamental es poder poner en palabras: apostar al diálogo y la escucha”.

Para Ayelén Rodríguez, también licenciada en psicología, “el movimiento feminista se está dando con mucha velocidad y visibiliza varias cosas que hace que algunas mujeres pongan ciertos límites. Ante eso, los hombres ya no pueden reaccionar o acercarse como hace diez años atrás”.

Esta profesional resalta que no es un fenómeno que pueda generalizarse porque “las relaciones entre personas están atravesadas por más cuestiones- edad, clase social, nacionalidad, grupo de pertenencia, educación, etc.), pero que sí se da en personas que tienen cierto acceso a la educación y a ámbitos de contención y debate grupal”.

Sin embargo, sí nota cierto cuestionamiento en adultos que andan por los 30 años, que hace que cambien las conductas, y eso se traduce en el acercamiento al otro: “Las mujeres ya no celebran las conductas machistas y los hombres saben que tocarle el pelo a una chica en el boliche o tomarla del brazo sorpresivamente ya no es válido como antes”. Eso no los va a hacer más hombre frente a quien quieran seducir, sino que genera lo contrario: rechazo. “Hacerse hombre en esta cultura implicaba desaprender la interpretación de las emociones de la niñez y responder con impulsos ante el dolor o la frustración”, explicó Ayelén y agregó, “ahora se tiene que volver a aprender eso de los sentimientos son sentir miedo a dejar de ser `hombre´”.

“Si hay algo que hace ruido a las mujeres, es la palabra `conquista´, es un verbo que remite a la violencia a hacerse dueño de algo”

 

Rodríguez ve con buenos ojos que el sistema se ponga en crisis porque “va a dejar una huella que se va a profundizar con las nuevas generaciones. Es un momento de encrucijada y de cambios, pero creo que con resultados positivos. En pocos años, los adolescentes ya van a poder votar y en un tiempo más van a ser la clase política que pueda llevar a la práctica una nueva forma de relacionarnos, en todos los aspectos, mucho más igualitaria.

LA DANZA DEL APAREAMIENTO VIRTUAL. “Las aplicaciones de citas o el Instagram son para los chicos de mi edad los lugares de conquista. En los perfiles podés ver qué gustos tiene la otra persona, a qué lugares va o cómo se muestra. Si te gusta alguna foto ponés like, si del otro lado también te likean fotos se dice que empezó `la danza del apareamiento virtual´. Ahí, el que quiere conocer a la otra persona manda un mensaje para comenzar la conversación y ver qué pasa”, contó Joaquín Fonseca, de 33 años, profesor de educación física. Sobre la influencia de este fenómeno en la seducción, cree que “se tiene que entrenar más la percepción y no pensar tanto en `me la tengo que levantar´ e insistir en hablar o bailar. Tampoco va el enojo ante el rechazo, porque muchos se enojan ante eso”.

El auge de las redes sociales afecta todas las relaciones humanas. Los padres se quejan de la adicción de sus hijos a los celulares; la gente expone su vida en las pantallas y las marcas llegan por esos medios a los consumidores. Todo pasa por ahí. En este contexto, la forma de relacionarse también se virtualizó: el anonimato o la falta de contacto físico que dan las redes sociales o aplicaciones móviles, facilita el acercamiento sin tanto miedo al rechazo, explicaron los especialistas.

La forma tradicional de conocerse en grupos de gente en común, en el ámbito laboral o de actividades deportivas o culturales sigue dándose. Pero entre los más jóvenes, aunque ya no es un espacio exclusivo de los menores de 30, la virtualidad es el sitio de la búsqueda, seducción y donde se comienzan muchas relaciones amorosas.

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Las mujeres que “van al frente se han liberado del tabú cultural y del lugar de espera (foto shutterstock)

La virtualidad es uno de los nuevos sitios donde se comienzan muchas relaciones amorosas (foto shutterstock)

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