Sin freno, las usurpaciones en la Región son un fenómeno que crece y mueve miles de pesos

Las usurpaciones y tomas de lotes privados es una de las problemáticas que más afecta y ha crecido en los últimos tiempos en la Región. Prácticamente no hay localidad que no resulte afectada por este fenómeno, que a diferencia de lo que ocurría antes, cuando las tierras la mayoría de las veces eran ocupadas por familias en búsqueda de un lugar donde vivir, ahora se convirtió en un `negocio inmobiliario paralelo` del que saca ventaja un puñado de avivados.

La mecánica se repite, no importa el barrio, lo que puede variar es la cantidad de personas que participen. Un grupo de personas, generalmente motorizadas de manera puntual por alguien, llega al predio definido como objetivo en la periferia de la Ciudad y en un abrir y cerrar de ojos limpiaron el terreno y cuando los vecinos quieren acordarse ya está todo parcelado con llamativa prolijidad.

La siguiente etapa es la de empezar a levantar precarias casillas, algunas de chapas, otras con maderas. Y más recientemente, cuando apenas pudieron haber pasado unas horas de la toma de terrenos que en su mayoría tienen dueños, la nueva fase es ponerlos a la venta a través de las redes sociales. Cabe resaltar que este año la Corte Suprema bonaerense aprobó un polémico protocolo de actuación para los casos de usurpación de tierras (resolución nº 707/19), que sería una especie de freno a los desalojos ya que tiene como objetivo evitar que se comprometan otros derechos humanos de los que usurpan la tierra. Es por ello que establece que no se puede prescindir del respeto a la dignidad de estas personas, por lo que debe garantizarse el derecho a la vivienda.

Un informe televisivo mostró anoche cómo este negocio inmobiliario ilegal, sólo en La Matanza, genera una estafa del orden de los 120 millones de pesos, a partir de unos 4 mil lotes ubicados en 200 mil hectáreas, en Rafael Castillo y González Catán, que son vendidos a $30.000, aprovechando la necesidad de quienes tienen insatisfecha una de principales necesidades básicas como es la vivienda, al abrigo de una supuesta abogada que actúa como gestora y "garantiza" al comprador que no tendrá inconvenientes en hacer posesión de la tierra.

Algo muy similar es lo que viene sucediendo en la Región. En Facebook se pueden ver los mensajes ofreciéndolos en una venta que carece de toda documentación legal respaldatoria, por eso se los ofrece a precios que inverosímiles para lo que es el mercado inmobiliario. Pueden ir desde los $20.000 o $30.000, se aceptan permutas por autos o como parte de pago y hasta existe la financiación, tal como sucediera hace unos pocos días en Abasto, en la zona de 516 bis y 232, en este caso parcelas por las que pasa el tren que antiguamente iba a Brandsen, por lo que son del ferrocarril, una mujer publicó mensajes pidiendo cuotas de $300 para asentarse.

Villa Alba, Melchor Romero, Villa Elisa, Arturo Seguí, San Carlos, Los Hornos, Altos de San Lorenzo y Villa Montoro son algunos de los barrios que estuvieron y están en vilo por las tomas de tierra. A principios de mes desalojaron un predio de veinte hectáreas en Villa Elvira, pero donde la usurpación continúa es en 604 a 602 y de 121 bis a 119, Vila Alba, que se transformó en una de las más grandes del año en la Región, al punto que los vecinos están desesperados porque la toma se consolidó y ya provoca que los hogares que están cerca de la ocupación de los terrenos tengan inconvenientes con los servicios básicos, como la luz y el agua.

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Otra de las usurpaciones más recientes fue la que se extendió de  7 a 11 y de 93 a 98, próximo al Arroyo Maldonado, donde los propietarios damnificados aportaron como pruebas filmaciones y capturas de pantalla de quienes ofrecían a la venta en Facebook los terrenos recién usurpados, a $20.000, una cifra muy lejana a los 25 mil dólares que saldrán a la venta, cada uno, cuando el barrio proyectado esté listo.

En Villa Elisa, otro de los sectores de la Ciudad que suele ser aquejado por las usurpaciones, el alerta vecinal se disparó cuando ocupantes ingresaron, por sorpresa, a un predio de 131 y 414, con evidentes intenciones de afincarse de forma ilegal, zona donde un terreno usurpado de 10 metros por 30 metros se puede ofrecer a la venta en las redes sociales en hasta 200.000 pesos, mientras que en el mercado legal, con servicios, papeleo y gestiones administrativas, un terreno similar puede trepar a casi 2 millones de pesos.

La mayoría de las veces son los propios vecinos los que dan aviso a la Policía para que acuda cada vez que detectan este tipo de movidas, no siempre con una respuesta inmediata que desean, lo mismo que de la Justicia. Y no son pocas las ocasiones en las que se producen enfrentamientos, incluso hasta con armas.

Según las normas vigentes, se considera que una o más personas incurren en el delito contra la propiedad inmueble definido como “usurpación” cuando “por violencia, amenazas, engaños, abusos de confianza o clandestinidad despojaren a otro, total o parcialmente, de la posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho real constituido sobre él; sea que el despojo se produzca invadiendo el inmueble, manteniéndose en él o expulsando a los ocupantes”.

El fenómeno ha llegado a tal punto, no sólo en La Plata y la Región, sino en otros sitios como el Conurbano bonaerense, que los dueños de los terrenos usurpados conformaron lo que se denomina la Liga de Propietarios Usurpados Argentinos, la cual lleva adelante reclamos ante los gobiernos provinciales para intentar recuperar los lotes y tratar de ponerle un freno a las usurpaciones.