La inseguridad también deja sus huellas en la zona rural de La Plata

Una modalidad del robo que, como la del cuatrerismo, aparecía hasta la década del ‘90 como virtualmente extinguida recrudeció en los últimos tiempos y se ha convertido, en este caso, para los productores rurales de la Región, en un verdadero flagelo cotidiano. La inseguridad que se enseñoreó en los sectores urbano y suburbano, sentó también sus reales en los campos de la zona.

Tal como se publicó ayer en este diario, el propietario de un campo de seis hectáreas en cercanías de la cárcel de Olmos denunció que días pasados le robaron 50 corderos, luego de provocarle destrozos en su corral. Algunos de los ejemplares eran madres preñadas y, según dijo, a los animales que no pudieron llevarse los mataron, tal como quedó asentado en la denuncia presentada ante la Justicia.

Los testimonios recibidos permiten afirmar que, además de los robos tradicionales, el cuatrerismo y el abigeato son comunes en Olmos, Etcheverry, Abasto, Romero y Los Hornos. A algunos de los propietarios les robaron dos veces en una misma semana, en tanto que otros lograron poner en fuga a los delincuentes.

Se aseguró que muchos establecimientos se encuentran alambrados, con postes de cemento y rollos de alambre de púa por encima, pero que ello no impide que los delincuentes ingresen a ellos para concretar sus despojos.

Corresponde reseñar que en fecha reciente se describió un panorama similar por parte de productores ganaderos con campos situados a la vera del Camino Real, entre Berisso y La Plata. Según dijeron, se trató de robo de animales que se preparan en esas praderas para avanzar en otros eslabones de la industria de la carne.

Los dueños de los campos coinciden en que los robos se producen en horas nocturnas y que son cometidos entre varias personas que se mueven en camionetas y también a caballo. En los casos de Olmos y otras localidades de la zona oeste, dijeron presumir que los delincuentes podrían provenir de algunas localidades del Gran Buenos Aires y también de un asentamiento en las afueras de La Plata.

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La necesidad de que las dependencias policiales y la sede del cuerpo de Policía Rural cuenten con más recursos -móviles, efectivos- y puedan así intensificar sus patrullajes, fue otro de los reclamos formulados.

El cuatrerismo, como se ha dicho, consiste sólo en una modalidad más de la actividad delictiva, cuya detección -pese a que esos hechos se desarrollan habitualmente en escenarios despoblados- parecería en cambio más fácil de lograr que otra clase de robos, que se comete en lugares densamente habitados. Además, como dato negativo, debe advertirse que, en la medida en que disminuya la presencia policial, se incrementa la alternativa de que muchos productores utilicen armas para defenderse de los delincuentes.

De sobra se conocen que existen desde antiguo bandas especializadas en el robo de ganado, y cuya proliferación ahora, según lo han señalado reiteradamente los propios productores, sólo puede atribuirse a la falta de presencia policial en la zona. Los esforzados productores de la Región, muchos de ellos propietarios de pequeñas parcelas, han dicho sentirse desprotegidos, inermes frente a ladrones que, al parecer, durante días estudian el lugar y saben en qué momento concretar los robos.

La única respuesta posible para el abigeato la debe dar una activa y continuada presencia policial en el lugar, no sólo para reprimir sino para prevenir este insólito rebrote del cuatrerismo. Por ello es que resultan del máximo interés las medidas que dispongan las autoridades policiales para combatir eficazmente este flagelo.