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La rutina de lo imprevisto: ¿Qué cosas nuevas hacemos en cuarentena?

Cocinamos, pintamos, iniciamos una huerta... Tener más tiempo y menos posibilidades de “tercerizar” tareas puede revelar lo mejor de cada uno; confinados, nos vamos redescubriendo

La rutina de lo imprevisto: ¿Qué cosas nuevas hacemos en cuarentena?

Laura Carranza le sacó el polvo a la máquina de coser de su bisabuela

Cecilia Famá

Cecilia Famá
vivirbien@eldia.com

12 de Abril de 2020 | 08:42
Edición impresa

De los tribunales a las hornallas todo el día. Del estudio, a la lija y el pincel. De la facultad, al compost y la carpintería. El aislamiento social, la necesidad de quedarnos en casa para prevenir la propagación del coronavirus, nos lleva y nos trae a lugares y momentos que nunca hemos vivido. Algunos añorados, otros impensados, visitarlos o experimentarlos se ha vuelto buena parte de nuestra rutina al permanecer las 24 horas en casa. Esas novedades ¿han llegado para quedarse?, ¿son pasajeras?, ¿se convertirán en una veta laboral? La incertidumbre es un signo de los tiempos, y mantenernos activos, cuidarnos y reinventarnos es parte de la estrategia para salir indemnes del tembladeral.

Martín Bordagaray (39) es “cocinero y abogado”. Por estos días, sus amigos pueden verlo en su Instagram personal mostrando el paso a paso de los platos que prepara en su casa, y las fotos tentadoras del resultado final. Hasta armó un Instagram especial para esto: @carozococina, en donde asoma como un “influencer” de gastronomía al menos, por ahora, para sus familiares y amigos, que hasta lo pueden ver “en vivo” preparando panes, tartas o garrapiñadas.

“Todo el año para mí es cuarentena porque cocino todos los días. Somos cinco en casa, yo ‘contra’ cuatro mujeres: Sol, mi esposa, Manuela de 5, y Pilar y Juana mellizas de casi 4, que comen como personas adultas. Cocino todos los días, y ahora en cuarentena un poco más, durante el día”, cuenta y bromea “Carozo”, mientras además adelanta trabajo como abogado y piensa en qué preparará a la noche.

“Empecé a hacer vivos por Instagram con recetas simples y ahora me piden más, me creé un usuario nuevo, al cual le estamos agregando contenido. Siempre tuve ganas de hacer algo, y ahora con el tiempo de más que disponemos lo usamos. Cocinar es como una sesión de terapia, pero la diferencia está que cuando terminás ¡Tenés algo para comer!”, se entusiasma Martín, quien afirma que su fuerte “es el dulce, porque me sale muy bien”.

“Un escritor me pidió que ilustre la tapa de su libro que está escribiendo desde hace años”

 

“Pero a mí me gusta más cocinar salado” aclara, “porque como más cosas de ese tipo. Las recetas son mías; las fui armando con el paso del tiempo. También leo muchas notas de cocina y eso me permite sacar ideas de ahí”. Las mujeres de la casa están más felices que nunca.

Otra abogada que aprovecha el tiempo de cuarentena en cosas productivas es Luciana Bielevich. “Me pinté todo el departamento”, afirma con orgullo. “Tenía ganas de pintarlo desde el año pasado y había planificado hacerlo en enero, porque al ser abogada y estar la feria judicial, me lo había propuesto. Ese mes se me pasó volando: no tuve ni tiempo ni ganas, así que cuando empezó a hablarse del ‘quédate en casa’, antes de la cuarentena obligatoria, yo ya había cerrado el estudio y sólo estaba yendo a trabajar a la mañana: busqué por Internet ofertas y compré la pintura, pinceles, rodillos, lijas, cinta. Me preparé para pintar en cuarentena”.

“Nunca lo había hecho, tuve que pedir asesoramiento y ver tutoriales, pero pude sola. Me llevó varios días y quedó muy lindo. No iba a contratar a nadie por una cuestión de que el departamento es chico y tampoco podía afrontar el gasto de pagar un pintor. Lo bueno es que estando acá todo el día, pude ir haciéndolo por partes y sin problemas de horarios. Y dejar que seque bien”, sostiene la profesional de las leyes, ahora devenida pintora amateur.

La planificación, por supuesto, es siempre fundamental. Luciana, literalmente, se la vio venir y ganó tiempo: “preví hacerlo en esta época porque yo soy muy activa; hago muchas cosas durante el día. No soy una persona que se puede tirar en un sillón a ver todo el día series en Netflix y sabía que iba a sufrir mucho el aislamiento. Me busqué una actividad que me llevara tiempo. A eso hay que sumarle todo el tiempo de limpieza. Me hizo bien a la cabeza mantenerme ocupada en algo productivo”.

¡BENDITOS HOBBIES!

Aquellas cosas que no hacíamos desde hace mucho tiempo o esas actividades a las que acudíamos como pasatiempo, hoy se han convertido en parte muy importante de nuestras vidas. Son el eje de la rutina diaria e incluso les encontramos más placer que antes. Laura Carranza, ceramista, profesora y madre de tres hijas, le sacó el polvo a la máquina de coser de su bisabuela y ya confeccionó una funda para el sillón de su casa. “Saqué telas y me puse a coser, algo que hacía años que no lo hacía, para no estar todo el tiempo con la cerámica y distraerme un poco”.

“Hoy la casa muta todo el tiempo, hay un montón de trabajos de cerámica, tarea de las nenas, juegos, se cocina mucho, cuidamos las plantas -los que tenemos suerte de tener verde-... Y ahora alta costura; estoy aprendiendo con la herencia de esta máquina”.

La mamá de Laura, desde Entre Ríos, le cuenta que esa máquina de coser fue de su tía bisabuela, Juanita Yacachury, costurera, que viajaba en tren con su pareja al campo (Tristán Suárez) y llevaba esa máquina con valijita. “Yo aprendí a usarla con mi mamá en realidad, que también cose”, comenta la profe del espacio “Caracú”, que también arma actividades para sus alumnas de cerámica. “Ya muchas se armaron su propio lugarcito en la casa para trabajar. Les estoy dando mucho material teórico de composición de esmaltes, para que lean las que no consiguen arcilla para hacer cosas”.

Joaquín Chaves (21) y Emilia Pastenak (21) están ´cuarenteneando´ juntos. “Estoy haciendo cuarentena en la casa de mi novia y nos pusimos a hacer unos soportes para unas tablas de surf. Surfeamos los dos y hacemos ‘stand up paddle’”, dice, desde su improvisada mesa de trabajo, con clavos y martillos.

“Cocinar es como una sesión de terapia, pero la diferencia está que cuando terminás ¡Tenés algo para comer!”

Martín Bordagaray,
Cocinero y abogado

 

“También tenemos un compost, que lo venimos haciendo desde antes de la cuarentena, pero ahora que estamos todo el día en la casa, le dedicamos más tiempo. Tenemos pensando armar una huerta, aunque ahora lo usamos como nutriente para las plantas que están en el parque”, cuenta Joaquín, estudiante de Ciencias Económicas, que por estos días alterna estas actividades con las tareas on line de la facultad, lo mismo que su novia, que es estudiante de Comunicación Visual.

“Los únicos conocimientos que tenía eran basados en mirar a mi abuelo desde chico, en su cuartito de trabajos de la casa” rememora: “siempre me gustó hacer algunas cosas. Ahora agarré las herramientas y vi como podíamos enganchar todo y lo hicimos como nos parecía. También nos ayudó la mamá de Emi, que es arquitecta. Lo de las tablas surgió porque siempre andan dando vueltas por la casa, y aprovechamos estos días de cuarentena para inventar algo...”, resumen Joaquín y Emilia, que se entretienen mientras esperan que vuelvan la facultad, los deportes –ella hace vóley y él rugby, en la “U”- y la posibilidad de desarrollar todas las actividades habituales.

Por su parte, Nahuel Ripoll (34), diseñador en comunicación visual, tiene una agencia de publicidad en Paraguay -para la que trabaja en gran parte de manera online-, y tiene cuentas de marcas de cervezas internacionales. “Ahora se activó mucho el trabajo digital, estoy casi todo el día con eso, y también me puse a hacer ilustraciones para mí y mis amigos”, dice.

“La historia de esto es que fue una idea para mimar un poco a mis amigos en estos días de cuarentena. Lo hice con un amigo que se fue a vivir a Madrid hace pocos meses, que me pasó una imagen de él con la novia y yo le mandé la ilustración. Tuve una devolución muy emocional de él y me dije ´voy empezar a mimar a mis amigos, dibujándolos´”.

“Ahora se activó mucho el trabajo digital, estoy casi todo el día con eso, y también me puse a hacer ilustraciones

Nahuel Ripoll,
Diseñador en comunicación visual

 

“Antes solo había hecho unos dibujos míos con mi familia, para nosotros. Pero armé un Instagram (@ilustranaku) en el que los estoy subiendo a todos y me estoy encontrando con unas devoluciones súper interesantes. Me llegan mensajes de gente que no conozco, tirando buena onda a las ilustraciones: un escritor me escribió pidiéndome que ilustre la tapa de su libro que está escribiendo hace años... ¡está buenísimo! Se despertó esto que es alucinante”.

¿Pasatiempos o nuevos hábitos que llegaron para quedarse? Nadie lo sabe. Pero en estos días de aislamiento social y miedo generalizado, muchos les ponen una nueva luz a sus días y la hacen brillar más que nunca.

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Laura Carranza le sacó el polvo a la máquina de coser de su bisabuela

Luciana Bielevich aprovechó la cuarentena para pintar todo su departamento

Joaquín Chaves y Emilia Pastenak armaron una huerta y colocaron estantes en su casa

Una de las fotos que Martín Bordagaray sube a su cuenta de Instagram

Nahuel Ripoll tiene una agencia de publicidad en Paraguay pero ahora se puso a ilustrar

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