Julieta Peña, vecina de Villa Garibaldi “ Sólo tenemos energía eléctrica. La usamos para casi todo. Igual, todo se encarece. El gas se usa para cocinar: una garrafa de 10 kilos dura un mes y medio y cuesta entre 600 y 800 pesos. La tonelada de leña dura una semana: cuesta entre 4.000 y 5.000 pesos. Cloacas no hay. En 8 años llamamos dos veces al camión atmosférico, que cobra 4.000 pesos.
Pozos y motores para el agua, gas en garrafa o leña (comprada o cortada) para suplir el gas natural, artefactos eléctricos para casi todas las funciones y hasta paneles solares. Estos son algunos de los recursos a los que apelan en los barrios para suplir aquellos servicios que no tienen, pero no los únicos.
María García, que desde hace ocho años vive en Villa Alba, donde coordina un comedor (Los Lobitos) donde comen actualmente 150 vecinos, dice que uno de sus principales motivos de preocupación es la provisión de agua, que obtiene a través de una vecina del barrio que hizo una perforación.
“Cloacas en el barrio no hay y todos los deshechos van a parar a una zanja. En materia de servicios, para el barrio es como si todavía no figuráramos en el mapa”, dice.
Procurarse gas para mantener el comedor también supone un desafío cotidiano.
“Una garrafa sale alrededor de 450 pesos (porque conseguimos la garrafa social, aunque cuesta) y nos dura, en promedio, 15 días. Cuando ya no queda más se cocina con leña, pero como no la podemos pagar porque es cara, la buscamos nosotros mismos en una cantera”, sostiene María, quien dice que en el comedor del barrio “hace falta de todo”, y agrega que los interesados en donar pueden hacerlo al teléfono 2214541203.
Para Julieta Peña, que vive en Villa Garibaldi junto a su marido y sus dos hijos, el único servicio disponible es la energía eléctrica, que se usa para calefaccionar la casa, para alimentar una bomba de agua y para calentar el agua para bañarse.
“La electricidad es el único servicio que llega al barrio, entonces todo es más difícil y costoso. El agua la obtenemos de un pozo con una bomba (el costo para hacerlo hoy asciende hasta alrededor de 50.000 pesos) y tenemos que agregarle una bomba presurizadora. El gas, en garrafas de 10 kilos, que sólo se usa para cocinar, cuesta entre 600 y 800 pesos y dura un mes o un mes y medio. No tenemos cloacas, sino un pozo ciego y en ocho años tuvimos que llamar dos veces al camión atmosférico que nos cobra alrededor de 4.000 pesos cada vez”.
Julieta Peña dice que algunos vecinos del barrio cuentan con paneles de energía solar, pero asegura que “ese tipo de solución requiere una inversión que no está al alcance de la mayoría de las familias del barrio”, que son de clase media.
Julieta asegura que se vive sin servicios “a fuerza de más de un sobresalto”: “gastos como la reparación de un motor o contratar un camión atmosférico te descolocan, porque son fuertes e inesperados”.
Pero la mayor preocupación es la dependencia de la electricidad: “cuando llegamos al barrio éramos pocos, pero ahora hay muchas más casas y cuesta mantener el nivel de tensión. Por eso muchos tuvimos que comprar estabilizadores”.
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