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Espectáculos |EN LA PANTALLA CHICA

Andrea Rincón: “Al adicto siempre se le cag... de risa en la cara”

La actriz reemplazó a Gastón Pauls en la conducción de “Seres libres”, el programa donde los famosos hablan sobre sus adicciones. “Esto en Argentina siempre fue un tabú”, dice, en diálogo con EL DÍA

Andrea Rincón: “Al adicto siempre se le cag... de risa en la cara”

Andrea Rincón debutó en la conducción en “Seres Libres” / Télam

Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

24 de Septiembre de 2021 | 02:09
Edición impresa

En silencio, gracias al boca en boca y a la viralización de algunos momentos íntimos y estremecedores, “Seres libres”, el programa que va todos los viernes por Crónica y toca de forma cruda la oscura realidad y las dolorosas marcas del mundo de las adicciones, además del difícil camino hacia la recuperación, se convirtió en uno de los más comentados de la tevé argentina: Gastón Pauls entrevistaba en el mismo a alguna figura del medio, con nombres como Fabiana Cantilo, Juanse, Nazarena Vélez, Julieta Puente, Matías Ale, Toti Ciliberto y Leo García, entre los entrevistados que contaban su relación con las adicciones, antes de pasar a informes con adictos en recuperación.

“El que se anima a dar el testimonio se expone a los haters que tiran mierda, que mañana te dicen ‘falopero’ ante cualquier declaración”

 

Pero desde el pasado viernes, Pauls, que creó el envío pensándolo como “un servicio” y ha sido muy abierto respecto a su propia batalla contra las adicciones, ya no está más al frente del programa producido por Wolf Producciones: el actor le pasó la posta a Andrea Rincón, que vuelve a salirse del envase en el que la colocan tras pasar de vedette y mediática a gran actriz, y ahora a conductora.

“Lo que pasa es que la gente quiere decir quién soy”, se ríe Rincón, respecto a estos desmarques, en diálogo con EL DIA. “Y la única que sabe quién soy yo, soy yo. Ellos quisieran que sea de una determinada manera, y la verdad es que soy como soy”.

La actriz, que además participa del ciclo de radio “Quién paga la fiesta” en la Rock & Pop, confiesa de todos modos que “quizás en algún momento traté de parecerme a lo que el resto quería que sea, por querer pertenecer, por querer que me quieran, por querer sentirme amada”.

“Pero hoy no me interesa”, lanza. “Hoy soy yo, y el que me quiera querer que me quiera, y el que no, que no me quiera. Yo me quiero y con eso me basta: antes, por tanto correr atrás del amor ajeno dejé de quererme, no me gustó quien terminé siendo por parecerme a lo que el resto quería”.

Y en ese camino a dejar de ser lo que esperan de ella, Rincón comenzó a concentrarse más y más en la ayuda social que brinda en diversos centros de adicciones, lo cual, claro, la convirtió en candidata ideal para el trabajo que Pauls dejaba: “Gastón no me dio la alternativa de que le dijera que no: me dijo que no había nadie que lo pudiera hacer salvo yo. Yo no estaba pensando en la conducción, quizás sí para más adelante, dentro de una década, y la verdad no me siento preparada. Pero este no es un tema de egos: esto tiene que ver con que el mensaje tiene que llegar. Hay algo que está por sobre todo: la vida de la otra persona”, cuenta Rincón.

De todos modos, la intérprete de “Un gallo para Esculapio” y “La leona” realizó distintos tipos de tratamientos por sus propios problemas y afirma que hoy cuenta con distintas herramientas para compartir con la audiencia, como a ella le han servido “los testimonios que escucho en el programa. También me pasa en los centros de rehabilitación a los que voy todas las semanas a compartir con quienes están ahí, los acompaño, doy devoluciones con respecto a mi propia experiencia y las de otros que voy escuchando día a día, y a raíz de eso ellos también me ayudan a mí, es un intercambio en el que nos nutrimos mutuamente”.

- ¿Creés que, como le pasó a Gastón, haber atravesado por ese infierno te da una herramienta para conducir estas entrevistas sin caer en golpes bajos?

- Gastón es una persona como pocas que he conocido en el mundo. Y conozco mucha gente, trabajo en centros de adicciones. Pero Gastón me atravesó el corazón: no conozco muchas personas que tengan tanta empatía por el prójimo como él. Entonces, cómo entrevista va más allá de haber tocado el fondo que tocó, haber estado en el infierno en el que estuvo: él es un ser luminoso, y tiene mucho para enseñar. Es una persona totalmente empática y respetuosa. Siempre que Gastón necesite algo voy a estar.

- El programa se nutre de testimonios de famosos, ¿pensás que es un aspecto clave que sean referentes, conocidos, idolatrados, a la hora de conseguir que el mensaje llegue?

- Claramente. El programa se hace con el testimonio de referentes de todo tipo, un referente de los chicos de 19 que le puede llegar a mi sobrino, y un rockero de 50 años, que por ahí es mi ídolo. Y este es un programa que nunca existió en el país, esto en Argentina siempre fue un tabú, nunca hubo en un medio de comunicación un programa que diera herramientas, que nos dijera dónde llamar, dónde pedir ayuda, qué camino seguir. Nunca hubo, porque al adicto siempre se le cagaron de risa en la cara. Abordar este tipo de cosas, empezar a tirarle una soga a la gente, es inmenso.

- El problema del tabú es que no solo el tema no se habla, y no hay herramientas: también el adicto siente vergüenza, siente el estigma, le cuesta pedir ayuda.

- Claro. Eso existe, sigue existiendo, por eso aplaudo a los valientes que dan testimonio, y que gracias a eso dan esperanzas a los familiares que están desesperados, salvan vidas, salvan la vida del pibe que se está muriendo pensando que no va a tener salida. Ese que se anima a dar el testimonio sabe que se está exponiendo a los haters que tiran mierda, que mañana te dicen ‘falopero’, o te meten el dedo en la herida ante cualquier declaración: es tan valiente, que no hay palabras para describirlo, es amor puro por el prójimo.

- ¿Y cómo se cambia la cabeza de esos “haters”?

- Hay que tener la grandeza para entender que el hater también es una persona, una persona que sufre. Y sufre mucho: la única manera que tiene el ser humano para evolucionar es mirar su propia oscuridad; cuando una persona está todo el tiempo mirando el error del otro, es porque no puede mirar el propio, porque si mira el propio se muere. Debe tener mucha caca adentro. Así que hay que tener empatía también por ellos, es lamentable porque ahí no hay evolución. Y no la va a haber hasta que no cambie el punto de vista y mire para adentro.

- Hablando de haters y prejuicios, hace poco se armó un debate a raíz de unas declaraciones de una ex funcionaria, que dijo que no es lo mismo fumar porro en la villa que en Palermo. ¿Pensás que el programa, al entrevistar a personalidades con un buen pasar económico, puede romper también esa idea?

- Es que se dijo es un invento. Una burrada importante. Las adicciones no distinguen raza, sexo, religión. Nadie está exento.

- El programa llegó a la pantalla en plena pandemia. Un momento clave para hablar de adicciones...

- Sí, la pandemia hizo que crezca todo consumo, en grandes cantidades. Crecieron las adicciones, creció la depresión, los pensamientos suicidas en los adolescentes. Las adicciones a las pastillas: muchos se automedican, eso también es drogarse.

“La gente quiere decir quién soy, y la única que sabe quién soy yo, soy yo. Quieren que sea de una determinada manera, pero yo soy como soy”

 

- ¿Y tu pandemia? ¿Cómo te fue, cómo pudiste sobrellevarla?

- La pandemia fue dura para mi. Tuve a mis abuelas muy mal, las personas que los cuidaban no las podían cuidar, y me encontré con la vejez de frente. Y hasta me hizo pensar en el tema, en la familia: ¿quiero tener una familia? ¿O quiero dedicar mi vida a la ayuda social, de lleno? Se me llenó el mundo de preguntas. Y todavía las tengo, dejo que fluya, pero creo que voy a ir por el lado social al 100% y voy a descartar la otra parte.

- Te vas enfocando en ayudar cada vez más. Pero, ¿y mientras tanto? ¿Qué planes tenés para el futuro próximo?

- Hace años estoy comprometida con el lado social, pero mi ego sigue ahí. Me gustaría protagonizar algo como actriz, mi ego me acaricia y me dice ‘vos querés protagonizar’. Lógico, también tengo ego. Pero más me gustaría ser cada vez mejor persona, torcer cosas que no me gustan de mi, pero soy mucho mejor de lo que era el año pasado, y soy mucho mejor de lo que era hace 10: ¡vengo bien!

 

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