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Información General |EN NUESTRA REGIÓN HAY QUINCE ESPECIES DISTINTAS

Hablemos de murciélagos: los únicos mamíferos que vuelan, tienen la peor prensa y son garantes del tequila

Octubre es el mes de estos quirópteros históricamente ligados a los vampiros, enfermedades y casas encantadas. En Argentina existe desde hace 15 años un programa de protección que tiene su delegación en La Plata y ya organizó actividades para difundir información y derrumbar mitos

Hablemos de murciélagos: los únicos mamíferos que vuelan, tienen la peor prensa y son garantes del tequila

Algunos de los asistentes a la actividad que se desarrolló en el parque ecológico

Alejandra Castillo

Alejandra Castillo
acastillo@eldia.com

30 de Octubre de 2022 | 05:42
Edición impresa

 

“...y los murciélagos que nacían noche a noche, a cada puesta de sol, se han dormido para siempre como ensimismados faquires”.

(C. J. Cela)

 

La mera mención de su nombre conecta a la mayoría de las personas con historias de pavor, cementerios, enfermedades o brujas, aunque, bien lejos de estas leyendas, los murciélagos -únicos mamíferos que vuelan- son muy importantes para la vida del planeta. Tanto, que desde hace más de una década existe en nuestro país un Programa de Conservación de esta especie que impulsó la creación de una red latinoamericana y tiene su propia sede en La Plata.

Conformada por cuatro biólogos locales y sus colaboradores, días atrás impulsó una actividad en el Parque Ecológico para difundir información, escuchar experiencias y mostrar su trabajo en relación con estos mamíferos que “tienen pelos, vuelan, amamantan y duermen al revés. Tal vez no sean tan hermosos físicamente, pero son muy buenos para este ecosistema en el que vivimos y ayudan a que se equilibre”, dice a EL DIA la bióloga Ana Chiramberro, integrante del Programa de Conservación de Murciélagos de Argentina (PCMA).

“Si dejaba dormir a la razón, caerían sobre él los sueños, sueños yermos, sueños llenos de monstruos con alas de murciélago y caras de gato”, escribió Lion Feuchtwanger en su libro Goya, de 1951. ¿Pero qué fue lo que levantó la fábula del espanto en el entorno de este animal?

Como anticipó Chiramberro, muchos atribuyen la aversión popular a su parecido con los ratones, a sus rasgos faciales, un color impreciso y también a sus inquietantes chirridos, aunque no es menos cierto que a lo largo de la historia fueron relegados a la sombra de lo sobrenatural, como inseparables aliados de brujas y de duendes, por sus hábitos nocturnos y los refugios donde moran.

“Hay muchos mitos, como que causan enfermedades o se nos enredan en el pelo, pero justamente nosotros los desmitificamos”, explica Chiramberro, integrante del Programa que surgió en Argentina en 2007. Sobre sus orígenes, cuenta que la idea nació en el marco de una jornada nacional de mastozoología en Tafí del Valle (Tucumán), impulsada por “muchos miembros que se dedicaban a murciélagos y sobre la base de las buenas experiencias que habían surgido con este programa de conservación en México y en Bolivia”.

Con el paso de los años -suma Ana- “surgieron las mismas iniciativas en otros lugares”, lo que derivó en la Red Latinoamericana para la Conservación de los Murciélagos, Relcom, conformada por 23 países de América Latina y el Caribe.

El propósito de estas organizaciones es “proteger y garantizar la persistencia de estas especies, muchas de las cuales están amenazadas”, refiere la especialista. Según Chiramberro, el estado de conservación da cuenta de las probabilidades de extinción de una especie. Y, entre las amenazas, “existen distintas categorías: peligro crítico, peligro y vulnerabilidad o con descenso numérico de su población”.

¿Qué factores ponen en riesgo a los murciélagos? Para Ana, la respuesta parece bastante clara, porque “sucede lo mismo con otros animales: la destrucción de sus hábitats y la degradación del ambiente”. El problema con esta especie es que también conspira en su contra la desinformación. “Muchos en la Ciudad no los conocen, no saben lo que puede pasar y los exterminan o los matan”, agrega la bióloga.

Los murciélagos que se pueden encontrar en las zonas urbanas “usan estructuras del hombre, como los taparrollos”, a modo de cuevas. Muy activos durante la noche en la búsqueda de sus alimentos, con la luz del día estos mamíferos entran en un torpor o letargo caracterizado por una baja en la temperatura corporal y metabolismo. “Están como dormidos”, resume Chiramberro.

Aunque es altamente probable que los hombres primitivos hayan cohabitado en las cavernas con murciélagos (sabemos que existen desde hace 50 millones de años), no hay registro de su representación en pinturas rupestres. Las primeras referencias a este animal aparecen en la Biblia, que lo expone como un “animal impuro” y encarnación del demonio, al que más de una vez se lo describe con alas de murciélago. A pesar de su condición de mamíferos, a los quirópteros se los incluyó entre las “aves abominables” del Levítico y hasta Isaías aludió a ellos en sus profecías: “Aquel día, el hombre arrojará a los topos y a los murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos de oro”.

Más allá de las leyendas y los mitos, cierto es que a estos animales los define la diversidad, aclara la bióloga platense, poniendo como ejemplo la multiplicidad de hábitos alimenticios o el hecho que “algunos se muevan en comunidades, mientras que otros son más solitarios”.

“Es el segundo grupo más diverso de especies entre todos los mamíferos, después de los roedores. En el mundo son más de 1.300 y, en Argentina, 68, a 17 de las cuales podemos encontrarlas en la provincia de Buenos Aires”, indica la especialista. Suma otro dato: de ese total, en la región de La Plata, Berisso y Ensenada, hay 15 especies.

LA LEYENDA DE DRÁCULA

Un mito muy vinculado a los murciélagos es el del vampiro, originado en los relatos de exploradores que volvían del Nuevo Mundo contando los horrores de un murciélago demoníaco que chupaba la sangre de hombres y mujeres dormidos en la cubierta de los barcos. En 1897, Bram Stoker instaló al conde Drácula entre los personajes más terroríficos de la historia, aquel que atacaba a sus víctimas durante las noches, aunque para entonces ya se habían descripto a las únicas tres especies de murciélagos que se alimentan de sangre.

“A pesar de que son sudamericanas, la leyenda llega hasta el África”, reconocen los investigadores del PCMA, convencidos de que los relatos de aquellos viajeros hicieron que hasta las universidades de Europa hicieran estudios sobre el legendario murciélago chupador.

“Si a un nene o a una nena le preguntamos qué comen los murciélagos, la mayoría dirá ‘sangre’ por las películas, pero de las 1.400 especies que existen, solo 3 son hematófagas y consumen sangre de grandes mamíferos o aves”, asegura Chiramberro, para lo cual “hacen un pequeño cortecito con los dientes incisivos y lamen la sangre. Su propia saliva tiene un anticoagulante que les permite tomarla y un anestésico para que el animal no sufra, aunque la cantidad (de sangre) que le sacan al ganado, por lo general, es mínima”.

¿Qué comen, entonces? “El 70 por ciento son insectívoros”, de manera que “una mirada antropocéntrica ayudaría a reconocer que son importantes y nos sirven como controladores de plagas”, argumenta la bióloga platense. Otras especies son “frugívoras, es decir que comen frutos, cuyas semillas dispersan cuando defecan mientras vuelan y reforestan ambientes cercanos. También hay polinizadores, que, al igual que las abejas o las mariposas, comen el néctar o polen de las plantas y las polinizan para que el ciclo siga”.

“Comen mosquitos que transmiten enfermedades a los humanos; polinizan flores que únicamente se abren en la noche; dispersan semillas que permiten la recuperación de los bosques nativos; sus excrementos son el guano, uno de los mejores fertilizantes ya usado comercialmente en varios países por sus componentes minerales y naturales, y vital para la recuperación de suelos con deficiencias y, finalmente, los hematófagos tienen saliva anticoagulante y se está experimentando en medicina para tratamientos cardíaco”, resaltan desde el Programa de Conservación de Murciélagos de Argentina.

“Una de las plantas que es especialmente polinizada por los murciélagos es el agave, la planta con la que se hace el tequila”, comenta Ana, sumando otra razón para defender a estos animalitos con tanta mala prensa.

RABIOSOS

Por el impulso del miedo, en Europa relegaron a los murciélagos a la sombra de lo sobrenatural, pero para algunas civilizaciones formaban parte del orden natural de las cosas. Los mayas consideraban a este mamífero como el dios del Mal y la palabra Zotz -que representa la cuarta veintena de días de su sistema calendárico- simboliza al murciélago, al que relacionaban con la noche, la oscuridad, la muerte, los sacrificios por decapitación y extracción de corazón, pero también con la fertilidad y la sexualidad. Un dicho popular de esta civilización era que cuando una persona no podía recordar lo que iba a decir, significaba que “el murciélago se habían llevado su historia”. Las imágenes de Zotz, representado como un ser humano con cabeza y alas de murciélago, aparecen en columnas de piedra, jeroglíficos y jarrones de arcilla que fueron hallados en excavaciones cercanas a los templos mayas de hace 2000 años.

Todo indica que el temor que sentían y la adoración que profesaban al vampiro ofreciéndole animales en sacrificio, tamales y flores, era por la rabia. De hecho, en el Popol-Vuh (también conocido como Libro del Consejo de esta civilización) le adjudican directamente la transmisión de esta enfermedad.

“La rabia es una enfermedad viral que transmiten todos los mamíferos, silvestres o mascotas. El murciélago puede contraerla y contagiarla, pero es un mito que todos tengan el virus. El contagio es muy rápido porque se produce a través de la saliva; por eso es tan importante tener a todas las mascotas vacunadas, porque no necesariamente un perro tiene que salir a la calle para contraer el virus”, recomendó Chiramberro, puntualizando que “otros mamíferos se contagian más que los murciélagos”. Un dato para recordar: esta especie transmite menos enfermedades infecciosas que los roedores.

DE BATMAN Y DA VINCI

Se ha dicho de los murciélagos que son “ratones voladores”, “aves de las brujas” y hasta “arranca pelos”, pero también han tenido sus protectores o “mecenas”.

En los planos de construcción para su máquina voladora, Leonardo da Vinci advirtió que el patagio de este animal podía servir como modelo para las alas. En China y Japón, por caso, se lo consideraba como símbolo de buena suerte, sobre todo porque su nombre (fu) significa también buena fortuna. Hay un talismán que es un medallón que representa a un árbol con raíces y ramas como símbolo de vida, rodeado de cinco murciélagos rojos que refieren a la longevidad, riqueza, salud, amor a la virtud y muerte natural.

Y, claro, también lo tenemos al famosísimo superhéroe Bruce Wayne, testigo cuando niño del asesinato de sus padres y dedicado a luchar desde entonces y para siempre contra los peores delincuentes. Un murciélago se convirtió en la encarnación de esta misión contra el mal y la búsqueda de la justicia. Su nombre, Batman, significa “hombre murciélago”.

A la Delegación La Plata del PCMA la integran biólogos y estudiantes de la carrera en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP, que “durante todo el año difundimos información en stands de ferias de ciencia, con juegos y escuchando experiencias y saberes”, dice Chiramberro, una de las organizadoras de la inédita actividad que se desarrolló este mes en el Parque Ecológico de Villa Elisa.

“Octubre es el mes de los murciélagos”, explica, “y aunque el tiempo no nos acompañó (llovió ese día) pudimos colocar las redes de niebla con las que los capturamos para estudiarlos”.

Estas redes tienen hilos muy delgados, casi imperceptibles a la vista, entre los que los murciélagos quedan atrapados en pleno vuelo: “Los biólogos nos quedamos al lado, sin interferir, y con todos los cuidados necesarios los retiramos para pesarlos, medirlos y registrar distintas variables, como el tipo de especie al que pertenecen, antes de liberarlos”, detalla la bióloga. Reconoce, eso sí, que la tarea requiere de mucha “técnica y paciencia, además de guantes”, claro.

 

“Tal vez no sean tan hermosos, pero son muy buenos para el ecosistema y ayudan a que se equilibre”

Ana Chiramberro,
bióloga

 

El objetivo del encuentro era mostrar el trabajo de estos profesionales, pero también “escuchar experiencias y terminar con algunos mitos”, apunta la profesional. Aunque la lluvia mantuvo a los murciélagos aletargados y lejos de las redes de nieblas, lograron ver a un par de ejemplares “entre dos paredes, de lejos y con linternas”.

En el PCMA están convencidos de que la educación, sobre todo en las nuevas generaciones, resultará clave para cambiar definitivamente la mirada sobre este animal “tan bueno para nuestro ecosistema”.

Vampiros
De las más de 1.300 especies de murciélagos que existen, sólo 3 consumen sangre de grandes mamíferos o aves.

 

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“​​​​​​​Tal vez no sean tan hermosos, pero son muy buenos para el ecosistema y ayudan a que se equilibre” Ana Chiramberro bióloga

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