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Policiales |EN LA ZONA DE TRIBUNALES

Robo, aikido y tiros: con una palanca salvó dos vidas

En el marco de un atraco callejero, dos hombres resultaron baleados en las piernas cuando intentaron sacarle el arma a un ladrón. Ocurrió ayer por la madrugada en 49 entre 13 y 14

Robo, aikido y tiros: con una palanca salvó dos vidas

Valeria mostró los moretones que le quedaron producto de la lucha que mantuvo con el ladrón / Dolores Ripoll

7 de Marzo de 2022 | 03:03
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“La sacamos barata. Podría haber sido una tragedia”. Así describió Valeria el terrible suceso que vivió ayer por la madrugada cuando retornaba a su departamento después de compartir una cena con su pareja y un amigo.

La mujer jamás se imaginó que aquel momento de disfrute y distensión terminaría coronado por una secuencia de tensión extrema en la que se vio obligada a utilizar sus conocimientos en artes marciales para salvar la vida de dos personas.

Mientras frotaba su espalda y sus brazos adoloridos aún por los golpes que sufrió en la lucha que mantuvo con un delincuente, Valeria contó a este diario los detalles del hecho en el que su novio y su amigo por poco casi pierden la vida.

Según rememoró, el hecho, en el que resultó herido de bala tanto su novio como su amigo, se produjo alrededor de las 3.30 de la madrugada en la entrada de un edificio ubicado en 49 entre 13 y 14.

“El sábado, después de entrenar nos fuimos con mi pareja a cenar a la casa de un amigo. Después de comer estuvimos charlando hasta las tres de la mañana más o menos. Nos dio sueño así que nos ofreció llevarnos a casa”, señaló.

“Nunca nos imaginamos que nos podía pasar. Creo que nadie se imagina sufriendo un robo. Pero a esa hora, con el escaso movimiento que había en la calle, era medio imposible”, describió.

Todo sucedió en unos pocos minutos. Tras frenar en el frente del edificio, los tres se estaban despidiendo cuando una moto paró delante del Honda Fit que los transportaba.

Acto seguido, el acompañante descendió del rodado y se dirigió hasta la ventana del conductor. Levantó su buzo, extrajo un arma y comenzó a exigir a los ocupantes que se bajaran del coche.

“Nosotros en ningún momento quisimos confrontar. Lo único que pretendíamos era que el robo pasara lo más rápido posible. Podríamos haber actuado ya que los tres sabemos artes marciales. Pero la idea era preservar la vida de todos”, señaló.

“Cuando nos bajamos, el pibe tanteó la guantera y manoteó un par de cosas. Después se subió a la moto. Parecía que se iba. ‘Ya está, se terminó’, pensé. Pero no. Se bajó de la moto y nuevamente vino a nosotros. ‘Quiero los dólares y las joyas’, le dijo a mi amigo”, comentó.

“Confieso que podría haberle roto el cuello y se terminaba todo ahí. Pero no lo hice, porque valoro la vida”

 

El joven que estaba al volante del Honda intentó hacerle entender una y otra vez que no tenía esos valores en su poder. Pero el delincuente continuó insistiendo fundado en la seguridad de que el conductor le estaba mintiendo.

“No salía de mi asombro cuando vi al pibe que manejaba la moto. Los tres coincidimos en que a lo sumo tendría 12 años. Creemos que cuando subió a la moto, manipuló al más grande y lo hizo volver. Se le debe haber ocurrido dólares y joyas, porque lo escuchó en la tele. Quién sabe”, proyectó.

Lo concreto es que, tras varios minutos de forcejeos con su amigo, Valeria entendió que era momento de actuar.

El agresor, quizás inducido por los efectos de alguna droga o alcohol, estaba empecinado. Valeria avanzó lentamente por un costado del auto y lo tomó por la espalda.

“Le hice una palanca. Cuando lo tenía bloqueado, mi amigo y mi pareja intentaron quitarle el arma. Pero el pibe reaccionó y les apuntó. Yo justo alcancé a trabarle el brazo y los tiros salieron hacia abajo”, recordó.

Tras disparar, el sujeto se liberó de la llave, corrió hasta la moto y escapó junto a su cómplice.

Horas después, Policía Científica comprobó que el malviviente vació el cargador del revólver calibre 22 que portaba. Valeria entiende que si el arma hubiese tenido más balas la situación habría terminado de otra manera.

Uno de los disparos impactó en el frente del edificio y los restantes en las piernas izquierdas de su novio y su pareja.

Ambos fueron conducidos al Hospital San Roque de Gonnet y al San Martín. Tras recibir las curaciones de rigor, ambos fueron dados de alta y ayer se recuperaban.

El informe médico indicó que las balas ingresaron y salieron sin comprometer ninguna arteria.

“Confieso que, cuando lo tenía bloqueado, podría haberle roto el cuello y se terminaba todo ahí. Pero no lo hice porque valoro la vida. Más allá de que los dos estuvieron a centímetros de morir desangrados”, sentenció Valeria.

 

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