Culatazos y trompadas a padre e hijo durante un brutal asalto en Romero

Un matrimonio de la colectividad japonesa, y su hijo de 25 años, sufrieron un violento en la casa que habitan detrás de una maderera que la familia tiene en la zona platense de Melchor Romero.

Este caso de inseguridad se produjo en 520 y 161, recién trascendió ayer, aunque los damnificados informaron que ocurrió hace diez días.

El propietario de la maderera, Ernesto Kikue (56), le contó a EL DIA lo sucedido. “Todo empezó cuando mi esposa salió al parque de nuestra casa para atar a nuestros dos perros, de la raza ovejero alemán. Y ahí la sorprendieron tres delincuentes armados, de más de 30 años y que estaban a cara descubierta”, comenzó con su relato.

“Fue a las siete y cuarto de la mañana. Cuando escuché que gritaba, me asomé para ver qué le pasaba. Y los tipos de inmediato nos encañonaron y obligaron a entrar con ellos”, siguió.

“TAMPOCO SE SALVÓ MI HIJO”

En esos instantes, el hijo de la pareja, de 25 años, estaba durmiendo. Y los asaltantes se encargaron de interrumpirle el sueño para sumarlo al atraco a sus padres.

“No sólo que lo despertaron, sino que lo atacaron a trompadas como a mí”, apuntó Kikue mientras mostraba los hematomas que le quedaron aún en el cuello y se bajó el barbijo para dejar ver una herida en cicatrización en su rostro.

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La banda se ensañó igualmente en mayor medida con él y, al respecto, el comerciante reveló que además de los golpes en su cara y en el cuello “me ataron de pies y manos y hasta me patearon las costillas cuando ya estaba en el piso”.

El traumático episodio “duró entre 30 y 40 minutos, que por supuesto nos dejaron la sensación de haber sido por un rato mucho más largo”, remarcó.

“CREO QUE FUE UNA BATIDA”

Durante la charla con este diario, Kikue -integrante de una de las 300 familias que conforman la colectividad japonesa en La Plata- exteriorizó un pensamiento alimentado por una sospecha que lo entristece.

En tal sentido, expuso: “Creo que fue una abatida este asalto, porque además estuvieron esperando en el fondo de casa y no todo el mundo conoce que vivimos detrás de la maderera”.

Consultado sobre quién o quiénes centra su sospecha, con una mueca enigmática a la que apeló para evitar una explicación con palabras, prefirió no ahondar en el tema.

Cuando se le preguntó cuál fue el botín con el que se dieron a la fuga los violentos ladrones, respondió que se llevaron “bastante dinero, entre la plata que teníamos en la vivienda y otra correspondiente a nuestro comercio”.

Pero no fue lo único que sustrajeron los maleantes. “También se apoderaron de dos Play Station, la 2 y la 3; dos celulares, una notebook, una tablet, dos atornilladoras, una colección de llaveros japoneses e inclusive robaron un revólver de calibre 22 que había comprado en su momento para defendernos de los robos”.

Es que hubo otro asalto que caló hondo en esta familia, que quedó ya lejano en el tiempo.

Kikue consignó que “fue en esta misma casa, hace 26 ó 27 años, y muy parecido al que sufrimos ahora”.

“PONDRÉ CÁMARAS EN CASA”

El dueño de esta maderera de Romero luego dejó en claro que no quiere exponerse a padecer otro hecho de inseguridad como el que les tocó afrontar hace unos días.

Por tal razón, reveló que está abocado a consultar diversos presupuestos por diferentes sistemas de cámaras de seguridad.

“En realidad, la maderera ya tiene las suyas, pero lo que nos falta es dotar a nuestra vivienda de algún sistema de monitoreo que nos permita desde el interior de casa observar lo que sucede afuera”, sostuvo. Y agregó que “de haber tenido estas cámaras, mi mujer no hubiese salido a atar a los perros y no hubiésemos sufrido este asalto tan violento”.

Entre los dispositivos que más lo seducen, mencionó que está “el que permite detectar movimientos a través de un censor”.

Y enfatizó que “la verdad es que ya tuvimos dos asaltos en nuestro propio hogar y no queremos volver a pasar por una experiencia así”.

“Es muy duro de aguantar que te peguen o que lo hagan con alguien de la familia, como sucedió en este último caso con mi hijo”, reconoció el comerciante.

Y además reflexionó: “Y si reaccionás pueden pasar dos cosas: que se enfurezcan peor y terminen golpeándote más o bien que te peguen un tiro”.

“Lo que menos uno busca es llegar a una situación así, tan extrema y que deje más para lamentar”, recalcó después.

Cabe citar que hasta el momento nada se conoce acerca del paradero de los responsables de este violento asalto. Tampoco se estableció si fue al voleo o por encargo de un conocido de las víctimas.