Las maestras de Campana que enseñan todo

Son docentes, no llegan a fin de mes y venden fotos y videos eróticos. “No lo hacemos por gusto, pero esto es plata segura y rápida”, dicen Miguelina, Micaela y Melina, tres maestras de Campana que crean material hot para reforzar su sueldo. Una es docente de primaria en la escuela Eduardo Costa, otra, profesora de Matemáticas y la tercera, de Lengua y Literatura. La ciudad, como es de imaginar, no sale de su estupor. Pero “ya estamos embarcadas y estamos preparadas para recibir lo que venga”.

La imaginación y sus siluetas se encargan de darles aliento erótico a lo que surgió como un entretiempo rentable. A ellas les basta ponerse unas bragas y mirar con ganas para ser más ellas. Se reafirmaron como mujeres lejos de los boletines y las tizas. Han encontrado un recreo zafado en patios de entrecasa. Y le tomaron gustito la proeza, porque le sacan un aguinaldo a la coquetería y excitan a esos varones que disfrutan con estas docentes reconvertidas en mujeres fatales que cada noche toman examen de deseo. La fascinación de las mini que exhiben no está en su brevedad, sino en que es una frontera movible que se va acomodando desde la tarifa. Y al revés de los soldados, se sacan el uniforme para mostrar más poder y coraje

“Las Tres M” -como les gusta presentarse- estudiaron para enseñar, sin imaginar que el verbo las iba a conducir a otros contenidos. Hoy no son los chicos del aula los que les piden ejemplos, sino que fue la realidad la que las obligó a dejar a un lado el guardapolvos y desnudarse para convertirse en modelos hot. La docencia es tarea de riesgo. Y más de un maestro, para emparejar un poco las cosas, cada tanto deja la capacitación a un lado y hace justicia por mano propia. Enseñar es una faena comprometedora y no es extraño que ante las urgencias de estos tiempos aparezcan docentes que buscan un refuerzo donde sea.

Con tanta cámara dando vueltas, con tanto video casero aportando demostraciones prácticas, con tantos curiosos, el exhibicionismo ya no parece un riesgo sino una tentación ventajosa. La gente adopta el tamaño de la pantalla para darle formato a su vida. El despliegue de escaramuzas íntimas está de parabienes con este voyeurismo amenizado que, como sucede en Campana, coquetea indirectamente con la pedagogía. Como hay tantos videos hot dando vueltas, estas docentes se tentaron en poder llevarles un calculado impudor a un alumnado cercano y de alto presentismo. Y no se ruborizan al dan a conocer sus aranceles: “una videollamada de 15 minutos, no menos de 20 mil pesos; videos eróticos de cinco minutos, entre 12 y 15 mil pesos; ¿fotos? entre mil y tres mil pesos”.

Pero el flirteo entre la educación y las tentaciones tiene sus rincones complejos. Es difícil imaginar que esa mujer que le alegra la noche al padre al otro día le pida le tome examen al hijo. Ella quizá intuya que su función docente les da más perversión y encanto a estas demostraciones y que muchos padres de alumnos esperan con más excitación sus novedades y sus trucos. Las Tres M, después de pasar el trapo a la mesada, se encierran cada noche en sus cuartos, se visten para hacer valer sus mejores contornos y arman escenas de erotismo virtual para poder irse a la cama con alguna ganancia extra en la autoestima y el monedero.

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Las chicas han tenido buena respuesta, aunque la falta de plata dejó a más de un campanense con el badajo arrumbado. Hoy son muchas las madres de la ciudad que han puesto el grito en el cielo porque consideran que con estas docentes cada vez se enseña más y se aprende menos. Pero toda mujer conoce los secretos de la enseñanza. Aprendieron frente al aula a saber combinar lo oculto con lo mostrable. Y como la educación de hoy aspira a convertir cada experiencia, por negativa que sea, en parte de la currícula, entonces las inspectoras van a tener que ampliar la imaginación y el programa para poder transformar a estas sorpresas en una tarea de investigación. Buscarle una vuelta a la de Lengua será fácil, pero resultará complicado unir lo ilustrativo con lo erótico cuando la de Matemáticas estrena lencería en casa ajena y enseña a restar sacándose la ropa.

Con tanta cámara y tanta demanda, el exhibicionismo ya no parece un riesgo sino una tentación ventajosa

Se reafirmaron como mujeres lejos de los boletines y las tiza