El lazo irrompible entre Gimnasia y Uruguay

Desde la presencia en el Expreso de 1933 de Ángel Miguens completando las 3M con Oscar Montañez y José María Minella, Gimnasia siempre ha tenido uruguayos en su plantel. Y en el inicio de 2024 esa cifra será récord (junto al 2011), ya que serán cuatro los orientales en el Lobo: Rodrigo Saravia, Matías Abaldo (afectado al Seleccionado celeste que está disputando el Preolímpico), Juan de Dios Pintado y Yonatán Rodríguez.

Ya en una oportunidad cuatro charrúas compartieron plantel en el Lobo. Fue en la B Nacional 2011/2012, cuando Damián Macaluso, Gonzalo Choy González, Gonzalo Vargas y Líber Quiñones compartieron el primer semestre, ya que tras la primera parte de la competencia Quiñones (que a los 38 años aún juega en Villa Teresa) regresó al Racing uruguayo.

Son más de 70 los futbolistas que cruzaron el charco para jugar en Gimnasia, uno de los clubes (junto a River e Independiente) en los que históricamente mejor han rendido los futbolistas del vecino país. Es por lejos la nacionalidad preferida del Lobo al buscar futbolistas en el exterior, muy por encima de Paraguay (20 jugadores). Colombia completa el podio y después se anotan un puñado de chilenos, peruanos, brasileños, venezolanos y hasta los mexicanos que llegaron (y no debutaron) con Diego Cocca como entrenador. Y además, hay que recordar a italianos (Delio Onnis el más famoso) españoles (como Jesús Díaz, campeón en 1929) y al francés Dougall Montagnoli, nacido en aquel país porque su padre, José Ismael (también extripero) jugaba allí.

Volviendo a los uruguayos en el Lobo, es justamente uno de ellos quien disputó la mayor cantidad de encuentros con la casaca albiazul: el “Topo” Guillermo Sanguinetti, quien jugó entre 1991 y 2003, disputó 401 partidos en total. Llegó de la mano de Gregorio Pérez junto a sus compatriotas Gerardo Miranda y Hugo Guerra, y detrás de sus buenos rendimientos, fueron llegando en pocos años jugadores de nivel internacional como José Perdomo (campeón de la Libertadores con Peñarol y de América con la celeste en 1987 y mundialista en Italia ‘90), Santiago Ostolaza (también estuvo en Italia y en el ‘88 fue campeón de la Libertadores e Intercontinental con nacional) y Pablo Bengoechea (también estuvo en el Mundial 1990, llegó desde Sevilla y luego fue ídolo de Peñarol). Salvo Ostolaza, todos llegaron con Gregorio Pérez, que en su segundo ciclo trajo un delantero tremendo desde Bella Vista: el tornado Diego Alonso, la venta más importante de la historia del club.

Entre los más exitosos de la historia resaltan también el primer uruguayo que vistió la casaca blanca con la franja azul marino al pecho, Ángel Miguens, capitán del Expreso que disputó 115 partidos entre 1931 y 1936; Walter Davoine, defensor del Lobo del ‘62 que jugó en el club hasta 1966; el “Chongo” Guillermo Escalada, con un gol contra Estudiantes que lo recibió de mago; Juan Masnik -baluarte de la Barredora, campeón mundial con Nacional en 1971 contra Panathinaikos- ; Jorge Villazán (buen puntero izquierdo, con un golazo en el clásico del helicóptero); Gonzalo Vargas (uno de los dos goleadores triperos en un campeonato argentino), Omar Pouso (vital para el ascenso de 2013) y Álvaro Fernández, mundialista en Sudáfrica 2010 con la Celeste.

Incluso algunos futbolistas no tuvieron un paso destacado por el Tripero, pero fueron figuras en su país. Es el caso de Gustavo Fernández, arquero que atajó en 1985 pero que tenía como antecedentes ser Mundialista en Alemania ‘74 y haber ganado la Libertadores e Intercontinental con Peñarol en 1982; otro arquero, el “Niño” José Luis Sosa (arquero campeón con Nacional, aquí suplente de Moriconi) y William Castro, que pasó sin pena ni gloria como lateral izquierdo en 1985 y tres años después fue el 10 del Nacional Campeón mundial en Japón al ganarle por penales al PSV Endhoven de Holanda, junto al “Vasco” Ostolaza, figura de ese partido. Más acá en el tiempo, Antonio Pacheco jugó apenas 4 meses en 2007, pero llegó al Lobo con cuatro torneos nacionales con Peñarol y regresó al Manya para agregar cinco más a la cuenta y ser el jugador que ganó más clásicos ante Nacional. Un caso especial es el del “Negro” José Jorge González, que empezó y terminó en su país pero fue símbolo de Rosario Central y con su paso por Vélez completó 565 partidos para ser el extranjero con mayor cantidad de presencias en primera. En el Lobo jugó en 1981, en Primera B.

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Juan Carlos Corazzo, Enrique Fernández Viola, Luis Garisto y el mencionado Gregorio Pérez, además del propio Topo Sanguinetti, fueron entrenadores nacidos del otro lado del charco. Ese río que une, mucho más si el nombre de Gimnasia está de por medio.