El “príncipe” del delito en La Playa: escaló, la despertó y le sacó hasta el auto

Un ladrón armado y con el rostro cubierto perpetró ayer por la madrugada un feroz golpe en una vivienda ubicada en pleno centro platense. El malviviente, que sorprendió a la víctima mientras dormía, no escatimó en insultos y amenazas para quebrar la voluntad de la damnificada y sacarle hasta la clave de su tarjeta de débito.

Como viene ocurriendo cada vez con mayor frecuencia en las últimas semanas, este hampón se amparó en la oscuridad y el escaso movimiento nocturno para cometer su ataque sin testigos que pudieran denunciarlo.

El hecho tuvo lugar en un domicilio ubicado en la intersección de las calles 13 y 50, justo al lado del edificio de la Procuración General y a tan sólo 100 metros del Palacio Municipal, lugares que se caracterizan por contar con custodia policial.

La maniobra viene a demostrar que los delincuentes se encuentran dispuestos a todo con tal de cumplir con su objetivo.

Existía la posibilidad de que pudiera ser visto por algún guardia de dichas dependencias, o captado por alguna de las cámaras de seguridad instaladas en la zona, o detectado por alguno de los tantos vehículos que transitan por este sector.

Sin embargo, ninguno de estos factores sirvieron como frenos inhibitorios para este ladrón que, para asaltar la morada, escaló hasta una ventana ubicada en un primer piso.

Fuentes del caso indicaron que la pesadilla para esta mujer comenzó poco antes de las 2.30 de la madrugada, cuando se encontraba descansando.

Los mismos voceros refirieron que el intruso accedió a la habitación en la que se hallaba la damnificada, una mujer de 64 años de edad, y la despertó.

Inmediatamente el sujeto puso toda su hostilidad al servicio del atraco con la intención de “ablandar” a la mujer a quien la colmó de miedo con fuertes amenazas.

Presa del terror, la mujer entró en un estado de tensión y nerviosismo que exteriorizó con un incesante llanto. Los gritos del ladrón exigiéndole que se calmara no hicieron otra cosa más que agravar la situación.

Inmersa en un mar de lágrimas la mujer debió aceptar como el malviviente arremetía contra su intimidad revisando cajoneras, placares y cada recoveco de la finca.

Como suele suceder en estos episodios, el sujeto buscaba dinero en efectivo, especialmente dólares, joyas y otras pertenencias de valor.

Fue así que el hampón inició un violento careo. “Dónde están los dólares”, preguntó en tono amenazante, una y otra vez. Luego de varios minutos, el sujeto se dio cuenta de que la mujer decía la verdad y que no iba a hallar tal divisa en ese hogar.

No obstante el interrogatorio continuó aunque el motivo cambió. “Tenés pastillas, dame toda la merca. Dónde está”, fue el torturante mensaje que la víctima debió escuchar en repetidas oportunidades.

Sólo después de que la mujer le ofreciera unas botellas de bebidas alcohólicas, el sujeto cesó su actitud hostil y se dedicó de lleno a registrar el lugar.

Fue al cabo de permanecer un buen rato en el lugar que, de acuerdo al reporte oficial, el sujeto reunió varios objetos personales, los cuales cargó al rodado de la víctima.

Según reportó la víctima el ladrón se llevó calzado, indumentaria, un televisor y su tarjeta de débito, cuya clave facilitó de forma inmediata para evitar otro violento interrogatorio.

Pero aún restaba lo peor. Cuando se dirigía a la puerta de salida descubrió la llave del auto de la mujer, un Chevrolet Celta. Y así, sin que nadie se percatara, puso en marcha el rodado, abrió el garaje y emprendió la retirada.

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