Acusado por el robo de un bóxer exige la libertad

El 11 de septiembre pasado, un joven de 26 años cayó preso por un bóxer en la zona de 72 entre 4 y 5. En realidad, esa prenda íntima sirvió como prueba de su aparente responsabilidad en un robo de mayor envergadura.

Fue cuando, al ser capturado, el damnificado reconoció el calzoncillo como de su propiedad, al margen de que acusó la sustracción de dos relojes, 20 mil pesos, una calza deportiva y una musculosa.

Del otro lado del mostrador, la defensa habla de que en poder del sospechoso no encontraron nada de eso. Salvo la peculiar prenda. Por eso se debate por su libertad.

Se trata del llamado delito de bagatela, que viene generando gastos al golpeado erario público, o de algo con el que se busca tapar una responsabilidad mayor.

Lo concreto es que, ante tantas idas y vueltas, camino a un pronto juicio oral por las características del caso, el abogado del sospechoso exige un ADN sobre el bóxer. Además espera por la resolución de un hábeas corpus.

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