El oso más famoso de Hollywood mató a su entrenador en un film

Un oso grizzly, protagonista de filmes de Hollywood, mató a su entrenador en una productora donde se entrena a animales salvajes para cine y televisión, al este de la ciudad de Los Angeles, estado de California.

El animal, de cinco años de edad, casi 300 kilogramos de peso y más de dos metros de altura, atacó el martes sin razón aparente a Stephan Miller, de 39 años, en el centro Predators in Action, cerca del centro turístico de montaña de Big Bear Lake.

Miller, primo del doble de películas de acción con animales Randy Miller, falleció por las heridas causadas por la mordedura a pesar de los esfuerzos por reanimarlo.

El ataque se produjo durante un entrenamiento que se estaba grabando en video, con la presencia de tres entrenadores con experiencia.

El oso Rocky había actuado recientemente en Semi-Pro, último filme de Will Ferrell, en una secuencia en la que el doble del protagonista, Randy Miller, se peleaba con un oso para promocionar su equipo de baloncesto, según informó el diario Los Angeles Times.

Randy Miller conduce hace 25 años el centro Predators in Action, que cuenta con dos osos grizzly así como leones, tigres, leopardos y lobos entrenados para películas y programas de TV.

En una entrevista en febrero, aseguró que el oso Rocky es "el mejor oso que trabaja en la industria del espectáculo", aunque afirmó que "si uno de estos animales te agarra por la garganta, estás acabado".

Ganó un premio de la Academia Mundial de Extras de Cine en 2000, por el trabajo con los tigres en la película Gladiador y sus animales han aparecido en filmes como The postman, The island of Dr. Moreau y The last Samurai.

Además, con sus animales entrenados logró representar ataques de animales peligrosos en documentales de National Geographic y Discovery Channel.

Ahora, el futuro del oso será determinado por el departamento de Juegos y Peces de California, después de una exhaustiva investigación, ya que hasta el momento se desconocen las causas que originaron el ataque del animal.

No obstante, si no aparecen indicios de mala conducta, dependerá de los propietarios del oso decidir si sacrificarlo o mantenerlo con vida.