Parque Sicardi: un barrio joven que crece y apuesta a un estilo propio

Saliendo del casco fundacional de La Plata hacia el sudeste, en la margen derecha de la avenida 7 y bastante más allá de la 600, se extiende, en unas 90 manzanas, Parque Sicardi. En las mañanas de ese joven barrio de Villa Garibaldi se escuchan, intercalados, el canto de los pájaros y el martilleo incesante de las obras en construcción. Lo que fue, en años no muy lejanos, un descampado apenas matizado con algunas casaquintas de fines de semana hoy es lugar de residencia permanente de miles de vecinos que encontraron en ese lugar la cotidianeidad del paisaje verde que venían buscando. También es, para numerosas familias que edifican allí sus futuros, promesa de una vida relajada y segura.

Visitar Parque Sicardi es descubrir un fenómeno urbano. Distante a 11 kilómetros del casco céntrico platense, a no más de 20 minutos del ruido de la “gran” ciudad, se despliega un barrio apacible pero en pleno crecimiento. El asfalto sólo corre en la circunvalación que conforman la 7, la 659, la 23 y la 640; todas las calles dentro de esos límites son de tierra y en ellas se mezclan, en perfecta armonía, caserones amplios, de dos plantas y con buen parque, con modestas pero cómodas viviendas bajas, muchas de materiales alternativos como troncos, premoldeados o perfiles del sistema racionalizado. También hay, y muchos, proyectos edilicios en plena marcha. Todo se distribuye en lotes de diversos tamaños, incluidos condominios de más de una hectárea, sin subdividir, adquiridos por gente amiga que comprando de ese modo pudo convertirse en propietaria de un terreno de generosas proporciones.

AL RITMO DE LA CONSTRUCCION

En la actualidad residen de manera estable unos 5 mil vecinos, según se estima en el Centro Comunal de Arana, donde pertenece por jurisdicción Parque Sicardi. Producto de los créditos Procrear, las paredes de ladrillos suben en esas cuadras día tras día y, atentas al voraginoso avance de las obras, las autoridades de esa administración consideran que el aumento de la población es por demás sostenido. “Es increíble la cantidad de gente, fundamentalmente parejas jóvenes, que se han instalado en Sicardi en los últimos cuatro o cinco años, y por el nivel de construcción que se observa en no mucho más de un año van a sumarse unos 3 mil habitantes más”, calcula el delegado comunal, José Juárez.

Justamente, por el crecimiento urbano que se advierte en la zona es que Edelap acaba de concluir un proyecto de extensión de la red eléctrica de Sicardi. La empresa tendió 2.2 kilómetros de líneas de media tensión sobre la calle 23 entre 640 y 659 y según se anticipó, el plan de inversión apunta a mejorar el suministro a los hogares y comercios. Según señala Juárez, “los cortes de luz siguen, pero después de esa obra ya no se siente tanto la baja tensión que había por las noches”.

A lo largo de la calle principal, la 659, se desarrolla el centro del poblado, al que no le falta pizzería, heladería, peluquería, ferretería, minimercado y hasta una pequeña galería comercial. Cada vez más se acentúan en el barrio los aires bohemios; tanto que algunos lo llaman “Sicardi Soho”. A ese perfil, entre moderno y “progre” contribuyen algún taller de diseño de indumentaria, espacios culturales, casas de fiestas, un estudio de yoga y un club - el Unidos por Garibaldi -, creado por los vecinos. Y es que la idea de la gran mayoría de los habitantes del lugar es tratar de no moverse de ahí; adaptarse a un modo de vida de pocos requerimientos, ligado más a la naturaleza que a lo material, y viajar lo menos posible a La Plata. Por eso es que muchos vecinos ven allí mismo un nicho de salida laboral segura.

VIDA NATURAL, SIN CONFORT

Vivir en Sicardi es adaptarse a la falta de algunos sistemas de confort que ofrece la infraestructura urbana. En ese barrio casi no hay servicios: como carecen de gas natural y la única prestación que llega es la luz casi todos los artefactos del hogar son eléctricos y en la mayoría de las viviendas la calefacción es a leña; el agua potable se obtiene a partir de una perforación; no existe la red cloacal; y la recolección de los residuos domiciliarios se la reparten entre la empresa Esur y la delegación comunal, según las cuadras.

Hernán Ache, un abogado de 35 años, representa a la perfección las aspiraciones de esos vecinos. “Soy el típico hijo de un matrimonio que eligió Gonnet para vivir - se presenta - y me crié ahí, en medio del verde. Pero cuando tuve que construir mi casa propia, en Gonnet cualquier terreno era inaccesible para mí. Por eso opté, hace siete años, por Sicardi”. Tanto fue enamorándose el joven de ese estilo de vida que meses atrás, después de pensarlo mucho, se decidió y largó el cargo de prosecretario que cumplía en un juzgado platense y que lo obligaba a ir y venir desde su casa a La Plata todos los días. Cambió ese trabajo por el de un espacio cultural que montó en la calle principal de Sicardi. “Vine buscando paz y la encontré - añade -. Y como aposté a la tranquilidad y a una mejor calidad de vida, así no tengo que ir todos los días a la Ciudad”.

Ache se ocupa de mantener su arboleda de 80 ejemplares, cultiva su propia huerta, separa los residuos húmedos de los secos y con la basura orgánica elabora compost. “Esta es otra vida - asegura -. Acá los chicos hacen mandados y juegan en la calle. Es lo más parecido a los barrios de los viejos tiempos”.

Juárez usa una figura similar a de Ache para definir cómo es la vida en Sicardi. “Hay tanta tranquilidad y seguridad - remarca el administrador -, que acá las casas dejan las puertas abiertas y casi no hay medianeras”.

Gabriel Cartagena tiene 45 años, hijos ya grandes y nueva pareja. Para él, que es empleado público y no ve inconvenientes en tener que hacer el viaje diario hasta La Plata, Parque Sicardi significa futuro, porque recién comenzó a construir lo que será su próximo hogar. “Soy de Los Hornos y cuando le cuento a mis conocidos que voy a venir a vivir a esta zona me dicen que es una locura, que es muy lejos. A mí no me molesta la distancia y estoy en un momento de la vida en que prefiero la tranquilidad de un lugar como este”.

UN BARRIO ARTISTICO

En sintonía con la “onda” que se pretende otorgar al barrio, se acordó entre los frentistas bautizar algunas de las calles con nombres de artistas, que irían pegados a los nomencladores numéricos. Según lo consensuado hasta ahora, la 659 se llamaría Atahualpa Yupanqui, mientras que para otras calles se pensó en Carlos Gardel, Alejandra Pizarnik, Luis Alberto Spinetta, un célebre platense como Federico Moura y también en vecinos ya caracterizados del lugar.