Mal de ausencia

Por EDUARDO TUCCI
deportes@eldia.com

La Selección tiene más nombres que soluciones y una sola certeza: sin Messi puede pasar cualquier cosa. El año cierra, de la misma manera que empezó, con infinidad de dudas que se extienden a todos los sectores del equipo sin tener que ver para medir esos desniveles la magnitud del rival. El equipo de Jorge Sampaoli, sin la presión que significaron las Eliminatorias, igual penó y en esta ocasión terminó desinflado frente a un rival rudimentario al que le alcanzó con despertarse sólo unos minutos para adueñarse de la situación.

Los dos amistosos venían al pelo para calibrar fuerzas, para conocer más a fondo los recursos con los que se pueden contar cuando llegue el momento del puntapié inicial mundialista. Pero la idea de conocer el resto del potencial, sin la presencia del más grande, terminó en pesadilla. Sin el as de espadas sólo nos queda barajar y dar de nuevo. Por ahora la ausencia del Diez sigue siendo sinónimo de peligro latente.

Cuando hablamos de nombres, la lista de los que subieron a escena es extensa: Dybala, Perotti, Rigoni, Papu Gómez, Pezzela, Lo Celso, Benedetto y siguen las firmas. Si bien todos merecen, otra oportunidad, resulta difícil por no decir imposible, tomar alguno de ellos como alternativa válida, al menos por ahora. Ninguna de las fórmulas propuestas dejaron ayer algún saldo favorable y resultó preocupante el bajón evidenciado ni bien el modesto equipo africano acomodó las piezas después de estar 0-2 abajo.

Las grietas que se fueron abriendo con el inicio del segundo tiempo son más que preocupantes. Particularmente la precaria actitud demostrada a la hora de defender con retrocesos tardíos y coberturas que nunca llegaron a tiempo. Si el ciclo Sampaoli había recibido sólo dos goles en los siete encuentros anteriores contra Nigeria bastaron diez minutos para que se le venga abajo la estantería con tres impactos consecutivos que determinaron un nocaut fulminante.

Lo más terrible es que nadie pudo en esos momentos acudir en rescate de un equipo que cayó en el desconcierto total. Faltaron planes concretos, individualidades potentes e incluso más carácter. El desconcierto se vistió de celeste y blanco, como ya pasó varias veces durante los partidos clasificatorios. Si esto nos pasa durante el Mundial la vuelta a casa puede quedar a un paso.

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La “Messidependencia” de la que tanto se ha hablado volvió a quedar en evidencia. Es que otra vez la Selección no supo o no pudo enderezar un partido sin la asistencia del capitán. Toda la estructura sigue dependiendo de su presencia. Tenerlo lejos sigue siendo sinónimo de un vacío peligroso. Falta bastante para que la pelota empiece a rodar en la cita máxima del fútbol mundial. El tiempo por allí resulta un aliado para Jorge Sampaoli y los suyos. Por ahora, y después de lo de ayer, las dudas siguen dominando la escena.