El ladrón que terminó abatido había encañonado al hijito del policía

E.A, el oficial de la Policía bonaerense que el último viernes abatió al joven que intentó asaltarlo en su kiosco de 143 entre 50 y 52 quedó imputado en la causa por “homicidio en ocasión de robo”, aunque en ningún momento estuvo detenido ni fue apartado de la fuerza, por lo menos hasta que terminen de analizarse algunos testimonios, el material filmado por cámaras de seguridad de la zona y se haga la operación de autopsia prevista para el próximo martes en la morgue de Lomas de Zamora, informaron fuentes oficiales.

Mientras tanto, el joven fallecido sigue rotulado como NN, ya que nadie se acercó a identificarlo. Los investigadores consideran que tiene “más de 18 años” y esperan que el cotejo entre sus huellas dactilares con las del registro de antecedentes arroje alguna pista. El motociclista que presuntamente lo acompañaba como “campana” y, según el policía y al menos un testigo, se llevó el arma del joven muerto, todavía no fue detenido.

Entre las pertenencias del joven muerto estaba el celular del policía y la plata de la caja

Como informó EL DIA en su edición de ayer, el hecho comenzó pocos minutos después de las 9 de la noche del viernes en el maxikiosco que el oficial de policía abrió tiempo atrás en ese sector del barrio San Carlos y que él mismo atiende cuando tiene franco de servicio en la comisaría de San Justo (La Matanza) en la que presta servicios.

En eso entró un joven con un buzo azul y una capucha turquesa, que no tardó demasiado en exponer sus intenciones. Además del oficial, vestido de civil, en el local estaban su mujer y el hijo de ambos, de 4 años, entretenido con el teléfono del padre.

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“El flaco empezó a pedir la plata, pero de repente le puso el arma en la cabeza al nene para que le diera el celular y el chiquito no se lo quería dar”, comentó un vecino, agregando que eso impulsó al policía a entregar el dinero de la caja, además del teléfono y las llaves de su moto Honda Titán roja que estaba estacionada en la vereda, “para que se fuera cuanto antes”.

“El tipo habrá pensado que era un robo fácil, porque el hombre entregó todo. Se puso el arma en la cintura y se subió a la moto” del policía para darle arranque, completó el mismo testigo. Según los investigadores, la Honda estaba estacionada de frente al local, por lo que el oficial habría observado al ladrón tratando de arrancarla y quiso aprovechar esos instantes para darle la voz de alto y reducirlo. Por lo que declaró el efectivo, el muchacho “intentó sacar el arma de la cintura”, por lo que él respondió con su reglamentaria.

VAINAS Y HERIDAS

En la escena se levantaron tres vainas calibre 9 milímetros. Las primeras versiones mencionaban que el joven fallecido tenía “cuatro impactos de bala”, aunque ayer se hablaba de “dos o tres”, uno de los cuales habría atravesado un brazo antes de terminar en el abdomen.

La autopsia encargada a la Asesoría Pericial (Policía Científica queda excluida por estar involucrado un agente de la fuerza) aclarará este punto, además de la trayectoria de los balazos, entre otras cuestiones.

De acuerdo a lo que figura en la causa, tras los disparos el joven abandonó la moto y escapó corriendo hacia la calle 49, donde finalmente cayó malherido.

“El policía venía persiguiéndolo de atrás y, junto con un remisero que los vio y paró, lo redujeron ya en el piso”, dijo una fuente con acceso al expediente, aclarando que “en ese momento habría advertido que el joven estaba herido”.

La declaración del remisero que lo ayudó a E.A con la captura es clave para la causa, porque presuntamente vio a otro joven en moto “levantar el arma que se le cayó al ladrón mientras corría y escapar a toda velocidad”, completó una de las fuentes consultadas por este diario.

Una ambulancia del SAME trasladó al herido hasta el hospital San Martín, donde ingresó muerto.

Policías de la subcomisaría La Unión se encargaron de preservar la escena, de donde se levantaron rastros y elementos de prueba, como los 2.635 pesos que estaban entre las pertenencias del joven fallecido y serían de la recaudación del negocio.

También hallaron dos celulares, uno de los cuales pertenece al policía, y se incautaron del arma reglamentaria Bersa, modelo Thunder, calibre 9 milímetros.

La fiscalía ordenó secuestrar las filmaciones de todas las cámaras de seguridad privadas y públicas instaladas en las inmediaciones, que podrían haber registrado el paso del motociclista que presuntamente actuó como campana.

Según el testimonio del policía, aquel sujeto nunca entró en el negocio, sino que se mantuvo a unos metros, en una de las esquinas, esperando a su cómplice.

Tanto el oficial como su familia resultaron ilesos, aunque quedaron conmocionados por lo ocurrido. Cuentan en el barrio que el del viernes no fue el primer robo que sufrieron en el comercio.