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Policiales |SECUELAS DE UN VIOLENTO ASALTO

“Por el bien de mi familia, no volvería a trabajar de glover”, dijo el joven baleado en 16 y 42

Tras salir del hospital y parcialmente recuperado, Kevin Sanhueza habló con EL DIA. Opinó que la Ciudad “a veces parece zona liberada”. Sus miedos y planes para el futuro

“Por el bien de mi familia, no volvería a trabajar de glover”, dijo el joven baleado en 16 y 42

Las tres etapas de Kevin sanhueza en el hospital san martín: con sus padres, Bernardo y Alejandra; con su hermano, denis; y el viernes, luego de que le dieron el alta / EL DÍA

Marcelo Carignano

Marcelo Carignano
mcarignano@eldia.com

3 de Diciembre de 2018 | 02:34
Edición impresa

La noche del 17 de noviembre, en el celular de Kevin Sanhueza (27) -con mayor precisión en el grupo de WhatsApp que mantiene con otros glovers- llovían mensajes.

Algo “raro” ocurría en la Ciudad. Sus compañeros no dejaban de alertarse entre ellos, algunos tras ser víctimas de asaltos. Otros, más observadores, comunicaban con rapidez la presencia de personas sospechosas que transitaban por las calles.

“Esa noche fue la peor noche de todas, porque hubo varios robos. Fue una locura, La Plata parecía una zona liberada”, le dijo a EL DIA Sanhueza, estudiante en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata.

Según su testimonio, esa jornada laboral no fue una más: “Hubo una cantidad de hechos impresionante, en el grupo que tenemos nos iban avisando ‘ojo que hay dos tipos caminando, cuidado con una moto roja’. No fue solamente a mí”, aseguró, en referencia a ese 17 de noviembre en que fue baleado por delincuentes.

Después del hecho que lo dejó internado en el hospital San Martín por casi dos semanas, el joven ya no vive en el albergue universitario de 127 y 61.

Glovo, la app de mensajería y delivery para la cual trabajaba, le alquiló un departamento con el objetivo de que pueda recuperarse de la herida que le produjo la bala del revólver calibre 22 que le dio en el tórax y le atravesó diversos órganos, provocándole serias lesiones en los intestinos y en el estómago.

Por esa lesión tuvo que ser intervenido quirúrgicamente durante cinco horas. Con él se encuentra Alejandra Varela, su madre, que se quedó para ayudarlo con la rehabilitación.

Su padre Bernardo y su hermano Denis, habían viajado para acompañarlo en el hospital y debieron volver a Neuquén, donde ambos trabajan como albañiles.

“El pasaje de mi mamá lo pagó la Universidad. Después del robo nos ayudaron mucho, me conmovió la solidaridad de la gente”, reflejó, agradecido. Kevin cursa el quinto año de la carrera, de la que le restan “terminar algunas materias y la tesis” para terminar y recibirse.

Luego del incidente, que lo obligó a perder clases y fechas de finales, directivos del establecimiento se comunicaron con él para llevarle tranquilidad, y asegurarle que podría retomar una vez que esté recuperado por completo.

No obstante, su vida ya no es la misma. Y su futuro en La Plata aún no es seguro.

“ME SIENTO PERSEGUIDO”

El viernes último, cuando tuvo el alta de los médicos del hospital, Kevin tomó un taxi y se fue junto a Alejandra a su nuevo domicilio.

Ayer, por primera vez, salió a la calle. Caminó “tres cuadras” y eso lo “agotó”.

“Casi me muero después de caminar. Me voy dando cuenta de que tengo que hacer todo de a poco”, señaló. Pero eso no fue lo que más lo golpeó. En realidad, el joven no estaba preparado para afrontar de nuevo “la calle”. Por su trabajo, ese lugar era una parte indisoluble de su día a día. Ahora su situación cambió.

Después de dar esos pasos, las secuelas se hicieron notar con rapidez: “Al primer ruido me sobresalté y me di vuelta a ver qué pasaba”, refirió.

Además, “miro a la gente, me siento re perseguido. No caminaba tranquilo”, añadió.

“Esos chicos no tenían la necesidad de robarme. Tenían mejor ropa y calzado que yo. Esos eran mis primeros mangos”

Kevin Sanhueza
Estudiante de Arquitectura

 

Para Sanhueza, es una complicación muy poco “alentadora”, ya que “uno necesita salir adelante”.

Es que, si bien está becado, necesita trabajar si quiere terminar la carrera. Sin embargo, su perspectiva es clara respecto a que no volvería a repetir su última experiencia laboral.

“Por el bien de mi familia, no volvería a trabajar de glover. Mi mamá está muy golpeada, mi novia -quien también lo acompañó durante su convalecencia- se quedó asustada”, aclaró.

En ese sentido, manifestó estar “alejados de cualquier situación de este tipo”, y sostuvo que “nunca nadie nos regaló nada”.

Tal vez por ese motivo, la primera frase que Kevin le dijo a este medio tuvo que ver con los ladrones que lo atacaron: “Esos chicos no tenían la necesidad de robarme. Estaban con un pasar económico mejor que el mío, mejor vestidos, con mucho mejor calzado”, fue su descargo.

“AHORRABA PARA LA COMPUTADORA”

En cuanto al hecho en sí, Kevin recordó que los sujetos armados que lo abordaron en 16 ente 42 y 43, tenían entre “25 y 30 años. Iban a bordo de una moto tipo Enduro de color blanco. Él, por su parte, estaba parado, por entregar un pedido.

Cuando fue interceptado por los asaltantes, el cliente se asustó y regresó al inmueble. Mientras tanto, uno de los delincuentes le ordenó que le “diera todo”.

Con algo de miedo, pero dispuesto a no ceder, les contestó con evasivas. “No sé qué querés que te de, no tengo nada. Si querés te doy el pedido”, fue su respuesta. Esa negativa a entregar el dinero tenía una razón. Era la “primera vez que tenía mis primeros mangos, que los guardaba para comprar una computadora para la facu”, explicó.

Como el conductor de la moto portaba “un arma falsa”, Kevin forcejeó con él. No “imaginó” que el otro tenía una pistola cargada. Y, tras luchar con el acompañanta, éste lo empujó y le disparó. A pesar de tomar “muchos recaudos” y “andar discreto para que no me pasen estas cosas”, la inseguridad lo golpeó.

“Por eso, lo que más le pido al Municipio es que la gente se sienta más segura; nadie quiere salir de su casa después de las 22, nadie quiere exponerse y no veo una sociedad para una familia acá en La Plata. Viví la calle y a la noche es terrible” , reflexionó.

Por el caso hay dos sospechosos detenidos. Uno, hijo de una policía, ofreció una coartada y negó los cargos al declarar el jueves pasado.

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