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Información General |IMPRESIONES ENTRE EL HUMOR Y LA REFLEXIÓN

¿Se habrá ido la tormenta?

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

13 de Mayo de 2018 | 03:26
Edición impresa

Mail: afcastab@gmailcom

Hasta ayer siguió el mal tiempo. El sol, siempre puntual y metafórico, sólo reapareció cuando advirtió que los bancos habían cerrado y que las casas de cambio dejaban de cotizar en una actualidad sobrada de truenos. La naturaleza insiste con sus alegorías, pero los muchachos que manejan el tiempo argentino por ahora no logran entender y domesticar lo que les dicen a coro el cielo, las pizarras y la tierra. Fue una semana con tantos nubarrones que no sabíamos dónde guarecernos. A falta de buen pronóstico y en medio de una corrida descorazonadora, el Gobierno decidió enviar al norte a uno de esos ministros con ahorros lejanos para que nos traiga algo de buen tiempo, una empresa difícil de obtener a bajo precio, porque allí se consiguen cielos despejados, pero hay que devolverlos. El viaje se decidió cuando la tormenta parecía imparable. En medio de una semana entreverada de lluvia, dólar, inflación y gas, hubo que optar por el Fondo para no tocar fondo. Con urgencia, sin darle tiempo a despedirse, un ministro criollo, mojado y sin perramus, fue a pedir paraguas para enfrentar una tormenta que había puesto al dólar en limusine y al peso en ambulancia. Los anuncios se sucedían tratando de apaciguar el huracán cambiario. El círculo rojo mandó a callar a esos ministros que dicen barbaridades, reagrupó la tropa y apeló a su máximo solista para poder calmar un mercado que sólo interpreta la partitura que se le antoje. El presidente, tras reconocer el cimbronazo, dijo que pese a esta avería seguirán por el buen camino, pero enseguida apareció la realidad para corregirlo. Mientras Dujovne hacía las valijas, el dólar carreteaba para continuar ganando altura. Pero ni siquiera el anuncio de un tratamiento de urgencia en un centro de alta complejidad logró aquietar la fiebre de un país que padece una eterna convalecencia y al que se le receta rezar, esperar otros trimestres y rogar que Messi le dé alegrías a esta comarca que va gastando reservas y optimismo a fuerza de goles en contra. Y todo bajo un permanente cielo encapotado. Y con un gobierno que sueña con un horizonte despejado y con alguna oposición que sueña con más rayos y tormentas. Y con un pueblo al que se le agotan los sueños.

Un ministro criollo, mojado y sin perramus, le pidió paraguas al FMI para una tormenta

En medio de una semana entreverada hubo que optar por el Fondo para no tocar fondo

Encima, para los platenses el parte semanal también trajo novedades inquietantes: “La Plata en guardia por el efecto de la ´vaguada´, el fenómeno de lluvias constantes”, tituló este diario en pleno chubasco. “Se mantiene el nivel de alerta en amarillo. Las descargas más copiosas se suceden. Y sigue el monitoreo de los arroyos”, aunque lo que se teme son los desbordes en el asfalto. Las maniobras de salvataje municipal le agregaron su propia escenografía a un paisaje aquejado de goteras y reminiscencias. El agua hizo desastre en algunos barrios. La naturaleza no es inocente y a los que menos tienen siempre les llueve más. Mientras algunos sacaban cuentas, otros recurrían a las palanganas para achicar agua. Pero poco se puede hacer frente a la ferocidad de un medio ambiente que vive su tormenta perpetua junto al penar de un vecindario que va a terminar su vida en rojo por culpa de estos verdes.

Como habrá sido el temporal cambiario que las temibles tarifas pasaron a un segundo plano. ¿Fue estratégico? El gobierno sólo reitera que no hay otra salida que apelar al pullover y las velas para que el gas y la luz cueste menos. Pero Macri no está solo en esta campaña de apagones. En Taipei, la diputada taiwanesa Lin Ching propuso cortar luz por las noches para ahorrar energía y mejorar los índices de natalidad. Cuando la energía es cara, hay que buscar enchufes gratuitos. La orden es ahorrar electricidad y ánimo porque las usinas de buenas noticias andan con muchos faltantes. Pero no le demos letra taiwanesa a Aranguren, porque con sus cuentas chinas va a querer dejarnos a oscuras, con amor o sin amor.

¿Cuánto durara este buen tiempo? El viejo aforismo es sabio: Dios perdona siempre; el hombre, a veces; la naturaleza, nunca. ¿Cómo será el perdón del FMI?

 

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