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Información General |EL PAÍS Y LA REGIÓN DEBEN DAR UN PASO MUY COMPLEJO. PASAR A LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO CON ESCASA EXPERIENCIA INDUSTRIAL

Revolución tecnológica: los trabajos que puede perder y ganar la Ciudad

Robotización, automatización, comercio on-line. Cada vez más actividades económicas incorporan las nuevas tecnologías. El desafío de evitar la precarización laboral y de dar un salto de calidad: La Plata tiene con qué

Carlos Altavista

Carlos Altavista
caltavista@eldia.com

21 de Abril de 2019 | 02:09
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“La utilización de las nuevas tecnologías llegó para quedarse y transformar, definitivamente, el mundo del trabajo”. Así comienza el informe de la Fundación Milenio sobre el desembarco de la robotización y automatización, el comercio electrónico y la digitalización en distintos sectores de la actividad económica platense y su incidencia en el mercado laboral. Surge de inmediato la inquietante pregunta: ¿Nos quedaremos sin trabajo?

El coordinador del dossier, el licenciado Pablo Parente, apuntó que “como en el derecho, aquí hay dos bibliotecas. Una responde que sí. Otra, en cambio, recuerda que ante cada revolución industrial siempre se pensó que la tecnología iba a reemplazar al hombre. Y no fue así. Lo que sucedió, cada vez, fue que los trabajos mutaron y las relaciones laborales cambiaron”, indicó.

En el caso de la denominada revolución 4.0 o cuarta revolución industrial (inteligencia artificial, Big Data, la nube, impresoras 3D), en nuestra realidad “se vuelve imprescindible, por un lado, la capacitación, y por el otro, la presencia del Estado en dos cuestiones claves. La primera, la introducción de la tecnología en los planes de estudio desde los primeros niveles de la enseñanza y la promoción de las carreras de esa área o ligadas a ella. La segunda, la regulación de las nuevas formas de empleo para proteger a los trabajadores, y legislación sobre nuevas actividades que generan recursos económicos muy superiores a los de rubros tradicionales y, sin embargo, no tributan”, advirtió Parente.

La regulación de las nuevas modalidades de empleo debe darse sobre algunas patas de la denominada “economía colaborativa”. Son incontables los casos de comercios que han mejorado su performance merced a haberse ‘asociado’ a las empresas de delibery Glovo, Pedidos Ya y otras. Desde que comenzó a trabajar con esta última, el restaurante Don Quijote subió un 45% sus ventas. Lo dijo su propietario, Nicolás Terpolilli.

UNA COSA ES UNA COSA...

En tanto, Parente apuntó que el trabajo free lance llegó para quedarse, pero que es imprescindible que se regule. “Son monotributistas, y en caso de que tengan un accidente la empresa apenas les cubre tres días de internación”. Una cosa es una nueva forma de trabajo. Otra, absolutamente distinta, es trabajo precarizado.

Uber es ilegal pero se utiliza, y brinda un servicio entre 35 y 40% más barato que el taxi o remís. Despegar revolucionó -en el país y en nuestra ciudad- la actividad de las agencias de turismo. Airbnb es la mayor cadena de hospedaje y no tiene un solo hotel (se pueden hospedar 2 millones de personas en 81.000 ciudades de todo el mundo).

“A la economía colaborativa se le debe prestar máxima atención y el Congreso tiene que legislar al respecto”, apuntaron en Milenio, para indicar que nuestro país es el segundo del continente con iniciativas de ese tipo, sólo por detrás de Brasil y en la misma línea que México.

EL GRAN DESAFÍO DEL COMERCIO

El sector comercial es uno de los más comprometidos por el avance a paso firme del comercio electrónico (e-commerce). Dirigentes de entidades comerciales locales (de calle 12 y 8) coincidieron en que “muchos rubros” sufrieron mermas en las ventas a raíz de esa competencia. Y algunos admitieron que no supieron adaptarse (hasta ahora) a la nueva realidad. Aquí queda al margen, de más está decirlo, la caída del sector que reconoce sus causas en la crisis económica general.

En el centro comercial de calle 12, Alberto Catullo admitió: “No nos preparamos para el cambio de las nuevas tecnologías”. Y describió el actual momento como de “crisis y transición” para el sector del comercio tradicional.

Un comerciante comentó que “si en algunos rubros hoy comprás o alquilás un galpón y vendés por internet, salís ganando”.

Y no exageró. La principal plataforma de comercio electrónico del país, Mercado Libre, es definida como “la mayor cadena comercial de Latinoamérica sin contar con un solo local”. Su valor bursátil cuadriplica al de YPF. En 2018 -resalta el informe de la Fundación Milenio- finalizó con un flujo positivo de 464,7 millones de dólares, un 19,5% más que en 2017. Y realza que de los países donde opera Mercado Libre Argentina fue el más rentable, con ingresos netos por 122 millones de dólares.

Sin embargo, el avance tecnológico no es necesariamente sinónimo de pérdida de empleos. En muchísimos casos, como en el de la industria del ladrillo hueco -por poner un único ejemplo-, no solamente no destruye trabajo sino que lo cualifica, al tiempo que dispara la productividad (como veremos más adelante). Y en el campo de la informática es una llave que abre la puerta al trabajo de calidad y a una sustancial mejora de la educación. Siempre que exista voluntad de usar esa llave.

SEÑOR, ¿DE QUÉ TRABAJO HABLA?

Todos hablan de generar trabajo. ¿No es hora de pedir que se aclare de qué trabajo se habla?, se le preguntó al licenciado Parente. “Sí, desde ya. Y acá aparece, en toda su dimensión, la complejidad a la que nos enfrentamos los países subdesarrollados; a lo que se denomina desindustrialización prematura. ¿De qué hablamos? De que debemos, a diferencia de las naciones industrializadas, pasar a la economía del conocimiento sin habernos ‘sentado’ en un proceso industrial tradicional. Es decir, tenemos que dar un doble salto”, ejemplificó.

No obstante, la Ciudad tiene una muy buena noticia, siempre y cuando decida apostar en serio a la industria tecnológica. Desde el Polo IT de La Plata no se cansan de ‘avisar’ que se trata de una industria con pleno empleo, salarios iniciales de 40 mil pesos promedio, un ‘semillero’ de lujo localizado en la facultad de Informática de la UNLP y en las carreras afines de la UTN y una gigante capacidad exportadora. “La Ciudad del empleo público y comercial, que tiene un cordón hortícola sin igual pero condenado a realizar actividades meramente extractivas (porque no se le habilita la puerta para agregar valor a sus productos), va quedando obsoleta. Ahora bien, los recursos para dar el salto los tiene. Se requiere visión y decisión política”, lanzó Parente, para añadir que “podemos seguir siendo una máquina de dejar pasar oportunidades, o utilizar la fuerza y la capacidad existentes”.

Desde el Polo IT, Leonardo Giménez subrayó que “la industria de la tecnología está empujando un cambio en la matriz productiva”. Agregó que “este tipo de industria tiene características muy ventajosas. Es limpia, de mucho valor agregado, genera (pleno) empleo de calidad y tiene un enorme potencial exportador. Todas las empresas socias del Polo estarían en condiciones de exportar. Hoy lo hacen unas 35 (sobre un total de 50)”.

La industria tecnológica es de pleno empleo. Pero requiere de otro tipo de capacitación

 

Vale destacar que entre ellas está Globant. La actual mayor empresa de tecnología de Latinoamérica, con 7 mil trabajadores en 12 países, fue creada por cuatro universitarios platenses tras la gran crisis de 2001, “con un 50% de pobreza y un 20% de desocupación”, resalta el informe.

El dirigente platense y ex concejal, José Arteaga, recordó que “en cuestión de décadas la tecnología modificó la mayoría de los hábitos del siglo pasado. Miles de trabajos han desaparecido y otras tantas profesiones surgieron a la luz de los avances de la ciencia. Estos cambios en las modalidades laborales generan preocupación e incertidumbre -remarcó-, y lo cierto es que es muy difícil vaticinar como será el mundo dentro de diez años, más aún en un país que vive en la incertidumbre. Por eso creemos que es vital empezar a dar pasos seguros. De la mano de las generaciones más jóvenes, nuestra ciudad cuenta con cientos de emprendedores y desarrolladores de Startup, esas pequeñas empresas que operan a gran escala, actuando sin fronteras y generando cambios sociales profundos, capaces, a su vez, de generar ingresos genuinos en divisas extranjeras. Son la punta de lanza de la economía que se viene y la esperanza laboral de los millennials, centennials y sus sucesores. Pero estos ‘militantes’ de la revolución 4.0, hoy desamparados, necesitan el acompañamiento de un Estado activo y presente”, opinó.

MÁS PRODUCCIÓN, MEJOR TRABAJO

Antes de automatizar más del 30% del proceso de producción de ladrillos huecos, la platense Cerámica Fanelli tenía entre 150 y 155 trabajadores. “Hoy tenemos 153”, contó a este diario el CEO de la empresa, Claudio Moretto. Y aclaró que todo eso fue acompañado por la multiplicación de la producción por 6.5 y por el pasaje de dos a tres turnos de trabajo.

“De producir 8.000 toneladas por mes pasamos a 52.000, y de dos turnos de trabajo a un sistema de producción continuo, con tres turnos rotativos de ocho horas cada uno”, apuntó.

“En nuestro rubro la tecnología no va en detrimento de la mano de obra. Todo lo contrario. Pues a quienes hacían a mano aquello que se fue automatizando, los capacitamos. Es decir que dimos un salto cuantitativo y cualitativo. Un robot no trabaja solo”, casi exclamó el empresario. “Requiere de un operador y de un técnico. El robot no va a controlar si se embaló un ladrillo roto”, graficó.

“Hacia 1985, 1987, se automatizó la salida de los ladrillos de la extrusora, así como la entrada y salida en la etapa de secado. En 2007, se automatizó el proceso de cocción. Es decir, la carga y descarga del horno. Quienes hacían todo eso en forma manual hoy lo realizan desde una computadora o un tablero de comando”, especificó.

Moretto admitió que hay actividades donde la mano de obra puede verse más afectada por la tecnología. “Por ello es vital apuntar a una mayor capacitación”, dijo. Es que, como mueren empleos, nacen otros. Pero ellos requieren de nuevos saberes. Y eso, a su vez, de “decididas políticas públicas”, remató Pablo Parente.

 

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Pablo Parente (Fundación Milenio).- “Hay dos bibliotecas. Una dice que la tecnología destruye el trabajo. Otra, en cambio, recuerda que ante cada revolución industrial siempre se pensó que la máquina iba a reemplazar al hombre. Y no fue así”

Claudio Moretto (CEO Cerámica Fanelli).- “​​​​​​​Un robot no funciona solo. No va a quitar el ladrillo roto que se embaló. En este rubro la tecnología no va contra la mano de obra. El personal fue capacitado y hoy lleva a cabo otras tareas”

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