Varones “en riesgo”: la ley de paridad de género impactará fuerte en la Legislatura

A principios de abril pasado, María Eugenia Vidal promulgó la ley de paridad de género para la integración de las listas de legisladores y concejales y consejeros escolares de la Provincia. Este año por primera vez se aplicará efectivamente ese procedimiento que obliga a los partidos políticos bonaerenses a armar las boletas con candidatos hombres y mujeres en igual proporción y en forma intercalada. La nueva modalidad traerá un fuerte impacto en la Legislatura, donde muchos diputados y senadores varones que terminan sus mandatos en diciembre ven ahora en serio riesgo la posibilidad de reelegir, por la necesidad de los partidos de poner 50% de mujeres y 50% de hombres en las boletas.

De los 69 legisladores que ingresaron en 2015 y que deben dejar sus bancas a fin de año, 52, es decir el 75%, son varones. Pero en virtud de la ley de paridad, después del recambio de diciembre, el lote de los que ingresen para el período 2019-2023 se aproximará bastante al 50 por ciento de mujeres y 50 por ciento de hombres. Por eso, hay muchos de los senadores y diputados bonaerenses tanto del oficialismo como de la oposición que hoy ven con preocupación que podrían quedarse afuera de las listas o en lugares incómodos que no les aseguren una renovación de sus mandatos legislativos.

La ley de paridad de género fue sancionada por la Legislatura en 2016. Ya se aplicó -aunque con algunas cuestiones sin resolver- en las elecciones legislativas de 2017. La reforma fue impulsada por mujeres diputadas y senadoras de distintos espacios y se votó en las dos cámaras, aunque hasta hace algunas semanas atrás Vidal no la había puesto en funciones en forma plena. Por eso, por ejemplo, en los últimos comicios no había un procedimiento claro para cuestiones grises a partir de situaciones puntuales. Por ejemplo, la que se presentaba cuando un partido iba a internas y después debía fusionar candidatos entre las listas ganadoras y perdedoras en la PASO para ir a la general. ¿Qué debía prevalecer? ¿La regla de paridad o la voluntad del voto de los que participaron en la Primaria?

La ley de paridad venía a ampliar la reforma que se inició en 1991 en el sistema político argentino, cuando se sancionó la ley que establecía un cupo de un tercio de las listas para candidatas mujeres. Básicamente, apuntaba a que en los cuerpos colegiados haya un escenario lo más cercano posible al 50 por ciento de mujeres y 50 por ciento de hombres. Por ahora, en la Legislatura bonaerense todavía se está muy lejos. Con la composición actual, que surgió después del recambio de fines de 2017, las mujeres ocupan menos del 35 por ciento de los escaños en Diputados y en el Senado.

Eso, en virtud de que la enorme mayoría de los partidos decidió en las últimas elecciones que las listas sean encabezadas por varones y que sean las mujeres las que vayan en los lugares pares de la boleta. De esa forma, sobre todo en las secciones en que varias fuerzas llegaron al piso y metieron legisladores, la proporción de varones que asumieron bancas fue mucho mayor que el de mujeres.

RENOVACIÓN FEMENINA

Con todo, en la camada de legisladores 2017-2021 hubo mayor equidad que en la camada anterior, la de 2015-2019, que termina mandato a fin de año, donde ingresaron 75 por ciento de hombres y 25 por ciento de mujeres. Por eso, en estas elecciones el peso de la ley de paridad se hará sentir fuerte en la Legislatura.

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En las secciones electorales más importantes, la situación está más acentuada aún. Por la Primera sección electoral, del norte del Conurbano, este año se renovarán 15 bancas de diputados. Once corresponden a varones y sólo cuatro a mujeres. En Cambiemos, el escenario genera un dolor de cabeza para varios de los varones que aspiran a reelegir bancas, como César Torres, Daniel Ivoskus o Walter Carusso.

En la Tercera, la populosa sección del sur del Gran Buenos Aires donde el kirchnerismo tiene su principal reserva de votos, se elegirán este año nueve senadores. La disparidad de género es profunda. Son ocho varones y una sola mujer, la macrista Lorena Petrovich. Los tres senadores de Unidad Ciudadana son varones, por lo que varios quedarán fuera de carrera: el matancero Daniel Barrera, Santiago Carreras y el camporista Jorge “Loco” Romero, quien entró en reemplazo de Magdalena Sierra y que no participa de las sesiones del cuerpo desde que el año pasado se conoció una denuncia de abuso en su contra.

Una situación similar se presenta en la Quinta sección electoral, donde este año se eligen 11 diputados para el período 2019-2023. Nueve de esos once que terminan son hombres y sólo hay dos mujeres en la lista. Cambiemos es quien más bancas pone en juego: cinco, con sólo una mujer (Liliana Denot). De esa forma, en el oficialismo habrá varios de los varones que verán complicadas sus chances de reelegir. Los marplatenses Maxi Abad (presidente del bloque) y Guillermo Castello (que responde a Carrió) son algunos de los que terminan. En el espacio del Frente Renovador y aliados, son cuatro las bancas en juego y sólo una es de una mujer, así que en el grupo que integran Ramiro Gutiérrez, el empresario Javier Faroni y el marplatense Juan Manuel Cheppi alguno quedará afuera.

En la Cuarta sección se eligen 14 diputados, diez mujeres y cuatro varones. Por Cambiemos entraron cuatro varones y dos mujeres. Ahora, la lista deberá armarse con una paridad de 50/50, así que son varios los diputados que no tendrán chances. En la lista están Marcelo Daletto, el radical Jorge Silvestre, el ruralista Mauricio Vivano y Oscar Sánchez. El kirchnerismo, en tanto, renovará cuatro bancas, todas ocupadas hoy por varones: Mauricio Barrientos, Miguel Funes, Lauro Grande y Avelino Zurro.

Rige la ley que obliga a los partidos a armar las listas con hombres y mujeres en igual proporción