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Economía Dominical |UN PROBLEMA SOCIAL QUE CRECE

El retroceso de la clase media: ya no llega a ser ni un tercio de la población

El derrumbe de la economía y la pandemia hicieron que por primera vez en décadas las clases media y media-baja representen el 32% de la población. El año pasado eran el 45 por ciento. La clase baja ya alcanza al 64%

El retroceso de la clase media: ya no llega a ser ni un tercio de la población
Esteban Pérez Fernández

Esteban Pérez Fernández
eperezfernandez@eldia.com

11 de Octubre de 2020 | 06:15
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Pandemia, endeudamiento, devaluación y derrumbe económico. Todas causas suficientes para modificar drásticamente el entramado social argentino, que otrora lucía con orgullo una clase media amplia y pujante, sinónimo de movilidad social ascendente, que ponía a nuestro país en los primeros planos de Sudamérica en muchos guarismos sociales y económicos.

Hoy los crudos números del 2020 muestran una pirámide social bien distinta, en donde los más ricos representan el 4 por ciento de la población y los hogares pobres el 64 por ciento, mientras que los de clase media y media baja cayeron por primera vez en décadas por debajo del tercio de la población nacional, representando al 32 por ciento de los hogares argentinos.

Un estudio de Moiguer Compañía de Estrategia en base a números oficiales del Indec, la Cepal y el Banco Central de la República Argentina revela que el efecto de la pandemia es muy fuerte en la composición social del país. Dos datos marcan con crudeza esta realidad: la clase media y clase media baja representa a solo el 32% de la población, contra el 45% del año pasado; mientras que la clase baja alcanza al 64% de los hogares argentinos, frente al 50% que representaba en 2019. El estudio revela que el número de argentinos que de acuerdo a sus ingresos son clasificados por las estadísticas como “clase baja extrema” se incrementó en cinco puntos en un año, pasando del 20% al 25 por ciento; mientras que la llamada “clase baja” aumentó nueve puntos, pasando a componer 39 por ciento de la población, contra el 30 por ciento de hace un año. En la medición la clase alta apenas retrocedió del 5 al 4 por ciento entre 2019 y este año.

El análisis socioeconómico de la consultora Moiguer revela que “el COVID es un momento de shock que se siente por igual en otros países. En la Argentina el 23% de los hogares presentaron una caída en su nivel socioeconómico frente al año pasado y la clave es ver cómo será la recuperación y cuánto tiempo va a demandar. Las pirámides se elaboran no sólo a partir de los ingresos y los bienes y servicios a los que se puede acceder, sino también tomando otros factores como los estudios y el capital social de una persona. Una persona cae de nivel económico porque pierde el trabajo, no porque le descolgaron el título de profesional de la pared”.

LAS RAZONES DE UNA CAÍDA DOLOROSA

Juan Fusé, contador platense experto en temas tributarias, le explicó a EL DIA que “los ingresos de las personas, para determinar su riqueza, se miden en dólares, para así poder comparar en todo el mundo de manera homogénea. Hoy en nuestro país una persona que cobra un sueldo de empleado de comercio, junta apenas unos U$S200 por mes. Por eso las causas que empujan a la clase media a ‘desaparecer’ sin dudas tienen nombre y apellido y se llama Gobierno Nacional. Éste se ha encargado en las últimas décadas de lograr este objetivo. Sumando a esta voluntad un condimento innovador que se llama pandemia, se logra una receta explosiva para golpearla. Este problema mundial solo aceleró el proceso de achicamiento de los sectores medios que los Gobiernos vienen practicando. Una persona que se cae de la clase media no solo ve afectada su economía, sino también su salud, educación, recreación, y otros aspectos de su vida social. Podemos ver como los gobiernos muestran su impericia para frenar la inflación, tal vez el mayor flagelo para que estas familias pierdan definitivamente la posibilidad de ahorro, vean como su capacidad de compra va mermando y deben adquirir productos de segundas o terceras marca, ven sus ingresos derritiéndose como un helado al sol y así van cayendo de la tabla a la zona de descenso. Los gobiernos continúan aumentando el gasto público y esta pandemia ha justificado gran parte de ellos, pero esto no es gratis, obviamente debe ser financiado y lo hacen en parte con inflación, que afecta a la clase media y otra parte la paga con el aumento de los incontables impuestos que deben padecer. Por su puesto que las clases altas también abonan estos impuestos, pero proporcionalmente les impacta significativamente menos y junto con la inflación solo afectan tangencialmente su capacidad de ahorro. Por otro lado, las clases bajas sufren sobremanera estas dos cuestiones pero el gobierno es tal vez a la que más asiste con planes, asignaciones y el constante arrullamiento para que sobrevivan y la clase media, esa de la que podíamos estar orgullosos como país, se va extinguiendo”.

En tanto, el economista de la Fundación “Libertad y Progreso” Aldo Abram sostuvo ante este diario que “si te imaginás un buque grande tenés distintos pisos debajo de la cubierta con las distintas clases sociales. Los que están debajo de la línea de flotación, que es la gente pobre, y después tenés dos pisos más arriba, clase media, y más arriba clase alta. Lo que le pasa a la Argentina es que lleva siete décadas de decadencia y esto ha hecho que cada vez más gente esté bajo la línea de flotación o pobreza y eso ha sido continuo, con períodos de crisis en los que el barco se hunde más y otros en los que vuelve a salir, pero entró más agua, por eso siempre hay más gente debajo de la línea de pobreza que antes de la crisis, y eso va a ser una constante mientras Argentina no cambie de rumbo. Este año nos agarró la cuarentena y el Gobierno nos quiso vender la idea mágica de que el Estado podía hacernos mantener nuestro nivel de vida, eso es falso, no existe. Si yo dejo de trabajar y me voy un año de vacaciones cuando vuelva voy a ser más pobre y eso es lógico, pero no podemos vivir la fantasía de que voy a volver y tener el mismo patrimonio que antes. Argentina, como si fuese una familia, muchos de sus miembros dejaron de trabajar durante la cuarentena y eso nos empobreció. Hoy el dato de pobreza de 40 por ciento es del primer semestre, hoy es más probable que estemos en el 45 por ciento, así que tenemos dos problemas hacia adelante: este barco que se está llenando cada vez más de agua no tuvo grandes cambios de rumbo ni con este gobierno ni con los de Macri, los de Cristina y los anteriores y manda cada vez más gente debajo de la línea de flotación por eso no creo que en el mediano plazo podamos tener mejoras en los índices de pobreza”.

Para el economista Guido Lorenzo, director de LCG Consultora, “la crisis lo que provocó es que sectores de clase media y media baja acostumbrados a recibir sus ingresos no de parte del Estado sino por el fruto de su trabajo y eso genera mucha incertidumbre y angustia”. En declaraciones a este diario explicó que “así se está creando una red de contención muy valiosa en situaciones adversas pero de la cual el Estado no se puede hacer cargo en forma permanente, por eso el gran problema de esto es la reinserción en el mercado laboral de esa población que cayó en el asistencialismo estatal para que no se vuelva un problema estructural y Argentina siga deteriorando a su clase media, que es a la que se apela a la hora de la recuperación, es la que principalmente paga muchos de los impuestos de los que recauda el Estado y tiene que soportar esa carga, y además la que mueve el consumo”.

LOS DATOS NACIONALES

Las cifras de desempleo y pobreza son mucho más dramáticas que las reflejadas en los últimos informes oficiales del Indec.

Desde una usina kirchnerista elaboraron un informe en el que aseguran que la pobreza trepó al 46 por ciento y alcanza a 20,8 millones de argentinos, y que el desempleo actual es del 29,1 por ciento.

Así lo revela un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas elaborado por el economista K y director del Banco Nación, Claudio Lozano, junto con Agustina Haimovich, en base a los datos difundidos mediante la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el Indec en 31 aglomerados urbanos del país.

Desde el Instituto que dirige Lozano hicieron una proyección de los números del Indec pero teniendo en cuenta al total de los 45 millones de argentinos, ya que la medición oficial se circunscribe a 31 conglomerados urbanos.

“Como ese informe oficial no incluye la población rural, la pobreza daría 46 por ciento si se proyecta al resto del país y el número de personas llegaría a 20,8 millones”, explican.

Las características de la irrupción de la pandemia y las medidas de aislamiento implementadas generaron como particularidad de esta crisis que casi la totalidad de la población que perdió su empleo no pasara a buscar activamente otra ocupación sino que se retirara del mercado de trabajo, contrayendo así la cantidad de población económicamente activa.

Así, la destrucción de empleo en el segundo trimestre fue del 20 por ciento, lo cual se tradujo en casi 3,7 millones de puestos de trabajo menos. Sin embargo, en un marco de caída inédita del empleo, la desocupación “sólo” llegó al 13,1 por ciento debido a que se produjo también un fuerte descenso de la tasa de actividad, que implicó que 3,6 millones de personas dejaran de buscar trabajo. Si eso no hubiera ocurrido, la tasa de desocupación habría llegado al 29,1 por ciento. De este modo, el shock de oferta y demanda provocado por la crisis económica en el marco de las restricciones impuestas por las medidas de prevención sanitaria desalentó la búsqueda de empleo manteniendo virtualmente contenida la tasa de desocupación, destaca el informe de los economistas.

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